Capitulo II
Al fin la lluvia ha cesado, Cedric y su prisionero se protegieron las últimas horas de tormenta en una cueva en el interior del bosque, ha logrado encender una fogata al fin. Tiene la vista fija en las llamas y su mente recrea la primera vez que la miró. Era una noche de fiesta en el castillo, la reina acababa de dar a luz a un varón.
Su hermano mayor, era consejero del rey, y se llevaban 10 años de diferencia mientras su hermano era cercano a la casa real, él apenas regresaba de comandar expediciones en occidente en busca de piedras preciosas en las minas. Era la primera vez en seis años que regresaba al reino. Las personas danzaban y cantaban, bebían y reían mientras él disfrutaba de ese bullicio, hasta que el silencio se hizo lugar en el salón, la hija mayor del rey ingresaba. Vestida con un precioso vestido color purpura de seda fina, tras ella caminaban sus damas de compañía entonces la reconoció, años atrás era solo una niña de 13 años que lo seguía por los jardines del palacio, él ahora con sus 24 años sonríe recordando esa jovencita pecosa y es en ese momento que la mira, no como la niña enamorada que jugaba a diez preguntas mientras él le respondía con desdén...la ve, a ella, una hermosa mujer.
La larga cabellera negra de la princesa caía sobre su espalda, sus labios rojos y los ojos verdes como esmeralda. Cedric la observaba desde su puesto en la mesa y no podía dejar de admirar tanta belleza, una vez que la princesa tomó su lugar en el mesón principal la música volvió a sonar.
Cedric llevó la copa de vino a sus labios cuando un golpe en la espalda lo hizo escupir toda la bebida.
-¡Cedric O'leary!
-Mael...-dijo Cedric con una sonrisa para luego ponerse en pie y compartir un genuino abrazo con el hombre
-Podría cazar algo para comer. – la voz del hombre lo rescata de sus recuerdos.
- ¿Piensas que soy estúpido como para soltarte-hace una pausa colérica y agrega-Mael?
El hombre baja la mirada dejándola clavada en el suelo, entonces dice
-Perdón. - Cedric lo ve sin decir nada- Nunca pude pedirte perdón.
-No te atrevas-dice poniéndose en pie a punto de agarrarlo a golpes- No me provoques porque no te prometo no asesinarte.
-Deberíamos de ir con Robroy, él puede ayudarnos.
-Dime lo que sabes.
Mael inhala todo el aire posible y dice
-Estuve tres noches en las mazmorras por robar un poco de pan. -comenta cabizbajo- todas las noches escuchaba el grito de un animal. – hace una pausa a la vez que Cedric cierra sus ojos por el dolor que le provoca esas palabras. –Ellos decían que era la mascota del rey, que cada cierto tiempo le ordena devorar granjeros, políticos que intentan sacarlo del poder. Dijeron que era una bruja que al amanecer recuperaba su forma humana, pero...-hace una leve pausa y su mirada se posa en la de Cedric. -Algo dentro de mi sospechó que no eran tan ciertas esas palabras. Me dejaron libre por la mañana y me oculté en las grutas hasta el anochecer no vi no escuché nada hasta que casi a media noche retumbó en las copas de los arboles el alarido infernal de la criatura,
Cedric apoya su frente en sus manos mientras cierra los ojos
-Pero es verdad lo que dijeron los guardias, se alimenta de adversarios del rey o granjeros que no alcanzan la cuota de los impuestos.
- ¿Cómo la obliga hacerlo?
-No lo sé, nunca lo mencionaron, pero tuve suerte que ninguno de ellos me conociese antes sino mi cabeza estaría en la entrada de la ciudad.
-Lastima. –dice Cedric.
Mael le da una mirada de malestar y continúa
-Corrí hasta el lago que bordea el castillo y la vi posarse en la torre, donde ustedes dos solían verse. -hace una pausa y dice-La bestia desapareció y vi la silueta de una mujer caer.
-¿Cómo viste tanto en la oscuridad de la noche, y estando tú en la orilla del lago?
-Era luna llena, y subí a un árbol. No digo que la vi caminar, vi la silueta y luego caer o esfumarse si así lo prefieres, entonces escuché a los guardias del palacio y corrí. He bebido desde ese día, verla, aunque fuera su sombra, estoy seguro que es ella.
Cedric seca con violencia las lágrimas de su rostro y añade
-Necesito verla, pero no puedo acercarme. Tu rey me mataría tiene espías en todos lados.
-Por eso debemos ir con Robroy, él puede acercarse, aun produce el vino para el palacio.
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La Reina Maldita
FantasiEn las enigmáticas tierras de un reino que goza de paz y prosperidad nacerá un amor inquebrantable entre dos jóvenes desafiando al mismo rey y volviendo vulnerables los muros del reino ante el odio y la magia. Aprovechando la fisura creada por los j...