XXIX // 𝘈𝘴𝘦𝘴𝘪𝘯𝘢𝘳 (𝘈𝘭𝘵𝘦𝘳𝘯𝘢𝘵𝘪𝘷𝘰)

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Teóricamente esto pasaría después del capítulo de “Forzar a una relación sexual”, así que Roberto todavía conserva ambas manos y un poco de dignidad.

Roberto estaba durmiendo, muy cómodo. Topo, no.

Lo del día anterior lo había dejado inquieto, no podía  dormir. Quería vengarse, pero. No quería rebajarse al nivel de Roberto, aunque.

Si esa era la manera de deshacerse de él, haría lo que fuera.

Se levantó, observó a Roberto. Analizó su posición y salió de la habitación.

Fue a la cocina, abrió el cajón y sacó un cuchillo.

Volvió a la habitación. Lentamente, se sentó arriba de Roberto. Se aseguró de no despertarlo.

Agarró su propia almohada, la puso arriba de la cara de Roberto.

Su intención era, despertarlo con un falso intento de asfixia. Después, apuñalarlo.

—Despertate, despertate, despertate, despertate —empezó a decir Gustavo mientras cada vez agarraba la almohada con más y más fuerza.

Notó como Roberto empezó a moverse. Era más fuerte que él. Se sacó la almohada de la cara con facilidad.

— ¿¡Qué te pasa!? —exclamó Roberto.

— ¡Déjame en P A Z! —dijo Topo.

Agarró el cuchillo que había dejado a su lado. Lo empuñó y primero lo clavó cerca del ojo desviado de Roberto.

Empezó a clavarlo en repetidas ocasiones, en diferentes partes de la cara de Roberto.

Se detuvo.

Observó sus manos.

La sangre las empapaba.

Otra vez había hecho algo estúpido.

¿Por qué siempre se dejaba llevar por sus emociones? Era estúpido. Siempre lo fue.

Empezó a llorar, ya no había vuelta atrás. Se había dejado llevar. Había llegado muy lejos.

Arrastró el cadáver de Roberto hasta esa habitación que estaba vacía. Ahí estuvo durante algunos días.

La culpa comía a Topo por dentro, ¿Cómo hacía Roberto para seguir con su vida después de hacerle daño?

Él ni siquiera podía dormir después de golpearlo.

Y ahora que lo había matado, no podría seguir viviendo.

Una tarde, fue a la estación de tren. Lo pensó, esta vez sí pensó antes de actuar.

No importaba si se tiraba o no, no iba a durar mucho más cargando con toda esa culpa.

Dió un paso al frente. Escuchó que el tren se acercaba.

Saltó a las vías del tren. La gente lo miraba pero no iban a poder hacer nada.

El tren ya llegó.

El segundo (y último) final alternativo

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El segundo (y último) final alternativo.

Topo aplicó la del hombre con alas, que épico.

No sé qué decir (otra vez), así que me despido.

Adiós pendejos, cuídense. Los quiero mucho, muak.











































Total de palabras: 416.

𝘊𝘰𝘳𝘢𝘻𝘰́𝘯 𝘔𝘢𝘳𝘪𝘤𝘰́𝘯 ♡ Violentometro // Titopo(n't)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora