Dollhouse

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Después de millones de años, décadas, años, meses, días, las cosas siguieron igual, el equilibrio de la vida y el tiempo se mantuvieron en paz.

Los eternos hacían su trabajo como Dios les había mandado hacer, ellos fueron creación de Dios, pero ¿Que pasaría si una humana de carne y hueso se convirtiera en eterna?

Una eterna con sentimientos, con belleza pura, pero con un corazón de bien pero también de mal, ¿Que tantos cambios habría en la línea de la paz?

Nadie lo sabe, hasta hace unos años la primera eterna de carne y hueso fue elegida para gobernar la línea de la paz, siendo la más joven de los eternos.

Haniel, la belleza más pura que Dios abría creado....

                   _______________

Mi vida era más que normal, vivía en Londres, vengo de una familia bastante prestigiosa y reservada.

Mis hermanas, eran las perfectas en la familia, las educadas las que tenían una carrera en algo y tenían maridos estupendos y de la alta sociedad.

Yo era la excepción, era solitaria, sin amistades o algún pretendiente por el cual dedicar mis horas de té, no para nada, no tenía nada de eso, pero algo por qué si destacaba era mi belleza, mi piel blanca brillosa, mi cabello rubio hasta la espalda y mis grandes ojos azul agua.

Cada persona que me veía decía que tenía una belleza angelical, que me veía pura he inocente, cosa que le daba celos a mis hermanas y mi madre.

La relación con mi madre no era la mejor, aunque la amaba mucho ella no tenía el mismo sentimiento hacia mi, no para nada, para mi familia era la oveja negra.

Desde que soy pequeña sufrí mucha soledad pero encontré la forma de quitar ese sentimiento, encontré la salida a mi soledad, el vudú y el sacrificio.

Llevo practicando el vudú desde los diez años de edad, y el sacrificio desde los diecisiete.

Pero eso se acabó al cumplir veinte, mi familia se enteró de lo que hacía, mis asesinatos o sacrificios a los demonios y el vudú.

—¡Cómo te atreves a deshonrar está familia!—Sentí un gran ardor en mi mejilla, mi madre me había abofeteado.

—¡Ahora todos los de la alta sociedad saben esto Haniel! ¿¡Sabes lo que la gente dirá de nosotros!? ¿¡Estás consciente!?—grito mi padre furioso mientras me aventaba al suelo de la sala.

—¡Yo no tengo la culpa!—grite llorando.

—¿No? Entonces quien Haniel, ¡Quién! Nos haz expuesto, eres la peor deshonra de esta familia.—jamas en mi vida había visto tan enojados a mis padres.

Ellos tenían razón los había expuesto a todos, pero yo no tenía la culpa de estar involucrada en esto, eran ellos.

—¡Desde ahora el apellido Romano no será digno de ti! Desde ahora no eres nuestra hija.—Sentencio mi madre caminando como loca por la sala.

Mis lágrimas no dejaban de salir a montones mientras estaba en el piso.

Mi padre estaba más que loco, mi madre se estaba tranquilizando pero mi padre no.

—¿Que tanto hiciste? ¡Que tanto sabe la gente!—sabían todo, ellos sabían las personas que había sacrificado y como usaba el vudú.

—Saben todo...todo papá.—confese con miedo en mi voz.

Escuché el gruñido de mi padre, estaba furioso se veía en su cara el enojo.

—Todas esas personas Haniel, esas personas que eran inocentes tu las mataste.—susurro mi padre caminando a la chimenea.

Tan inocentes no eran, tenía un patrón, solo hombres mayores que abusaban de su poder y jóvenes que abusaban de las chicas, o que habían echo daño o cometido algún delito.

Me arrastre hasta donde estaba mi padre con dificultad.

—Papá, lo lamento muchísimo..de verdad juro que lo hacía con un propósito y no era malo.—me colgué de sus pies rogándole piedad.

—¡Matar y estar metida en cosas demoníacas no es malo! Por favor Haniel mírate eres una maldita cínica.—me tomo del cabello arrastrándome hasta en fuego, sentí un gran miedo.

—¡Papá no porfavor suéltame!—le rogué tratando de no estar cerca del fuego, el no me escucho cada vez más me acercaba más al fuego.

Tome el suficiente valor y mordí su mano con suficiente fuerza como para sacarle sangre.

El miedo se volvió fuerza para mí, tenía experiencia no dejaría que me hiciera daño, no.

—¡Haniel no suelta a tu padre!—me reprendió mi madre con miedo.

Escuché un gran grito de dolor de parte de mi padre, al sentir que me soltó tome su mano con fuerza para meterla en el fuego.

De inmediato mi padre la saco, su mano tenía graves heridas, gritaba de dolor y rabia.

Mi madre solo nos miraba en shock, yo di unos pasos atrás, de todas las personas que había pensado matar y sacrificar jamás por mi mente paso que mi padre sería uno.

El se giro a mi con una expresión que jamás voy a poder describir, dió dos pasos atrás y tomo un fierro, esos que usaban para mover el carbón de las chimeneas.

Comenzó a caminar hacia mi con un semblante frío y penetrante, cosa que me dió escalofríos, yo solía ver a mis víctimas así y ahora me tocaba que me mirarán así.

Mi padre levantó el fierro a la altura suficiente para encajarlo en mí clavícula, escuché el grito desgarrador de mi madre la cual corrió a quitarle el fierro a mi padre pero este la empujó al suelo.

Yo quedé aturdida, no grite ni gemí, solo me quedé callada con las lágrimas en mis ojos y un gran dolor de despedida y sufrimiento.

Sentí como mi padre saco el fierro de mí clavícula para después encajarlo en mí estómago con suficiente fuerza que traspaso mi abdomen.

Ahí fue cuando caí al suelo sin fuerzas y casi sin vida, Dios perdoname por todo lo malo que hice, perdona a mi padre y mi madre ellos no merecían cargar con una hija como yo.

Sentí el impacto del suelo frío con mi cuerpo, ya no escuchaba, solo sentía como me apagaba poco a poco, el tiempo se hacía lento, vi como mi madre se arrastró hasta llegar a mi con lágrimas y dolor en su mirada.

Me sostuvo en sus manos aún llorando, no podía escuchar lo que ella decía pero se veía que se arrepentía de todo lo malo que hizo como madre o como madre hacia mí.

Mi vida había acabado, mi último respiro fue pesado y lento,cada vez más, hasta que deje de respirar y sentir dolor.

Entre a una luz...

𝐃𝐄𝐕𝐈𝐋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora