𝘊𝘰𝘳𝘢𝘻𝘰́𝘯 𝘔𝘢𝘳𝘪𝘤𝘰́𝘯 ♡ Violentometro // Titopo(n't)

XXIII // 𝘍𝘰𝘳𝘻𝘢𝘳 𝘢 𝘶𝘯𝘢 𝘳𝘦𝘭𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯 𝘴𝘦𝘹𝘶𝘢𝘭

Topo se encontraba en la cocina.

Hacía la cena para él mismo y para Roberto. Todo ese día había sido bastante calmado. Así que, dentro de todo. Estaba feliz.

Roberto fue desde la sala a la cocina. Observó a Topo cocinar. Le miró con interés.

— ¿Sabes? Amor... En estos días, siento que le falta una chispa a nuestra relación.

— ¿Qué tipo de chispa? —preguntó Topo sin mirar a Roberto.

—Sexual —respondió Roberto.

El menor volteó a observar a su pareja.

—De ninguna manera.

Roberto tenía ganas de responder algo. Pero no lo hizo, se quedó callado. Apretó los puños y volvió a la sala.

Pasó una hora. Ya habían comido, y, ahora. Estaban en la cama. Topo intentaba dormir, Roberto esperaba que Topo se durmiera.

Pasaron algunos minutos. Eternos para Roberto.

Topo se dió la vuelta, le daba la espalda a Roberto. Así, dormía tranquilo, algo extraño. Quizás.

Roberto se levantó. Se paró frente a Topo y suavemente lo movió, haciéndolo quedar boca arriba.

Ahí, cerró la puerta de su habitación con llave. Buscó una cuerda en el closet de la habitación y despertó a Topo.

—Topo, despertate —dijo Roberto y le atribuyó una cachetada a Topo.

— ¿Qué pasó?.. —preguntó Topo y se levantó bastante rápido, algo alterado por el golpe.

—Sácate la camiseta, lo mismo con el pantalón.

— ¿Qué?

— ¡Hacelo Y A! —exclamó Roberto y usó la cuerda como si fuera uno de esos látigos. Atribuyéndole un golpe en el pecho a Topo.

Este solo un leve quejido de dolor y sin decir nada más. Acató las órdenes de Roberto.

—Mostrame tus brazos —dijo el mayor. Su pareja acató la orden —. Me encanta cuando sos así, ¿Por qué nunca lo hacés así? Parece que te encanta que te golpee. Aunque, no te culpo. A mí también me encanta —agregó el vocalista mientras ataba las manos del menor.

Llevó las manos de su pareja a su espalda y le bajó por completo el pantalón. Ahora, era su turno.

Roberto, frente a su pareja. Se sacó la camiseta, el pantalón y también su bóxer. Quedando completamente desnudo frente a Gustavo.

Se sentó en la cama y lentamente se acercó a Topo, que ya empezaba a temblar por los nervios.

—Tranquilo, voy a empezar suave... —dijo el mayor con lujuria hacia el cuerpo del guitarrista.

Se acercó a la boca de su pareja. Empezó con un beso normal, después metió la lengua. Y después de eso, empezó a bajar hasta llegar al cuello del menor.

Donde, empezó con los chupetones y las mordidas. Así estuvo unos minutos, hasta que frenó para respirar.

Topo solo soltaba leves quejidos. No le gustaba la sensación de lo que le estaban haciendo. Pero tampoco quería quejarse. Sabía que si lo hacía podría terminar peor.

Después de otras mordidas más. Roberto se puso frente a Topo, bajó el bóxer de este y empezó a masturbarlo.

Ni siquiera le había preguntado, en ese momento. Topo solo era su muñeco. Lo iba a usar como se le diera la gana. Ni siquiera estaba pensando en él como otra persona.