Capítulo 14

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Me encuentro en mi habitación, recostada en la cama mientras las notificaciones de mi teléfono iluminan la penumbra. Seguidores nuevos, "me gusta" dispersos. Aburrida de mi teléfono decido llamar a Lucas.

La nostalgia me impulsa a marcar su número, necesito escuchar su voz. Al tercer tono, su voz soñolienta cruza la línea.

— ¿Qué? — Su tono aburrido, típico de Lucas, es un bálsamo para mi inquietud.

— Lucas... — susurro, mi voz temblorosa.

Su jadeo de sorpresa resuena en mis oídos, y aprieto los puños, luchando contra las lágrimas.

— ¡Mierda Raven! Te he extrañado un montón. ¿Cuándo regresas?

Muerdo mi labio, maldiciendo en silencio. No puedo volver, no ahora que...

— No... no voy a regresar, Lucas. — El silencio al otro lado de la línea es ensordecedor.

— ¿Qué? ¿Por qué? Si algo sucede, dímelo...

Una lágrima traicionera escapa, y la seco con un gesto rápido.

— Tengo... — tomo aire, buscando las palabras —. Lucas, estoy enamorada, ¿vale? No sé si es amor o obsesión, pero aquí es donde debo estar. Aquí es donde, de alguna manera, puedo ser feliz.

El silencio dura pocos minutos.

— ¡Eres mía, Raven! — Su grito atraviesa la línea, un puñal de posesión. — ¡No te atrevas a olvidarlo! ¿Me oyes? ¡Te encontraré y te arrastraré de vuelta a la realidad, nuestra realidad!

— ¿Qué? Lucas no estoy entendiendo, por favor...— Mi voz es un susurro confundido.

— No hay "por favor" que valga. — Escupe las palabras, cada sílaba una promesa de venganza. — Has elegido tu camino, y ahora enfrentarás las consecuencias. No importa dónde te escondas o con quién te acuestes, siempre serás mía. Y pagarás por esta traición.

El clic sordo al otro lado de la línea indica que la llamada terminó, dejándome envuelta en un mar de confusión, irá y tristeza.

Con un movimiento brusco, lanzo el teléfono al otro extremo de la cama, donde aterriza con un sordo golpe contra las almohadas. Me levanto, estirando cada músculo tenso, y con manos temblorosas, aliso las arrugas de mi vestido. Cada paso hacia la cocina es un eco de mi agitación interna.

El pasillo se extiende ante mí, desierto y silencioso, como un testigo mudo de los secretos que se esconden tras cada puerta. Una fuerza invisible me arrastra hacia la habitación de Alek, y aunque cada fibra de mi ser me grita que me detenga, no puedo resistirme. Respiro hondo, llenando mis pulmones con el aire cargado de la mansión, y cruzo el umbral de su santuario sin previo aviso.

La habitación de Alek es un reflejo de él: ordenada, imponente, y con un toque de misterio que cuelga en el aire. Mis ojos se pasean por cada rincón, deteniéndose en la gran cama matrimonial que domina el espacio. Un recuerdo dulce y amargo aflora, y una risita se me escapa, recordando aquel día en que Alek, con una sonrisa torcida, me presentó dos bandejas repletas de chocolates, su forma silenciosa de pedir complacerme sin pronunciar palabra alguna.

Aunque Alek parecía ausente, una corazonada me impulsó a revisar el baño. Quizás allí lo encontraría, tal vez emergiendo de la ducha con su torso musculoso al descubierto, adornado por el tatuaje de una serpiente que se enroscaba en su piel como un símbolo de poder y peligro.

Con un toque delicado, llamo a la puerta del baño, pero no hay respuesta. Giro el pomo lentamente y entro en el santuario de mármol y cristal, digno de un hotel de cinco estrellas.

Venganza: Trato Con El Boss (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora