El auto se detiene frente a la casa de estilo victoriano. Inspiro profundamente, dejando que el aire puro con esencia de las rosas que cultiva mi tía en su jardín llene mis pulmones. La casa, con su fachada ornamentada y sus techos altos, parece sacada de un cuento antiguo. Las ventanas puntiagudas y los vitrales reflejan la luz de la luna, creando un juego de sombras en el suelo. De reojo, miro a Jasper y noto su tensión; su mandíbula está apretada y sus ojos se niegan a seguir observando la fachada frente a nosotros.
-Será rápido -le aseguro, y lo veo asentir. Sin más preámbulos, me apresuro a la puerta de entrada, saco mi arma y le disparo a la cerradura.
Le doy una patada a la puerta y entro en la acogedora casa. El interior es igual de impresionante, con molduras decorativas en el techo y una gran escalera de madera que se eleva majestuosamente. El aroma a madera antigua y a rosas frescas llena el aire.
-¡Katia! -grito, disparando al jarrón posicionado sobre una mesita auxiliar cerca de la entrada-. Sal de donde quiera que estés, tenemos que hablar.
Me siento en el mullido sofá de la sala, cuyos cojines están bordados con intrincados diseños florales. Entonces la veo salir de la cocina, llevando una bandeja con tazas de té. Su ceño está fruncido en molestia, provocando más arrugas en su rostro. Su mirada divaga por la puerta abierta de par en par, por el jarrón de cerámica japonesa destrozado en el suelo, y finalmente sus ojos se posan en Jasper, quien se ha mantenido callado y apartado en algún lugar de la sala.
-Jasper...
Miro a mi primo; se tensa aún más y, sin poder resistirse, lleva una de sus manos a su pistola y le apunta a Katia, observándola con odio. Maldigo entre dientes y me apresuro a llegar hasta ella, posicionándola detrás de mí.
-Tienes que calmarte -le digo, un poco confundida por su actitud.
Respira profundamente, sus fosas nasales se ensanchan de furia, y la pistola continúa apuntando directamente a mi frente.
-Y una mierda, ella va a sufrir -su voz es grotesca-. Muévete, Raven.
-Hijo, lo siento, lo siento mucho -escucho a Katia susurrar detrás de mí, su tono tembloroso y amortiguado, está llorando-. Nunca quise que sucediera de esa manera.
La mirada de Jasper se convierte en una de desdén, y la reconozco de inmediato: decepción mezclada con furia y dolor.
-¡Ni siquiera me dejaste despedirme! -grita, una lágrima resbalando por su mejilla que seca rápidamente con furia-. Me abandonaste como a un perro, me dejaste a mi suerte con una familia que no deseaba.
Katia tiembla, su rostro pálido.
-Fue por tu bien, hijo mío.
-Perra, no tienes derecho de llamarme hijo -ruge, el odio teñido en su voz-. No después de haberme quitado ese título.
Con esas palabras, enfunda su arma y sale de la casa. Me permito respirar y entonces me vuelvo para observar a Katia, mi mirada perforándola. Ni siquiera tiene una lágrima en su rostro.
-Tenemos que hablar.
Con una de sus manos, apunta a la sala.
-Después de ti.
Me encamino hacia el sofá y tomo asiento, cruzando mis piernas en el acto e ignorando el dolor punzante en mi costado. Dios, siento como si me hubiesen acuchillado un millón de veces; seguramente los puntos debieron haberse soltado por todo el ajetreo.
Katia me observa, imperturbable, sus manos sobre sus rodillas y su espalda recta como un palo de escoba. Poco se habla de lo buena que es peleando y creando estrategias, traicionando a la gente por su propio beneficio.
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Venganza: Trato Con El Boss (#1)
RomanceRaven Kozlova, una sombra del pasado, regresa a la mansión que la vio caer. Educada para proteger y luego traicionada, su vida se entrelaza con Alek, el rey de la mafia que juró amarla y protegerla. Pero en un mundo donde el poder lo es todo, ¿puede...