Capitulo XIV
Cedric entra en las calles empedradas del castillo, deja su caballo atado a un viejo árbol que le proporciona muy buena sombra. Cuando se dispone a entrar escucha una voz
-No tomaste el desayuno con nosotros ¿dónde estabas?
Cedric se gira y sonríe, la felicidad que lo embarga es notoria, pero hace un gran esfuerzo por disimular. Ajusta las muñequeras de cuero y agrega
- Lo siento hermano, me distraje y no llegue a dormir.
- ¿No pasaste la noche en el castillo?
- No, tomé un par de cervezas con Mael y luego...
- ¿Helena permite que tu buen amigo Mael se embriague?
- No estoy enterado de la jerarquía en su hogar, pero eso fue lo que pasó. ¿Por qué? ¿Cómo niño pequeño seguirás mis pasos?
-Sólo es una pregunta hermano, discutimos algunos asuntos y hubiera sido bueno que los escucharas.
-De hecho –dice mientras ambos avanzan hacia el interior del edificio. –Quisiera saber qué piensa el rey sobre seguir las expediciones en las minas del nor-occidente.
- ¿Tan pronto deseas marcharte?
- Sabes que jamás me ha gustado una vida de ciudad, no es lo mío.
- Lo sé, no estaría mal que variaras un poco tu vestimenta ya no estás entre herreros y guerreros.
Cedric se incomoda ante tal comentario y dice
- ¿Sabes si el rey está interesado en ese tema, el de las minas?
- Podemos discutirlo con él, pero...
Se escucha el galope de un caballo, entra la princesa directo a las caballerizas y tras ella las damas y el caballero quien lleva flores envueltas en su capa.
-Ese es un nuevo uso para la vestimenta de caballería. –bromea Cedric alejándose de su hermano.
Los profundos ojos azules de Breogan observan con detenimiento a su hermano, se gira un poco y ve aparecer al caballero aguarda un poco y ve a Meira muy sonriente. Delinea una sonrisa retorcida a lo que ella corresponde con un leve movimiento de su cabeza, nota a las damas risueñas y nerviosas.
Cedric ingresa a su habitación, está un poco lejos de las recamaras principales. Está en la torre justo frente al lago, tiene dos ventanas que le permiten observar el paisaje. Una de ellas tiene un poco deteriorado el cristal así que puede retirarlo si desea que entre brisa fresca. Se deja caer en su cama y revive en su mente el preciado momento que acaba de vivir, sonríe y se incorpora de golpe. Se dirige a revisar las cosas que carga en el viaje.
Entre su equipaje, varios baules, no lleva solo ropa y botas. También carga la herencia que su padre le entregó antes de fallecer, son un par de bolsas de monedas de plata y una sola pequeña de monedas de oro. Respira hondo mientras vuelve a guardarlas con cuidado, busca bajo su cama y al fin alcanza una funda...de una extensa espada. En la empuñadora tiene una piedra de color ambar, fue un obsequio de su padre. Le alza frente a sus ojos y recuerda el día que su padre se la obsequió.
Se le dificultaba hablar y casi no salía de su cama, esa mañana lo llamó a su recamara antes que su hermano Breogan despertara. Fueron pocas las palabras que conversaron debido a la fatiga que su padre sentía, con un gesto le ordenó tomar la funda que descansaba cerca de la chimenea, no se dijeron nada solamente se observaron y compartieron un abrazo de amor genuino para luego salir de la habitación en silencio.
Luego se enteró por el herrero de su fallecido padre que esa espada fue un especial encargo para su hijo bastardo, ya que la espada herencia familiar era indiscutiblemente para su primogénito Breogan.
Libera un leve suspiro y vuelve a guardarla, está convencido de hablar con el rey, con su hermano, pero si la única manera de estar con Meira es huir con ella, lo hará sin vacilar.
Escucha un llamado a su puerta, se sobresalta y cierra todos los baúles. Se dispone a abrir cuando tocan de nuevo, abre y se encuentra con un mensajero real.
-El rey solicita su presencia en el salón.
El guardia sin más se aleja y Cedric se sorprende un poco, pero decide seguirle de inmediato. Cuando al fin llega a la pieza, ve al rey de pie y a su lado la reina sosteniendo en brazos al príncipe, quien duerme tranquilo.
Un escalón más abajo a la par de la reina, ella, Meira, quien tiene sus manos cruzadas sobre su estómago. Y a la par del rey, Breogan, orgulloso de su puesto.
Intenta alejar su mirada de Meira pero le es difícil, la princesa lo observa fijamente mientras una dulce sonrisa se delinea en sus labios, de repente ella rompe con el momento, apartando la mirada hacia un punto en el suelo.
-Cedric O'leary. –dice el rey. Éste se detiene al tiempo que hace una reverencia. –Tu, al igual que tu amado hermano, eres especial y tu puesto en nuestra familia es indiscutible. Es por eso que hemos decidido, presentarte de forma oficial al Principe Rhys Whelan, heredero al trono del Reino de Dalriada.
A Cedric se le esconden las palabras y solo puede hacer otra reverencia mientras la reina le muestra el bebé. Meira sonríe emocionada entonces el rey agrega
-La presentación real de mi pequeño heredero será en 45 días, se reunirán todos los señores de los reinos aledaños para jurar obediencia y lealtad al pequeño Rhys.
-Mi señor, mi lealtad, mi servicio, así como con usted así estará con el futuro rey Rhys Whelan. –dice inclinando su cabeza.
-Por eso he de ordenar que luego de la presentación de mi hijo puedas reanudar tu viaje a las montañas de nor-occidente.
-Su majestad –interrumpe Breogan –Mi hermano está interesado en reanudar su viaje lo antes posible.
De reojo observa que la sonrisa en los labios de Meira se desvanece entonces añade
-Sería una perdida para las expediciones aguardar tantos días.
-En verdad... -dice Cedric tratando de no dirigir la mirada hacia Meira-Puedo aguardar los 45 días que ordena el rey. –finaliza dirigiéndole una mirada a su hermano y luego al rey.
-No se diga más. Luego de la presentación podrás marcharte.
La reina le sonríe mientras dice
-Yo debo retirarme ahora el pequeño duerme, pero en un momento despertará, Meira. –añade ordenándole con sutileza que le siga.
-Su majestad. –dice Cedric inclinándose. Al pasar Meira a su lado le invade el deseo de al menos rozar su mano, pero logra contenerse.
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La Reina Maldita
FantasiaEn las enigmáticas tierras de un reino que goza de paz y prosperidad nacerá un amor inquebrantable entre dos jóvenes desafiando al mismo rey y volviendo vulnerables los muros del reino ante el odio y la magia. Aprovechando la fisura creada por los j...