Cap 30. Un Trol en las mazmorras.

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Draco eventualmente perdonó a Harry, se le había pasado el enfado después de que viniera con la comida a su cuarto y lo abrazara. A Draco, para sorpresa de todos, le encantaba el contacto físico y no tenía demasiado de eso, solo Narcissa era algo cariñosa con él.

Por supuesto consiguió un 10 en su examen y pudo relajarse un poco, pero lógicamente enfermó por el estrés. No se encontraba muy bien ahora, primero el examen y luego esperar por la calificación había sido una tortura. Pero Severus lo había amenazado con no dejarlo entrar al equipo de Quidditch (como si él tuviera autoridad para hacer eso) si no lo veía en todas las comidas. Draco no iba a jugársela, tenía demasiadas ganas de empezar segundo para poder entrar en el equipo.

-Deberías ir a la enfermería-.

Habló Crabbe mientras desayunaba, veía a Draco bajo de ánimos y todavía no les había soltado ninguna grosería, parecía decaído o enfermo.

-Y tú no deberías comer con la boca abierta-.

Ahí estaba el Draco de siempre, ese era su slytherin mandón. Los chicos siguieron comiendo en silencio hasta que Goyle tuvo la osadía de preguntar qué le pasaba con ese Harry Potter.

-Métete en tus propios asuntos, Goyle, si es que acaso tienes algo interesante aue hacer con tu vida que no sea seguirme a todas partes-.

Ambos niños lo miraron. Ou.

-Malfoy, tampoco te pases. Solo teníamos curiosidad... porque hablas en sueños-.

Draco se puso rojo hasta las orejas. Regresaría a su cuarto a pasar vergüenza en privado si no tuviera clavada la mirada de su padrino constantemente.

-Somos amigos desde pequeños, eso es todo-.

Esos dos idiotas entrometidos... no tenían ningún derecho a espirar sus conversaciones nocturnas.

-Ah, bueno, es que como hablabas de besarlo pensamos que erais novios-.

A Draco se le salió el zumo de naranja por la nariz cuando escuchó a cierto niño preguntar detrás de él "¿besar a quién?".

Se giró para encontrar a la única persona que no debería estar escuchando esa conversación.

-No seas cotilla, Harry, no es de tu incumbencia-.

Murmuró a toda prisa mientras se limpiaba la cara por el desastre que había hecho.

Harry estaba ligeramente celoso, y no porque le gustara Draco. Él no estaba interesado en los chicos, aunque tampoco en las chicas por el momento. Tenía solo 11 y un montón de traumas que lo acompañaban, no estaba preparado para pensar en esas cosas. Sin embargo no le gustaba pensar en Draco con alguien más porque eso significaba que no era suyo, y Draco era suyo desde que eran muy pequeños. Harry era un poco posesivo y egoísta, pero lo habían criado dos Black... no podía ser de otra manera. Además, le dejaba tener amigos, aunque eso le molestara un poco. Sabía que podía convencer a Draco de alejarse de esos dos, sin embargo le daba un descanso al pobre chico, entendía que necesitaba relacionarse con otros seres humanos, si es que esos chicos se podían considerar como tal.

-Solo venía a decirte que me han dejado entrar en el equipo de Quidditch-.

Otra vez el zumo, maldición. Iba a tener que dejar de beber cuando Harry estuviera cerca.

-Pero no dejan hasta segundo, y tú nunca has jugado...-.

Y ese era su sueño. ¡El de Draco, no el de Harry!. El niño se encogió de hombros. Tampoco es como si él se hubiera esforzado por entrar, solo McGonagall lo incluyó después de verlo hacer una exhibición temeraria de vuelo.

A Draco no le sentó nada bien la noticia. Sabía que debía alegrarse por Harry, pero no lo hacía, sentía envidia y decepción consigo mismo. Se esforzó por decir algo agradable aunque estaba muriendo por dentro.

-Felicidades, Harry-.

El niño de gafas le sonrió y revolvió su cabello. Sí, había imaginado que exactamente así reaccionaría Draco; tratando de hacerlo sentir bien mientras gritaba internamente.

Severus se alegró de verlos juntos, hablando de forma aparentemente amigable. Informó a Regulus de los avances en cuanto lo vio, estaba más relajado después de eso.

Lo que por supuesto no duró mucho porque apareció un jodido trol en las mazmorras esa misma noche. Dumbledore dio la orden de que todos los estudiantes fueran a sus habitaciones y tanto él como Charity se negaron a obedecer a algo tan peligroso. Los estudiantes de Slytherin y Hufflepuff tenían sus habitaciones allí, en las mazmorras. Charity llevó a los hufflepuff a la torre de astronomía mientras que Severus llevaba a los Slytherin a la torre de defensa contra las Artes Oscuras. Severus dejó a los prefectos encargados de los demás una vez se aseguró de que todos los niños de Slytherin estaban allí y entonces bajó a buscar a Regulus, que debía de estar cenando en su cuarto y quien estaba seguro de que no sería capaz de vencer a un Trol si se lo encontraba de frente. Probablemente se quedaría paralizado.

Y efectivamente así fue, de no ser por cierto niño que lo consideraba su papá y solo se sabía un hechizo, leviosa.

Cuando Dumbledore y Severus llegaron el monstruo ya estaba en el suelo, Regulus estaba completamente blanco y aturdido por el susto y Harry... él parecía orgulloso de su hazaña. Severus no sabía si asesinarlo por enfrentar un peligro tan grande él solo o agradecerle por cuidar del tonto de Regulus.

Lo que no se esperaba de ninguna forma es que Dumbledore les diera puntos a él y a sus dos amigos que lo acompañaban por ser unos descerebrados temerarios. Lo que tampoco había imaginado de ninguna forma es el castigo que él recibió por insubordinación, una vez más. A Dumbledore no le sentó nada bien que no respetaran sus normas y se creyeran con la autoridad suficiente para manejar a los alumnos a su antojo. Él había dicho que fueran a las mazmorras y debía respetarse, aunque no fuera la decisión más segura.

Severus asumió toda la culpa porque aunque estaba seguro de que nada le haría Dumbledore a Charity no quería arriesgarse. Prefería pagar él el castigo de ambos (aunque trató de discutir con Dumbledore asegurándole que él ya no era un niño con el que pudiera hacer lo que quisiera). Dumbledore le demostró lo contrario una vez más, pasaban los años y Severus comenzaba a olvidarse de que literalmente su vida le pertenecía al hombre.

Ahora le dolía todo el cuerpo y le habían levantado el permiso de salir del castillo, así que volvía a estar encerrado como un cuando tenía 21 años y Dumbledore le había bautizado con su primer Cruciatus.

Regulus no dejaba de disculparse porque el pobre pensaba que había sido culpa suya de alguna forma. Ese chico estaba muy perdido y Severus no tenía fuerzas para explicarle lo que había pasado. Solo lo abrazó y le aseguró que nada tenía que ver con él, que era un buen niño.

Uno que ya podía ponerse las pilas para empezar a defenderse porque como siguiera así no iba a durar ni dos minutos en las filas del Señor Tenebroso como entraran en guerra. Y ellos estaban en ambos lados.

-Te invitaría a cenar en Hogsmade, pero Dumbledore me ha quitado el permiso para salir de forma indefinida-.

A Regulus tampoco le encantaba salir, por lo que no tenía un gran problema con el Señor Dumbledore los castigara. Había muchas cosas que podían hacer en el cuarto de todas formas...

Ambicioso. La Otra Cara De La Historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora