Alek.
La puerta de la mansión se estrella contra la pared con un estruendo que resuena por todo el maldito lugar. El eco del golpe se mezcla con mis pasos firmes mientras avanzo por el vestíbulo con Raven en brazos. Su cuerpo se siente frágil, demasiado liviano, como si la vida estuviera deslizándose de ella. Su sangre moja mi camisa, pegándose a mi piel, y el miedo, ese puto miedo que rara vez me alcanza, me aprieta el pecho como un puño de hierro.
—¡Hayden! ¡Lía! —rujo, mi voz golpea las paredes como un trueno.
Los encuentro en la sala, despreocupados, charlando como si el puto mundo no se estuviera cayendo a pedazos.
La imagen de Raven hace que el rostro de Hayden se descomponga. Lía se pone de pie de inmediato, sus ojos analizan la situación con rapidez, pero yo ya estoy lanzando órdenes.
—Lía, llama a la doctora Petrescu. Ahora.
Ella asiente sin discutir, sacando el teléfono mientras yo sigo avanzando.
—¡Mikhail ha llamado, Boss! —una voz me detiene por un segundo. Uno de mis hombres, con el teléfono en mano, la tensión en su postura es evidente—. Dice que va de camino.
Mikhail.
Una furia helada me recorre el cuerpo. Justo ahora. Justo cuando Raven está así.
—Que lo esperen en la entrada —ordeno con los dientes apretados—. Nadie lo deja moverse sin mi permiso.
Reanudo mi camino hasta la habitación médica privada. La camilla ya está lista, y con sumo cuidado, la recuesto sobre las sábanas blancas, que se manchan de rojo en segundos.
Joder.
Su piel está helada, pálida. Su rostro, siempre lleno de vida, es ahora una máscara vacía, llena de cortes y moretones. Su respiración es tan débil que tengo que acercarme para asegurarme de que aún está ahí.
Le paso una mano por el cabello enredado, apartando los mechones oscuros de su rostro.
—No te atrevas a dejarme, koroleva —mi voz es un murmullo bajo, áspero, casi una súplica.
El sonido de pasos apresurados rompe el momento. La doctora Elena Petrescu entra con rapidez, con su maletín en una mano y la mirada afilada.
—¿Qué pasó?
—Balas, cortes, hematomas… —escupo las palabras con furia—. ¡Sálvala!
La doctora se acerca a Raven y empieza a revisarla de inmediato, sus manos expertas moviéndose con precisión.
—Necesito espacio. Todos fuera.
—No me voy a mover.
—Alek —su tono es firme, sin margen de negociación—. Si quieres que haga mi trabajo, sal de aquí.
Mierda.
Unas manos fuertes me sujetan del brazo. Hayden.
—Hermano, tienes que dejarla trabajar —dice en voz baja, pero firme.
Me quedo un segundo más, mis ojos recorriendo el cuerpo inerte de Raven.
Lía me empuja hacia la salida con un leve toque en la espalda.
—Vamos, Boss.
La puerta se cierra, dejándome en un pasillo donde el aire se siente denso, pesado. Me paso una mano por el rostro, tratando de calmar la tormenta en mi interior.
—Refuercen la seguridad de la mansión —ordeno con voz de hierro—. Quiero hombres en cada entrada, cada pasillo, cada jodido rincón. Nadie entra o sale sin mi permiso.
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Venganza: Trato Con El Boss (#1)
RomanceRaven Kozlova, una sombra del pasado, regresa a la mansión que la vio caer. Educada para proteger y luego traicionada, su vida se entrelaza con Alek, el rey de la mafia que juró amarla y protegerla. Pero en un mundo donde el poder lo es todo, ¿puede...