Capítulo 10

529 51 3
                                    

Raven.

La calidez de su boca cerca de mi oído enciende una chispa en mí, y un escalofrío involuntario recorre mi espalda. Aún aturdida por sus palabras, trago saliva y me cruzo de brazos, manteniendo una expresión neutra.

— No creo que esto logre satisfacer mis fantasías — digo, centrando mi atención en su garganta, intentando distraerme para no caer al borde de la locura.—Tengo muchas... —elevo la mirada hacia sus ojos y muerdo mi labio inferior, tentándolo con el gesto.—Pero no te beneficiarás de esa información. Lo siento.

Me deslizo junto a él y tomo asiento en el sofá en forma de L, cruzando las piernas y acomodándome mientras observo su ancha espalda.

Lamo mi labio inferior y aprieto mis muslos, sintiendo una mezcla de anticipación y nerviosismo.

—No creo que aguantes mucho, querida — dice Alek, girándose y caminando hacia la mesa de madera caoba. Se sienta en una de las puntas, mirándome directamente.

Nos sumergimos en una batalla de miradas, interrumpida solo cuando alguien toca la puerta tres veces.

Alek no aparta su vista de la mía, sino que su sonrisa se ensancha aún más.

Entrecierro los ojos en su dirección y alzo el mentón, desafiante.

— Adelante —dice con autoridad.

La puerta se abre y un chico moreno de cabello castaño oscuro y ojos verdes entra en la habitación. Viste unos vaqueros ajustados y una sudadera blanca que resalta el tono de su piel. Su atractivo es innegable, y la mirada directa que me lanza antes de cerrar la puerta revela su confianza.

Alek nota su presencia y su expresión se endurece de inmediato.

— Sigor, ¿has traído lo que te pedí? — pregunta Alek, su voz casi un gruñido.

Sigor asiente y saca de los bolsillos de su sudadera varios chocolates, los coloca sobre la mesa y se retira en silencio. Observo a Alek, luego a los chocolates con incredulidad.

— Necesito, koroleva, que mientras trabaje te mantengas aquí, disfrutando de estos chocolates —dice Alek con calma, rodeando el escritorio para tomar asiento.

Hago un mohín y me levanto del cómodo sofá.

—¿En serio vas a trabajar ahora? — pregunto, sujetando mis chocolates como si fueran un tesoro.— Eres el Boss, el rey. Deberías dejar que otros hagan el trabajo por ti... dime, ¿qué es lo que tanto te absorbe? ¿Acaso es algo que yo debería saber?

Alek levanta la mirada hacia mí, una sonrisa ladeada aparece en su rostro.

— Querida, hay cosas que incluso una reina no necesita saber.—Se reclina en su silla—. Pero me intriga, ¿por qué el súbito interés en mis asuntos?

Me inclino hacia adelante, apoyando mis manos en la mesa.

— Porque un buen monarca debe estar informado... y yo,—susurro— soy muy buena en mi papel.

Alek se levanta, su altura imponiéndose.

—Eres astuta, Raven. Pero no subestimes el juego al que estás jugando —Da un paso hacia mí—.No todo es lo que parece, y no todas las cartas están sobre la mesa.

Venganza: Trato Con El Boss (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora