Capitulo XVIII

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Capitulo XVIII

Cedric está en uno de los patios practicando el arte de su espada con algunos guardias, intenta no pensar en Meira pero en un movimiento la ve cruzar uno de los pasillos libro en mano, en ese momento uno de los guardias le propina un certero golpe en el estómago haciéndolo caer.

-Regla número uno según tú, Cedric, jamás distraerte. –dice entre risas.

Cedric tose y ríe mientras se pone en pie,

-Suficiente practica por hoy.

- ¿Para qué tantas practicas? No hay ninguna guerra ni amenaza. –dice uno de los oficiales.

-De donde vengo, los saqueos están a la orden del día o te defiendes o mueres... el reino goza de paz. Estas regiones están muy bien protegidas, pero nunca está de más saber luchar.

Se aleja del patio dirigiéndose hacia el interior del castillo, buscándola. Al fin la ve entrar a la biblioteca personal de la reina. Se cerciora que no haya nadie cerca y se escabulle al interior, la ve girar hacia la derecha entonces la sigue sigiloso. Cuando ella se dispone a colocar el libro en su lugar él le dice

- ¿Necesita ayuda alteza real?

Meira se gira sorprendida mira hacia todos lados y le susurra

- ¿Qué haces aquí? Alguien pudo verte.

-Me cercioré que nadie me viera entrar.

-Vete.

-No, primero debes escucharme.

-No aquí Cedric por favor.

-Meira te lo suplico.

-No.-dice intentado salir, pero él le cierra el paso. La aprisiona entre la pared y su pecho. Respira agitado mientras baila su mirada de sus ojos a sus labios. –Vete por favor, mi madre está paseando con Rhys puede verte.

-Mírame hoy, en nuestro lugar.

- ¿Meira?

La joven palidece y siente que su corazón deja de latir, la voz de Breogan llega a sus oídos, escucha pasos que entran al lugar

-Dime que sí. –dice Cedric.

-Si –susurra aterrada, pero vete.

Cedric la besa con delicadeza y se esconde tras una de las anchas columnas.

-Breogan, buen día. -dice apareciendo frente a él.

Él mira tras ella con sospecha y dice

- ¿Estás sola? Te escuché hablar.

-Claro que estoy sola, estaba conversando conmigo misma sobre qué lectura debo iniciar ahora que he finalizado otro libro.

Toma su brazo y lo guía a que la acompañe fuera de la biblioteca.

- ¿Sabes dónde está mi hermano? Me dijeron que hasta hace poco estaba jugando con los guardias reales.

- ¿Jugando?

-Espadas, no sé de donde mi hermano ha tomado esa afición a la pelea.

-Bueno la vida en las provincias es distinta, supongo que debe saber defenderse.

-Hemos cazado un siervo, han de prepararlo para la cena. Quisiera hacer un anuncio ante el rey.

- ¿Anuncio?

-Sí, pero es una sorpresa.

Cedric sale del castillo, está convencido que su hermano jamás romperá con el compromiso y él tampoco está dispuesta a perderla. Cabalga hasta la cabaña de Mael, al llegar ve a su mujer desollando unos conejos. Es de cabellera castaña y larga atada en una sola trenza, ojos café y piel de porcelana.

-Mael no dijo que vendrías. –bromea la mujer.

-Hola Helen, vine sin avisar, pero eso no impedirá que me regales un poco de esa carne.

-Pasa, pasa. Me sorprende verte aquí siempre buscas a Mael en los burdeles.

-Helen...eso es falso. -dice con exagerada indignación.

-Me contó las fiestas a las que lo llevaste cuando te visitó en las provincias.

-Te mintió. -dice entre risas.

-Pero pasa, toma un trago.

-Estoy bien solo quisiera conversar algo con Mael.

- ¿Problema de mujeres?

Cedric guarda silencio y asiente

- ¿Puedo confiar en ti, cierto?

- Cedric solo que preguntes eso, me hace cuestionarme si vale la pena que yo confíe en ti.

-Es Meira.

Helen deja caer el conejo desollado, lo ve fijamente sin saber qué decir hasta que al fin habla

-Así sin más y sin ninguna explicación- dice consternada.

Mael sale del interior de la vivienda y le llama la atención la expresión de asombro en el rostro de su mujer.

- ¿Qué ocurre?

- ¿Tu sabías?

- ¿Saber qué?

Helen no dice nada solo señala en dirección de Cedric, sostiene el cuchillo ensangrentado en su mano

-Helen... -dice Mael hasta que al final comprende. - ¿Le dijiste?

-Necesito el consejo de mi buen amigo y como la voz de tu razón es Helen.

-Vaya. -dice Mael con seriedad.

-Cedric, enloqueciste. La princesa está comprometida con...tu hermano.

-Pero no lo ama. Y estoy casi seguro que...

-Él la ama. -interrumpe Mael- Ama la posición por supuesto, pero también la ama a ella.

Cedric se sorprende ante el cambio de actitud de Mael pero insiste diciendo

-Talvez, pero no serían felices. Si la ama será capaz de dejarla libre, él podría casarse con alguna princesa de los reinos leales a Whelan.

-Cedric nos conocemos desde niños, siempre has sido impulsivo, pero esto es una locura. ¿Estás seguro que esto no es una calentura? La princesa es joven y si solo es pasión no la alejes de casarse con...-calla al ver la incomodidad en el rostro de Cedric. –Tu hermano es arrogante, pero al final si el rey lo mantiene a su lado es por algo.

-La amo, Helen. No es un juego.

- ¿Qué piensas hacer? –interrumpe Mael.

-Pienso hablar con el rey y mi hermano sobre nuestros sentimientos, y si se oponen y Meira está dispuesta a seguirme, me largo con ella.

-Huir...hablas de huir. - dice Helen.

-Viniste hacerme participe no a pedir consejo. –dice Mael.

- ¿Qué pasa Mael, por qué estás contrariado? –interroga Cedric –Hace apenas unas semanas me instaste a buscarla.

-Jamás creí que querrías huir con ella. ¿Adónde iras? ¿Dónde vas a esconderte?

-Escucha Cedric si nos das tu palabra que no es un capricho pasional, que la amas entonces te ayudaremos.

Mael cubre su rostro con ambas manos y añade

-Lo haremos y si la única salida es huir entonces nosotros no sabremos nada ¿de acuerdo?

-Solo eso quería escuchar. –se sienta sobre una roca y continúa. –Es mi hermano y lo quiero, pero tampoco puedo renunciar a ella, sí sé que me ama. Si esto que siento no fuera correspondido me alejaría, créanme.

-Te conozco-dice Mael-Lo sé, hubieras regresado a provincia hace semanas. –golpea su hombro y añade –Averiguaré con algunos conocidos sobre regiones alejadas a la corona. Necesitarán alejarse lo más posible pero primero conversa con la princesa, es algo que ella decidirá.

Helen se sonríe y dice

-No te preocupes amigo, cuentas con nosotros.

La Reina MalditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora