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Sofia

Por fin es fin de semana, mis días de descanso y de hacer lo que quiera. En la mañana salí a correr un poco, me gusta mantener mi cuerpo en forma y también lo hago porque como muchas cosas chatarras y bueno no quiero parecer una vaca humana.

Aun en mi mente están los tres hermanos mayores que conocí hace unos pocos días, dios ellos son todos unos hombres echo por los mismos dioses.

Amos es musculoso, de todos creo que es el más musculoso, tiene la piel blanca, así como todos ellos, su cabello castaño, sus típicos ojos grises y cejas, también tiene algunas pecas como las de Samuel, una barba muy varonil que le queda perfecto, tiene una mirada intensa y con una pizca de diversión.

Camillo se ve un hombre tranquilo, serio, pero con una sonrisa matadora, libre de vello en su rostro, pero aun así se ve muy varonil, su cabello también es castaño con pequeños rizos formados, así como los de Marius, ya que los de Oscar son más pronunciados y con mas forma. Los mismo ojos grises y cejas gruesas.

Y dios Leonardo se ve como un total león, su mirada es fría y calculadora, su cabello de un rubio más claro que el de Marius y Samuel, su piel pálida algo que también los caracteriza mucho en ellos y su porte de ser alguien dominante y tanto que me da miedo, más miedo que me da Oscar en algunas ocasiones cuando no estoy de acuerdo con él.

Los tres son elegantes, con camisas de botones, saco, pantalones de vestir y zapatos clásicos, daban un aura de hombres poderosos que nadie podrá acabarlos y de seguro nadie podrá hacerlo. Y no digo que sean más hermosos que los cuatro menores, sino que ellos ya tienen esa sensación de hombres maduros y con mucha experiencia. Los cuatro menores tienen estilos diferentes a diferencia de sus hermanos mayores, Marko, Oscar y Samuel son muy casuales y rebelde en la vestimenta, en cambio Marius les gusta mucho esas camisas de cuello tortuga, o que sean elegantes, pero no tan extremo.

Si bien se, es que Leonardo tiene veintiocho años, Camillo y Amos tienen veintisiete, Oscar tiene veintitrés, Marius está por cumplir veintitrés y Marko están por cumplir los veintidós y por último es Samuel que también está por cumplir los veintiuno. Y yo aquí con diecinueve años y con semejantes amigos que me dan cada sensación con solo una mirada.

Debería de dejar de pensar en ellos, no es bueno para mi corazoncito.

Me concentré en sacar todas las cosas de las cajas, mis abuelos me hicieron el favor de enviarme varias cosas que no pude traerme en las maletas que traje. Mis cosas de repostería, algunos materiales para mis pinturas, mis peluches y mis fotografías de pequeña o donde salía mis abuelos, también me trajeron juegos de cama y mis libros.

Si bien la mayoría de mis cosas son compradas por mí, las demás son obsequios de mis abuelos que atesoro con el alma, por ejemplo, mi abuela Carmen me regalo mi primer kit de pinceles, pinceles que aun conservó y son mis favoritos.

Mi celular suena en una llamada, hace ya una semana compre la línea con el número del país para poderme comunicar mejor —Hola Amelia— Digo después de ver quien era y contestar.

—Hola Sofi ¿Qué tal tu sábado?—

—Muy bien, hoy me llegaron algunos paquetes con mis cosas— Me recargo en el sofá.

—Que bien que ya tengas tus cosas— Asiento aun si ella no puede verme —¿Tienes algo que hacer en la noche?—

—¿En la noche?— Arrugo mi nariz, ya que no hago planes para nada —No tengo nada que hacer, planeaba desvelarme dibujando—

Si, tan aburrido como eso.

No tengo con que distraerme, no tengo televisión, ni una laptop y mucho menos internet. Este departamento solo está condicionado con lo básico, cama, sofá, el baño y la cocina, tampoco tengo una silla en donde comer mi desayuno o cena, por lo tanto, como en la cama.

Mujer De Los MartileniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora