Cap 24. Desinfectante.

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Severus y Regulus nunca habían llegado a poder destruir el guardapelo, por lo que quedó bajo custodia de Dumbledore, lo que tenía muy intranquilo a Severus, que se desvelaba estudiando sobre cómo destruir los horrocrux aún después de casi cinco años. Principalmente porque el idiota de su novio había dejado una nota firmada dentro del guardapelo falso, y si si enteraba que el real lo tenía Dumbledore desviviría directamente a Regulus. Severus sentía que el señor Tenebroso se iba a tomar peor que Dumbledore tuviera un horrocrux a que lo hubieran destruido por vengar a un elfo. Tenía un humor complicado.

Regulus de alguna forma se había hecho entrenador de Quidditch de todos los equipos a la vez, pero era sabido por todos que no hacía un gran esfuerzo con los chicos de Gryffindor; los quería ver perder, destruídos. Aún era muy joven para dejar la rivalidad slytherin/gryffindor de lado.

Severus cada vez odiaba más su trabajo. Eran ya muchos años y cada vez lo aborrecía más; no era solo la materia... dar clase a los chiquillos, con lo poco que le gustaban, estaba terminando con él. Cada vez tenía menos paciencia, lo que se traducía en estar más irritable y ser menos amable.

Además, últimamente los niños no dejaban de preguntarle sobre su vida sentimental (Regulus probablemente se había ido de la lengua) y él detestaba eso, quería su intimidad. Algunos, los más confundidos, aseguraban que mantenía una relación con Charity porque los habían visto intercambiar un par de palabras durante la comida.

No ocurría nada destacable en el castillo, a excepción de alguna pequeña confrontación entre Severus y Dumbledore de vez en cuando.

En casa de Sirius y Remus, al contrario, las cosas no estaban nada tranquilas. El Black insistía todo el tiempo en que lo perdonara y volvieran, pero Lupin se negaba en rotundo.

Sirius no se iba a rendir. Puso sobre la mesa una tableta de choclate y un porro como ofrenda.

-Remus Lupin, ¿volverías conmigo?-.

Remus tomó el chocolate y prendió el porro.

-No-.

Tampoco iba a rechazar los regalos, era un chico bien educado.

-Sirius, no tengo ninguna intención de perdonarte, pero en el caso de que lo hiciera... no quiero hijos, y tú tienes a Harry-.

No se veía capacitado para cuidar de un niño, no quería. Era un hombre lobo y quería estar alejado de cualquier mocoso, por si acaso.

-Si vuelves conmigo... podemos mandarlo con la familia de Lily-.

Remus lo miró con asco, Sirius Black era un ser lamentable; dejaría de lado a Harry sin dudarlo ni un segundo por volver con su ex prometido.

-¿Me puedo ir con Regulus mejor?-.

El niño no desaprovechaba ni una sola oportunidad, se aburría en esa casa. Prefería estar en el castillo aunque no hubiera televisión, al menos allí podía pasar tiempo con Draco y no tenía que estar presenciando las discusiones de esos dos.

Sirius no estaha precisamente sobrio, y lo que pretendía ser un pequeño empujón para sacar a Harry de la cocina se convirtió en un buen golpe que lo estampó contra el sofá. No tuvo tiempo de arrepentirse cuando Remus le había clavado un puñetazo en toda la cara sin medida alguna. Y eso era solo una advertencia.

-No vuelvas a tocarlo-.

Cargó al niño en brazos, quien no tenía daño alguno pero estaba enormemente aturdido.

-Si prefiere a tu hermano quizá es porque no es un drogadicto insoportable, parece que yo también me confundí de Black-.

Sirius se limpió la sangre del labio y se rió histérico. El relacionarse entre primos había dado sus frutos y ahora toda la familia Black eran unos desequilibrados.

-Para estar cada vez más lisiado sigues pegando igual de fuerte, lunático-.

Remus tuvo que contenerse al oír el apodo para no soltarle otro puñetazo. Él no era un tipo violento, o al menos intentaba no serlo.

-Ni si quiera puedes cuidar de ti mismo... es inhumano que te hayan encargado a un niño-.

Revisó que Harry no estuviera herido; los niños eran de goma, especialmente los mágicos. No tenía ni un rasguño.

-Por esto no quiero volver contigo, Sirius. Si al menos hubieras demostrado un mínimo de madurez... no has hecho más que beber y drogarte desde que volví, tienes al hijo de tu mejor amigo completamente desatendido y no sabes hacer otra cosa que tener sexo y tocar la guitarra. Dime, ¿si quieres volver conmigo por qué no has dejado de restregarme mujeres por la cara?. Eres un inmaduro-.

Sirius se sintió bastante estúpido. La respuesta era sencilla, había querido ponerlo celoso. Aunque ahora que escuchaba a Remus decirlo en alto parecía una completa estupidez.

-No quiero cuidar de dos niños, Sirius. Por si no lo has notado aún no he conseguido otro trabajo, estoy estresado porque se me termina el dinero que ahorré y estoy muy enfermo, cada vez más. Me duele absolutamente todo el cuerpo con el más mínimo movimiento y tengo la certeza de que solo irá a peor, lo que me destruye mentalmente. ¿Sabes que hice cuando las únicas personas que confiaban en mí me dieron de lado?, beber, Sirius. Como tú ahora, pero yo estaba solo y enfermo. Tú tienes un niño precioso, hijo de James y Lily, te dedicas a lo que te gusta y puedes acudir siempre que quieras a tu hermano pequeño. Eres una mierda por no valorar lo que tienes-.

Harry no entendía nada pero en las discusiones siempre estaba de acuerdo con el Señor Lupin. Hablaba nuy bien y olía mejor que Sirius, así que al niño le convencían más sus argumentos.

-Y escolariza al crío, que es lo que hubieran querido James y Lily-.

Necesitaba ir a la primaria muggle para que no creciera y se convirtiera en un idiota como Sirius Black. James no había ido pero fue educado en casa por sus padres y viajó por todo el mundo antes de tener que ir a Hogwarts. Era un mago culto y abierto de mente, de no ser porque le dio por bullear niños góticos con Sirius.

Lily, Remus y Severus sí habían asistido a la primaria muggle como buenos hijos de muggles que eran, al menos por parte de uno de sus progenitores.

-Quizá después, antes deberíamos ir al cuarto a solucionar nuestros problemas-.

No era su culpa que Remus se pusiera tan sexy cuando se enfadaba. A Sirius le gustaba que fuera así, duro. Realmente pensó que su plan se llevaría a cabo cuando Remus lo agarró del mentón y susurró muy cerca de sus labios. "Sirius...".

Lo que no se esperaba que siguiera a eso fue un "me das asco".

Hundió la moral de Sirius, pero también lo dejó reflexionando durante los siguientes días. Quizá no podía dejar el alcohol, pero podía tratar de no meterse droga y dejarle a Regulus el niño un tiempo. Quería solucionar las cosas con Lupin, seguía muy enamorado.

Le hizo la maleta a Harry sin darle demasiadas explicaciones. El niño no protestó, ya tenía nuevos planes que llevar a cabo con Draco, había descubierto una cosa llamada "desinfectante" muggle que sabía que le encantaría al chico. Fingió mucho interés en él hasta que Remus se lo compró en su paseo rutinario al parque. Lupin no se planteó demasiado porqué un niño de seis años quería un desinfectante, pero como pagaban con el dinero de Sirius tampoco se molestó en averiguarlo. Solo aclaró que no se lo bebiera.

Ambicioso. La Otra Cara De La Historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora