Capitulo XV
Las llamas devoran la leña, se escucha el crujir de la madera ardiendo. El silencio de la noche es pesado, las estrellas del firmamento son admiradas por un par de ojos azules, la respiración es tranquila, sobre su pecho sujeta el mango de una espada.
- ¿Duermes?
-No. –responde Cedric.
-Quería preguntarte... ¿por qué deseas que lleguemos con Helen?
-No puedo creerlo –dice con burla –Le temes a tu mujer.
-Ya no es mi mujer, no desde que me echó de su lado.
-Hizo bien, creo que la traición se te da demasiado bien.
Mael guarda silencio, y dice
-Recordaba la noche en aquella taberna ¿recuerdas?
Cedric se sienta mientras lanza una pequeña piedra al fuego,
-Recuerdo todo Mael.
-Tal vez si yo...-hace una pausa –Si yo no te hubiera dado ese consejo, quizás nada de esto hubiera pasado.
Cedric ríe y poco a poco esa risa se vuelve carcajada y dice
-Nada de esto hubiera pasado si tú y el maldito monje ebrio hubieran cerrado la boca. Hoy Meira y yo estaríamos en cualquier parte menos aquí-frota sus ojos con sus dedos y añade. –Juntos. Y quiero que vayamos con Helen porque es buena con el arco y me vendrá bien alguien que nos acompañe a ver al viejo borracho.
-Buena con el arco –dice orgulloso - ¿Aún lo es?
-Lo pondremos a prueba cuando te vea.
Las nubes descubren la luna, llena y luminosa justamente un rayo de su luz cae sobre la fogata que ambos contemplan. Cedric alza la vista contemplando el firmamento entonces una demoniaca silueta se forma en el cielo, rápidamente se pone de pie y siente su corazón palpitar con rapidez.
Mael prepara el caballo y le dice
- ¡Síguela!
- ¡Sube! –exclama Cedric.
Ambos montan el caballo y le dan persecución, Mael deja la vista fija en lo alto indicándole a Cedric que aun logra visualizar a la criatura. El caballo galopa a toda su velocidad entonces llegan a la orilla de un riachuelo, los árboles son más espesos en esa zona.
-Ya no la veo. –dice Mael, saltando del equino.
-Sigamos. –dice Cedric entrando al agua.
-Ssshh... -murmura Mael.
Hacen silencio mientras aseguran las riendas a una rama, puede percibirse una respiración agitada, se ocultan tras unos arbustos y descubren que unos metros adelante un animal demoniaco está recostado en el suelo húmedo.
-Algo no está bien. –murmura Mael.
Entonces Cedric sin decir nada sale de los arbustos y se dirige hacia donde se encuentra la criatura.
-No.-susurra Mael preocupado, no se atreve a salir de su escondite.
A medida que Cedric se acerca con cautela logra ver un siervo muerto con un agujero en su estómago, la infernal criatura respira agitada, libera lo que parece ser un quejido, Cedric sin percatarse pisa una rama haciendo que el animal lo escuche.
Se incorpora de inmediato y al ver la figura humana grita de forma demoniaca, mueve sus alas y da un paso que hace la tierra temblar.
Mael corre llevando la espada de Cedric pero se paraliza al verse descubierto por la criatura. Cedric no se mueve, el animal extiende sus garras, pero algo sucede. Los ojos rojos inyectados de furia lo ven, Cedric siente como todo su cuerpo tiembla, no de miedo, de angustia, de dolor, de ver a su amada o lo que queda de ella.
El animal calla mientras lo observa fijamente, Cedric da cortos pasos acortando la distancia entre ambos, extiende su mano y está a centímetros de tocar la piel áspera y helada, pero de la nada alza vuelo, liberando un alarido espantoso que lo hace caer de rodillas cubriéndose los oídos.
-Seguiremos sin detenernos hasta llegar con Helen y después me llevarás con Robroy. –dice entre lágrimas.
En la recamara real está el rey, quien no logra conciliar el sueño. Escucha el alarido y al asomarse por la ventana de su torre alcanza a ver como Meira sobrevuela el lago sin dejar de gritar hasta que al fin la ve caer en las ruinas.
Pasa un nudo grueso por su garganta y una sola lágrima cae por su mejilla, seguida de otra y otra más. Su rostro inexpresivo se humedece en lágrimas, recuerda cómo eran sus conversaciones, sus paseos por el jardín. Las risas que compartían en sus tardes de lectura o cómo había sido tan torpe en sus primeras clases de danza. En su mente es claro y fuerte el recuerdo de las sonrisas que ella le dedicó, aún puede sentir el roce de sus manos cuando por un descuido intencional él la tocaba.
Lleva sus manos al rostro y grita de rabia, de odio
-Si tan solo jamás hubieras regresado Cedric, si tan solo... -llora amargamente y añade –Si tan solo te hubieras alejado.
En medio de su rabia ydolor le parece escucharla reír, se levanta y su mente le juega una malapasada. La ve justo frente a él, usando su tiara de princesa, con su cabelleranegra y larga y sus hermosos ojos azules viéndolo fijamente, pero recapacita ylanza una silla contra la pared. Afuera la guardia real le escucha, se venentre sí y guardan silencio.
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La Reina Maldita
FantezieEn las enigmáticas tierras de un reino que goza de paz y prosperidad nacerá un amor inquebrantable entre dos jóvenes desafiando al mismo rey y volviendo vulnerables los muros del reino ante el odio y la magia. Aprovechando la fisura creada por los j...