XI // 𝘊𝘰𝘯𝘵𝘳𝘰𝘭𝘢𝘳 / 𝘗𝘳𝘰𝘩𝘪𝘣𝘪𝘳

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Roberto y Topo se estaban yendo de un bar en el que, hace un rato, estaban sus compañeros de banda.

Caminaban para volver al hotel en el que se estaban quedando. Se agarraban las manos y hablaban. Un momento bastante tranquilo entre ellos. Después de tanto tiempo.

El menor frenó y sacó su teléfono del bolsillo de su pantalón. Lo observó y escribió algo para después, guardarlo y volver con su pareja.

Roberto le miró con celos e intriga. Agarró la mano del guitarrista y lo forzó a frenar.

— ¿Qué hiciste? —preguntó el mayor.

Topo sacó su teléfono. Antes ya habían pasado situaciones parecidas y sabía a lo que Roberto se refería.

—Es que Pedro me había mandado un mensaje. Y para no dejarlo esperando mi respuesta. ¡Perdón sí te asusté! —afirmó Topo.

— ¿En serio?, ¿Esa es tu mejor excusa? —preguntó Roberto con desinterés.

—Roberto, no es una excusa... ¿Por qué nunca me crees?

El vocalista rodó los ojos y le arrebató el teléfono a su pareja.

—Hasta que no me digas la verdad no te lo doy.

— ¡Esa es la verdad!

— ¿Me crees estúpido? —preguntó Roberto.

Topo no respondió. Roberto al ver esta acción, sonrió; agarró su mano y así, siguieron caminando.

Cuando llegaron a su casa. Topo frenó a Roberto antes de que él se fuera.

— ¡Roberto!, ¿Me podés dar mi teléfono? —preguntó Topo.

—No, además. Cariño, ¿Podemos hablar?

—Claro, claro que podemos —respondió el de lentes.

Los dos fueron hacia la sala. Uno de los lugares más concurridos de su casa; ahí, se sentaron.

— ¿Desde cuándo tenés derecho d- —Topo fue interrumpido por Roberto.

—No te atrevas a cuestionarme, ¿Okey? Partamos de esa base —empezó Roberto —. Yo te quiero dejar bien claras las cosas.

— ¿Me querés intimidar? Perdóname, para ese truco andáte a otro lado —dijo el menor y apartó la mirada.

Roberto lo miró y agarró su mano.

— ¿Me ves capaz de intimidarte o manipularte? Jamás. Solamente quiero protegerte de tu “amigo

— ¿Por qué deberías “protegerme” de un amigo? Por algo es un amigo...

—Solo hago esto porque te quiero.

—Yo también te quiero, te amo y lo hago demasiado. Pero, no por eso estoy-

—Cállate —dijo Roberto y llevó su mano a la boca de su pareja —. Yo te voy a dejar las cosas muy claras. No te quiero ver hablando con ese homosexual.

— ¿Qué te pasa? Es mi amigo, nada más.

—No importa. Seguramente te quiere alejar de mí, además. Tampoco me agrada como se hablan así que no te quiero ver hablando con él. Ni en persona ni por mensaje.

El menor miró confundido y algo “indignado” a su pareja. Soltó su mano e intentó sacarle su teléfono.

—Ni se te ocurra —dijo el mayor y le atribuyó un golpe a su pareja —. Dejá de fingir autoridad, vos estás por debajo de mí. No podés cambiar eso, ¿Okey?

Topo asintió. Se levantó y estaba por irse, Roberto lo detuvo.

—Así me gusta, gordo —dijo Roberto y le dió un beso en la mejilla al menor.

Hola, ¿Cómo están? Yo estoy bien y si ustedes no lo están, espero que después estén bien

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Hola, ¿Cómo están? Yo estoy bien y si ustedes no lo están, espero que después estén bien.

No sé que decir así que chau.

Adiós maricones, cuídense. Los quiero, muak.



























Total de palabras: 536.

𝘊𝘰𝘳𝘢𝘻𝘰́𝘯 𝘔𝘢𝘳𝘪𝘤𝘰́𝘯 ♡ Violentometro // Titopo(n't)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora