Ayuda.

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No podía evitar recordar los buenos momentos, como encontró a Kolya en ese callejón, todo el empeño que puso en limpiarlo, como lo acomodaba para que lo escuchara mientras practicaba el violonchelo, las noches que dormía abrazadito a su payasito y como hacían todo juntos, y es que desde que Kolya llego Fyodor no se separaba nunca de él, el muñequito lo escuchaba y era su incondicional acompañante y ahora no tenía nada, había quedado completamente solo o al menos así se sentía. Suspiro con amargura.

Se encontraba sentado en su cama, muy mareado y tembloroso intentando entender que había ocurrido, a su lado estaba Iván mirándolo de forma preocupada, sin saber bien que decirle.

- El medico dijo que es probable que te encuentres mareado y somnoliento por los calmantes que te dio, es mejor que te acuestes e intentes dormir.-

Fyodor escuchaba sin prestar atención, mentalmente repetía lo ocurrido a la salida de clases una y otra vez.

- ¿Fyodor me estas escuchando?.-

- Iván, Kolya, él se movió y hablo, cuando ese perro me iba a morder él se soltó de mi mano y se lanzó contra ese animal, mientras decía; no voy a dejar que muerdas a Fyodor.-

- No... no Fyodor tu perdiste el equilibrio, caíste y por suerte el payasito resbalo de tus manos y cayó dentro de la boca del perro si eso no hubiera pasado ese animal te hubiera mordido.-

- No Iván él se lanzó por su propia cuenta contra el perro y esa voz, es la misma extraña voz que escuchaba de mi casa, provenía del payasito, siempre fue él, ahora todo está muy claro Pushkin tiene razón el payasito es capaz de moverse, o al menos era capaz de moverse.- Contesto con tristeza.

- Fyodor aun estas muy alterado, por favor intenta dormir un poco, o mejor, vamos a mi casa, creo que lo mejor es que te vayas a quedar a mi casa.-

- No, no puedo Kolya, él solo se puede mover y hablar en mi casa, cuando estuvimos en tu casa o la de Alexander no se movió, me voy a quedar aquí.-

- Fyodor es imposible que tu juguete de trapo se mueva y hable, por favor intenta calmarte y pensar de forma lógica la situación.-

- Tienes razón, antes podía hablar y moverse, pero ahora quizás no pueda hacerlo.- Contesto con pesar el ruso, mirando su mano izquierda, en esta tenia apretado con fuerza lo que había quedado de Kolya,; su cabeza, un ojo y un brazo era todo lo que había logrado salvar del muñequito antes que los adultos cercanos al lugar se acercaran a ayudarlo y alejaran al perro, algo que llamo la atención de algunas personas es que el animal una vez que destrozo al juguete de trapo pareció calmarse e irse de forma dócil.

- Solo estas divagando.-

- Si, tienes razón estoy divagando y diciendo tonterías, aún tiene un brazo si le doy tiempo y descansa de seguro lograra mover su bracito y hablar como lo hacía en las noches, solo tengo que darle tiempo.-

Iván miro preocupado a su amigo y luego miro lo que quedo del payasito. Moviendo de forma negativa la cabeza, en estos momentos estaba muy preocupado por la salud mental de su compañero. Iba a agregar algo más a la conversación cuando escucho que golpeaban la puerta, al abrir se encontró con Alexander el cual entro directo a la habitación de Fyodor.

- ¡Fyodor te tengo una sorpresa, mira lo que traje!.-

El ruso levanto la mirada mirando a su amigo que venía junto a Sigma. - Ah que bien, trajiste a Sigma.- Contesto con desgano.

- No, Sigma me siguió.-

- Supe lo que ocurrió y estaba muy preocupado por ti Fyodor.- Contesto el bicolor sin saber que más decir.- Ah y Nikolai, le avise lo que paso y bueno él dijo que no podía venir porque no podía entrar a casas donde no lo han invitado previamente, pero espera que te encuentres bien y te manda saludos.-

Intercambio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora