Capítulo 6

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El estruendo en la puerta me arranca de un sueño que se desvanece rápidamente. Frotándome los ojos, distingo voces alteradas al otro lado. Ajusto mi pijama y, bostezando, abro la puerta para encontrarme con Helena, cuyo rostro arde en ira.

-Buenos días, Hele... -mi saludo se corta cuando su mano se estrella contra mi mejilla, no lo suficiente para girar mi rostro, pero sí para encender una chispa de molestia.

Toco mi mejilla, tomando tres profundas respiraciones para calmarme. Al lado de Helena, la chica que me recibió anoche me observa con una sonrisa burlona.

Cierro los ojos, bloqueando los insultos de Helena. La furia hierve dentro de mí, recordando la única otra vez que sentí una bofetada así.

Flashback.

Era una niña entonces, jugando en el jardín de una mansión que parecía sacada de un cuento de hadas.

-Raven, ven aquí, princesa -me llamó esa voz que adoraba y por la cual sentía una inmensa admiración.

Dejé la flor en el suelo y corrí hacia sus brazos, envolviéndome en su aroma a tabaco.

-Ven, princesa, te he comprado unos juguetes.

Lo seguí a su despacho y, sin previo aviso, una bofetada me giró el rostro, dejando una sensación palpitante en mi mejilla.

Las lágrimas se acumularon en mis ojos, mis puños se cerraron, impotentes ante la injusticia.

-¿¡Eres idiota!? -rugió, su voz retumbando como un trueno-. ¡Nunca vuelvas a humillar a mi hijo así! ¿¡Entendido!?

-Yo solo lo defendía -protesté con voz temblorosa.

Golpeó el escritorio, y yo peguun respingo.

-¡Falacias! Solo te pedí que lo cuidaras, y me pagas con esta traición. No quiero verte cerca de él. Nunca más.

A mis diez años, no podía comprender cómo el hombre que amaba como a un padre podía desear mi ruina y la de mi familia, solo por proteger a su hijo.

Fin del flashback.

Vuelvo al presente cuando Alek interrumpe, reprendiendo a Helena

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Vuelvo al presente cuando Alek interrumpe, reprendiendo a Helena.

-¡Basta, Helena! Llévate tus cosas y vete -ordena con una voz que no admite réplica.

-¡Soy tu esposa! No puedes...

-Te dije que te fueras. ¡Ahora! -insiste con firmeza.

Helena se marcha con pasos pesados, seguida por los sirvientes. Paso una mano por mi cabello y miro a Alek, quien acaba de regresar del gimnasio, su camiseta sin mangas revelando bíceps sudorosos. Sus ojos grises me escudriñan, provocando un rubor involuntario.

-Buenos días, koroleva -saluda con el apodo que me dio desde que entré a su despacho.

-Buenos días, Alek -respondo, y sus ojos se entrecierran-. Parece que a tu esposa no le caigo bien.

Venganza: Trato Con El Boss (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora