XIV // 𝘊𝘢𝘳𝘪𝘤𝘪𝘢𝘴 𝘢𝘨𝘳𝘦𝘴𝘪𝘷𝘢𝘴

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La banda se encontraba en una cafetería. Charlaban sobre los próximos shows de esos días y bromeaban entre ellos.

—Che, Topo —inició Marrero —, o Roberto. ¿Por qué la otra vez se escuchó un golpe re fuerte de su habitación? Digo, porque fue como si hubieran golpeado la pared o algo así.

—Seguramente pensaron que el hotel era un motel —aseguró Tavella.

— ¡Cállate! No es eso, simplemente... —Topo pensó su respuesta.

Roberto rodó los ojos y puso una mano sobre la mesa.

—No es necesario que ustedes lo sepan.

— ¿Se agarraron a golpes? —preguntó Alvin.

—Yo creo que sí, por eso no nos quieren decir... —dijo Marrero.

—Sigo con mi teoría de que tuvieron sexo.

—Pero... Chicos seguimos acá —dijo Topo.

—Nunca golpeé al puto este.

— ¡Roberto! —dijo Topo algo avergonzado.

—Los dos son gays. Eso es sinónimo de puto, así que esta vez. Roberto tiene razón, Topin —dijo Tavella en modo sarcástico.

—No le digas así, pelotudo —respondió Roberto.

—Ya se enojó la princesa.

—Tavella... No estás ayudando.

—Cierto, pero es que tu novio es medio boludo algunas veces.

—Topo, nos vamos ahora —dijo Roberto al mismo tiempo que se levantó de su silla, agarró la muñeca de Topo y lo obligó a levantarse.

El de lentes no pudo negarse y tuvo que levantarse e irse con su pareja.

Los dos caminaron juntos hacia el hotel. Cuando llegaron, subieron y fueron hasta su habitación.

Ahí, Roberto tiró su mochila sobre la cama y agarró a Topo de la cara.

—Ya me hiciste pasar vergüenza. Lo menos que podés hacer es complacerme, aunque sea por hoy... Topito...

—Roberto, esto no es... Adecuado...

—Estamos en privado, la habitación de un hotel con las cortinas cerradas. Además en caso de que hubiera cámaras. Les tiramos unos billetes y los muertos de hambre se quedan callados.

—Eh... Bueno... ¿Qué querés que haga? —preguntó el menor.

—Déjame que haga la magia... ¿Sí?

Roberto empezó con un beso en los labios de su pareja. Apretó las manos del menor.

Su beso lentamente bajó hasta llegar al cuello de Topo. Donde, Roberto empezó con pequeñas mordidas no muy fuertes.

Su manera de demostrar amor.

Topo soltaba algunos quejidos, pero estaba tan metido en la idea de que le debía algo a Roberto que no podía negarse. Tenía miedo de negarse.

El mayor se separó de su pareja, respiró y después soltó sus manos.

— ¿Ya? —preguntó Topo.

—Andá ya a la cama.

—Esto no es a- —Topo fue interrumpido por Roberto.

—Dije ya.






















































Total de palabras: 419.

𝘊𝘰𝘳𝘢𝘻𝘰́𝘯 𝘔𝘢𝘳𝘪𝘤𝘰́𝘯 ♡ Violentometro // Titopo(n't)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora