Capitulo XIX

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Capitulo XIX

Breogan camina de un lado a otro en su recamara, no logra sacar de su mente a esa extraña mujer y sus palabras. Su respiración es agitada, pensaba solicitar fecha para la boda real durante la cena, es más su idea es proponer la boda inmediatamente después de la presentación del príncipe.

Un día después o dos no le importa, pero lo antes posible, no ha logrado verlos juntos, pero intuye que se hermano se ha enamorado de Meira, y que ella le corresponde.

Tiene miedo, comienza a temblar. Ha vivido años al servicio del rey, los conoce a todos demasiado bien y se ha enamorado como un loco de la princesa. Siente deseos de gritar, de llorar, siente rabia invadiéndolo nunca ha sentido un mal sentimiento hacia su hermano, no le odio al nacer pues su madre ya había fallecido, pero tampoco le ha amado como tal. Pero ahora, todo es diferente, no piensa romper el compromiso, no piensa cederle su lugar.

- ¿Atormentado mi señor?

Breogan da un salto y busca de inmediato su espada, la mujer que está frente a él es una anciana decrepita. Viste un traje negro y capucha, camina hasta sentarse en la butaca cercana.

- ¿Quién mierda eres y cómo entraste?

-Se lo dije en el bosque mi señor, yo elijo dónde y a quién.

Breogan luce aterrorizado y añade

- ¿Qué quieres? ¿Qué eres?

-Usted posee una oscuridad que deseo, Duque O'leary. Esa oscuridad que usted tiene reprimida por querer ser ese hombre que todos admiren-hace una pausa y dice-Ese hombre que ella ame.

Breogan baja su espada y sin dejar la desconfianza se acerca un poco a la anciana y dice

-Ella va a amarme, he ganado su afecto en todos estos años.

-Su hermano piensa huir con la princesa. Ella lo ama a él y no dudará en abandonar el reino por seguirle.

-Imposible. –dice rabioso al momento que sus ojos se humedecen. –Ella jamás le haría eso al rey, a la reina.

-Podrá comprobarlo en la próxima luna llena, usted mismo la verá. - La anciana se pone de pie y antes de desvanecerse dice –Dos van ayudarles.

Breogan salta de sorpresa al ver como la mujer desaparece ante sus ojos, lleva sus manos al rostro y cae de rodillas entonces unos golpes en su puerta lo hacen volver en sí.

-Señor, lo esperan en el salón.

-Voy en un momento. –responde.

Al cabo de unos minutos hace su entrada en el salón, en el mesón está el rey a su derecha la reina y a su izquierda la princesa, un puesto vacío a la par de Meira indica que es su lugar. En las demás mesas algunos señores del castillo, y su hermano Cedric. Intercambian una mirada como si intentan decirse todo lo que no pueden.

Al tomar su lugar al lado de la princesa, el rey interpele

- ¿Y el anuncio que nos tenías planeado?

- Oh su majestad –dice nervioso- Disculpe, pero creo que he decidido que es mejor aguardar, al menos un par de días.

El rey muestra su malestar, pero agrega

-Si el consejero real cree que es mejor esperar, esperaremos. ¡A cenar! –exclama.

Meira hace un esfuerzo sobre humano para no observar a Cedric, siente la mirada insistente de Breogan. La velada transcurre sin novedades, cuando todos se han retirado a sus aposentos, Cedric cruza el puente a pie para evitar que algún guardia escuche los cascos de su animal.

-Por favor, mi señora no vaya. -dice una de las damas de la princesa.

- ¿Qué harías Marie? ¿Qué harías en mi lugar?

-No es el caso...

- ¿Qué harías?

-Iría con él.

Sin decirle más nada sale de su habitación y se cubre de pies a cabeza con su abrigo color negro, corre hasta el final del pasillo y toca una piedra. Ésta se hunde y la pared se abre hacia un pasadizo secreto donde unas escaleras en forma de espiral conducen a las afueras del castillo. Una vez fuera, corre en dirección al puente, es un sendero que ya se ha aprendido...cada noche lo recorre para poder verlo.

Al llegar siente que su corazón late más rápido pero no es por los nervios de la escapada, lo ve apoyado en un árbol y cuando él la ve corre hasta ella y la abraza con fuerza. Respira sobre su cuello hasta llegar a sus labios besándola con desespero.

-Creí que no vendrías.

-No podemos seguir viéndonos, no así. –dice nerviosa.

- ¿Qué pasa?

-En la cena, Breogan, él estaba diferente. Sentí su mirada sobre mi como si analizara cada gesto mío, cada movimiento.

-Sospecha. -dice en un susurro.

- El monje Robroy de ninguna manera me traicionaría, hemos sido precavidos, pero es que...

-Cásate conmigo. –dice interrumpiéndola mientras se inca ante ella haciéndole una reverencia.

- ¿Qué?

- Sé que es usted su alteza real, la mujer que anhelo ver en mis amaneceres. La voz que deseo escuchar por el resto de mis días, son sus manos las que quiero que me sostengan y tomen las mías.

-Cedric... -dice con lágrimas.

-Cásese conmigo su majestad, dele a mi salvaje corazón la dicha de llamarle mía.

Embargada de felicidad, no piensa en nada más que un sí. Lo abraza mientras dice repetidas veces sí.

- Pero ¿cómo haremos tal cosa?

-Robroy te estima...

-Él jamás accederá.

-Lo hará. Le pediremos que nos una aquí mismo bajo esta luna y luego partiremos del reino.

-Mis padres. -dice en un golpe de realidad.

-Ven conmigo –dice suplicante- Ellos no me aceptarán. Tengo suficiente plata como para llevarte muy lejos y empezar de cero, no serás una heredera real, pero...

-No me importan los títulos solo estar contigo.

Se funden en un beso jurándose amor por lo que les resta de vida.

La Reina MalditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora