Sofia
Han pasado algunos días desde la fiesta de mi Samuel, no he hablado mucho con ellos por obvias razones y mucho menos con los mayores o mejor dicho con Leonardo. Solo hablamos lo necesario, algunos mensajes o bueno cuando los veo en la universidad con los chicos. Aun me siento muy resentida por el tema de esas mujeres, Aurora no ha aparecido en la universidad y no sé nada Graziella, por lo que tengo una paz interior. No sé qué fue lo que me ocurrió aquella noche cuando le hice eso a Aurora, algo dentro de mi cambio y solo quise verla sufrir de una manera horrible, pero gratificante, realmente me encantó. Estaba ida, no escucha los gritos de los chicos, solo me concentré en lastimarla hasta que me sentí satisfecha.
—¿Qué harás hoy? No te has visto muy bien en estos días—
Miro a las chicas —Me quedaré en casa— Cierro mi block de dibujo —No muchas ganas de nada—
—¿Aun estas molesta?— Pregunta Gia.
—Molesta, decepcionada y algo avergonzada, nunca me había puesto así—
—Quiero decirte que fue la mejor noche de mi vida, me divertí y pude darles unos cuantos golpes a esas serpientes— Gia parece muy feliz —Fue genial, lo saben—
—Si lo fue, pero creo que no era el momento indicado por eso la vergüenza, pero luego pienso que era Aurora quien golpeaba y se me pasa— Las tres reímos obteniendo toda la atención de la cafetería.
—Pobre, probo su vomito—
—Oh, de seguro le supo a los dulces de dieta— Bromeó.
—Qué horror— Amelia hace un gesto desagradable sacando su lengua y apretando los ojos.
—¿Qué fue tu pensamiento cuando Leonardo hizo eso contigo?— Amelia hace la pregunta con cautela.
Cuando Leonardo me ahorco, no es la primera vez que lo hace ya que cuando estamos juntos y a solas, él se libera de una manera sorprendente y hace conmigo lo que quiera. Me gusta mucho eso y que me ahorcara no fue nuevo, aunque fue en otras situaciones y lugares.
—La verdad no pensé en nada sobre eso, si apretó un poco y dejo marca, pero no me asuste porque ya se con quien trato. Se que ellos son hombres rudos y peligrosos, lo sé desde que acepte ser su novia y eso es lo menos que me asusta—
—Lo comprendemos, nos pasa lo mismo con Daniel y Dominic— Dice Gia.
—Que hombres tenemos— Ríe Gia mientras mira hacia la mesa de los chicos, están los seis hablando entre ellos —No podría separarme de ellos tanto tiempo como tú lo haces—
—Lo mío es que quiero estar sola por unos días, quiero pensar mucho y que esos pensamientos inseguros que tengo se vayan, no quiero seguir pensando que soy poco para mis chicos y que ellos pueden dejarme. De verdad ya no quiero tener esos pensamientos, me generan sentimientos horribles y las inseguridades aumentan—
—Ellos te eligieron, te aman y eres la mujer de sus ojos así que no debes pensar en eso. Eres genial, fuerte, hermosa e inteligente, eres mucho que esas mujeres vacías que se le acercan a los chicos—
—Gracias Ameli—
Después de clases regreso al departamento, los chicos me dejan ir a duras penas, pero saben que es mi decisión no ir a su mansión hasta que me sienta mejor. Las llamadas de Amos y Camillo llegan rápidamente, hablo con los dos en tiempo diferentes y luego nos despedimos. Leonardo no me ha llamado o escrito, sabe que él está en números rojos, mucho más que sus hermanos y sabe que no quiero hablar con él por los momentos.
Estar sola me ha dado mucho tiempo para mí, hice muchos cuadros, hacer mis actividades y salir con las chicas a nuevos lugares. Es lindo, me siento un poco más tranquila, pero obvio que extraño a esos revoltosos a mi alrededor. Jugar videojuegos con Samuel. Ver videos con Marko. Escuchar música con Marius. Ver a Oscar reparar algún auto o simplemente ir con él es su motocicleta. Leer un libro con Camillo. Hablar y ser consentida por Amos. Y sentir esa mirada tan penetrante de Leonardo.
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Mujer De Los Martileni
RandomSofia Curuso llega a Italia para hacer una nueva vida en aquel hermoso país. Lo que no se esperará es conocer a un grupo de hermanos, siendo estos los mas populares de la universidad y también los más adinerados del país. Con esos hermanos ella con...