Vergüenza.

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Al día siguiente Fyodor ya iba saliendo con el payasito entre sus brazos al darse cuenta solo sonrió.

- ¿Qué despistado estoy?, es que cargarte ya se me ha hecho cotidiano es como llevar mi celular.-

- ¡Es porque no podemos vivir el uno sin el otro, entiende!.-

- Bueno te quedas en casa.- Tiro a Nikolai en su repisa.

- ¡No... no me abandones aquí, estoy pasando una terrible crisis ni siquiera sé si aún estoy vivo, Fyodor llévame contigo a clases, si me quedo aquí solo pensare en mi terrible muerte y... y llorare todo el día!.-

El ruso termino de alistarse, iba a salir pero no fue capaz de dejarlo, se dio cuenta que le daba tristeza dejarlo solo en la casa. Se quedó mirando a su muñequito y solo suspiro derrotado.

- Creo que hablaré con un psicólogo de esto. No puedo tener un muñequito como manta de apoyo emocional.-

Por más que trato de convencerse no pudo salir sin Nikolai, para no avergonzarse y perder contra Puskhin, guardo al payasito en lo profundo de su bolso.

Así Nikolai paso las primeras clases dormitando entre el libro de lenguas y la comida de Fyodor.

A la hora de la colación.

- Fyodor estoy orgulloso de ti. Lograste romper el embrujo que te tenía atado al muñequito diabólico.-

- Alexander es obvio que iba a dejar al payasito en casa, ¿cómo se te ocurre que iba a perder contra ti?.-

- Ya dejen de hablar de eso vamos a comer algo.-

- Tienes razón Iván. Voy a buscar un jugo, guárdenme un puesto.- Fyodor le entrego la mochila a Iván, mientras compraba, sus amigos ya estaban sentados disfrutando su colación.

- Necesito comer algo dulce.-

- Ve a comprar algo.-

- No tengo nada de dinero, déjame ver si Fyodor tiene algún chocolate.-

- Pushkin no revises su bolso.-

- No pasa nada no se va a molestar por esto. ¡No lo puedo creer!,.- Pushkin saco a Nikolai de la mochila y se lo mostro a Iván, los dos chicos se miraron en silencio.

- ¿Qué ocurre, que pasa?. ¿Dónde está Fyodor?.- pregunto algo atontado el payaso, mirando a los amigos de Dostoyevski.

Al volver con su grupo Fyodor vio a Puskhin con su muñeco.

- ¡Fyodor no lo puedo creer hiciste trampa!.- Le reprocho de inmediato su amigo, moviendo a Nikolai de un lado a otro.

- ¡Puskin suelta a kolya!.-

- ¿Fyodor, no quisiste dejarlo en casa o no pudiste dejarlo en casa?.- Iván miro preocupado a Fyodor. El cual estaba completamente rojo de vergüenza y no le devolvía la mirada.

- ¡Ya déjenme tranquilo!.- Dostoyevski, no sabía dónde mirar para no ver a sus amigos a la cara.

- ¿Quizás tengas que hablar con alguien de esto?.- Iván seguía mirando con preocupación a su amigo.

- Igual te entiendo, es tu pareja, no te avergüences.- Pushkin no sabía que decir para aliviar el ambiente de incomodidad que se formó en el lugar, no quería hacer sentir mal a su amigo. - Si quieres le hacemos un espacio en la mesa y se sienta con nosotros. O ¿no sé?, si quieres nos presentamos; hola soy Alexander Pushkin amigo desde hace mucho tiempo de Fyodor, es un gusto conocerte Kolya. -

Intercambio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora