Capítulo 15

665 70 4
                                    

Dos semanas han transcurrido desde aquel encuentro ardiente con Alek. Desde entonces, se ha dedicado a evitarme, su ausencia en los desayunos es cada vez más notoria. Esa indiferencia suya, lejos de aplacarme, me irrita profundamente. ¿Acaso pretende fingir que no pasó nada?

Me encuentro junto a la piscina del jardín, dejando que el sol acaricie mi piel mientras me pierdo en las páginas de una novela romántica. Es mi género favorito, aunque jamás lo admitiría en voz alta; no puedo permitirme mostrar debilidad, ni siquiera a mí misma.

La paz no dura mucho.

—¿No te aburres de no hacer nada, Raven? —la voz de Helena corta el silencio como un cuchillo mal afilado.

Levanto la mirada del libro y la veo de pie junto a la piscina, con los brazos cruzados y esa expresión de superioridad que parece ser su sello personal.

—Podrías, no sé, empezar a ser útil —añade con un tono cargado de veneno—. O mejor aún, marcharte de una vez.

Suelto un largo suspiro y cierro el libro, marcando la página con calma antes de ponerme de pie.

—¿Acaso no tienes nada mejor que hacer que molestarme? —digo mientras recojo mis cosas.

—¿Molestarte? No, nunca me canso de verte caer, querida —responde con una sonrisa maliciosa, dando un paso más cerca.

Estoy al borde de la piscina y, por el brillo en sus ojos, sé exactamente lo que planea hacer. Pero antes de que logre empujarme, giro sobre mis talones y agarro sus muñecas con fuerza.

—¿Qué haces? —grita, luchando contra mi agarre, pero ya es tarde. Está al borde de perder el equilibrio, su cuerpo pendiendo sobre el agua mientras la sostengo.

Sonrío. Una sonrisa lenta, cargada de burla.

—Oh, querida Helena, parece que los papeles se invirtieron, ¿no? —mi tono es tan suave que parece una caricia, pero mi mirada es puro desafío.

—Raven, no te atrevas —su voz ahora es temblorosa, y puedo notar cómo su confianza empieza a flaquear.

—¿No te atreva? ¿Qué crees que haré? ¿Lanzarte al agua? —miro hacia sus muñecas atrapadas en mis manos y, fingiendo pensarlo, añado—. La verdad, suena tentador.

Antes de que pueda responder, escucho una risa baja detrás de mí. Mi corazón da un vuelco porque sé exactamente quién está allí, observando la escena con diversión.

—¿La lanzo o no, Alek? —pregunto sin girarme, con un tono despreocupado.

—Hazlo —responde su voz grave desde detrás de mí. Es tranquila, casi perezosa, pero con ese borde de autoridad que nunca pierde.

Miro a Helena directamente a los ojos y suelto sus muñecas.

—Adiós, Helena.

Su grito de pánico apenas dura un segundo antes de ser ahogado por el chapuzón. Me doy la vuelta con una sonrisa en los labios, encontrándome con Alek, que ahora está apoyado en un poste cercano, observándome con una mezcla de diversión y admiración.

Intento pasar de largo, pero su mano se cierra alrededor de mi brazo antes de que pueda dar más de tres pasos.

—¿Qué? —pregunto, girándome para mirarlo, con el libro apretado contra mi pecho.

Venganza: Trato Con El Boss (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora