𝐃𝐄𝐕𝐈𝐋

¿salimos hermosa?

Me desperté tarde, el día de ayer me había quedado hablando con Ángel y Husk hasta tarde, necesitaba hablar con ellos muchas cosas y ellos también.

Charlie y vaggie se habían ido a dormir temprano ya que...cosas personales, Alastor igual se fue a dormir temprano el es así.

Me levanté de mi cama poniendo mis pantuflas, talle mis ojos un poquito, me dirigí al baño para lavar mis dientes, hoy era mi día de descanso así que no saldría.

Salí del baño bostezando cuando acomode mis vista me encontré a Alastor sentado en mi cama.

—¡Carajo Alastor me asustaste!—toque mi pecho asustada.

Alastor río burlón parándose de la cama para ir a mi dirección.

—Buenas días corazón, ¿Cómo dormiste?—me tomo de la cintura con una gran sonrisa.

Suspire—Bien, me dormí tarde pero dormí excelente.—me acerque a el para plantar un beso.

—Me alegra, ¿Que harás hoy? Hoy es tu día libre, no?—pregunto jugando con mi cabello.

—Si es mi día libre, no tengo planes  solo quedarme a dormir todo el día o salir con Ángel si iba a salir.—deduje moviendo mi dedo.

El sonrió malicioso mientras me pegaba más a el—Mejor, ¿por qué no salimos? Podríamos ir a comer algo he ir a un bar tranquilo a bailar.—Casi no le gustaban los bares grandes pero ir a bailar me gustaba.

—¿Tú, bailar? No sabía que te gustaba bailar.—fruncí el ceño con sorpresa.

Cerro sus ojos—Asi es mi bolita de azúcar, entonces, ¿Aceptas?—lo mire con duda así que el comenzó a contar—Muy bien Astar, 1...2..—lo interrumpí con un beso.

—¡Claro que sí deja me cambió y voy contigo!—corrí al baño para bañarme y alistarme.

Me metí a la regadera rápido, me bañe en menos de cinco minutos, salí de la regadera con mi bata que estaba mojada por qué no me había secado bien, haciendo que se notará mi cuerpo por la tela fina.

Camine al armario buscando que ponerme, no me había percatado que Alastor seguía ahí en el cuarto mirándome fijamente.

Saque un vestido negro que me quedaba pegado, no tenía tirantes hacia resaltar mi busto, quedaba un poco largo, pero con unos tacones me haría verme alta, unos guantes negros con encaje, una gargantilla y mi cabello agarrado perfecto.

Mientras pensaba en como combinar todo, sentí las manos de mi amante pasar por mi cintura pegándome fuerte a el.

Mis mejillas se calentaron—A-last..or tranquilo amor.—tartamudeo nerviosa.

Sentí su respiración por mi cuello al igual que sus manos pasar mi cuerpo mientras me saboreaba.

—Cariño como quieres que me controle cuando—suspiro apretando sus dientes—Eres tan hermosa...y ¡Por todos los demonios eres estupenda!—me abrazo fuerte.

Sonreí sonrojada—Ayy mi amor, ¡Tu también eres estupendo!—lo bese sin decir más, el lo correspondió pero besándome más profundo.

Me separé de él por falta de aire, mientras Alastor sonreía como borrachito enamorado.

Le sonreí mientras me separaba de el para cambiarme, si seguía así terminaríamos pero no de una buena forma.

El se sentó en la cama mirándome con una gran sonrisa.

Comencé a quitarme la ropa por gracia del destino traía ropa interior, así que me me cambié rápido me puse el vestido, le pide ayuda con el cierre y el lo subió lentamente rodeé los ojos divertida, sabía lo que pensaba ese ciervo.

Me cepille el cabello y me peine con un chongo alto, me maquille un poco y fui por los tacones que obviamente no me los pondría yo, si no mi amante.

—Oye querido me ayudas a cerrar mis tacones.—subí mi pie a su muslo para que lo amarrara.

El sonrió grande, tomo el cierre y lo cerró con fuerza, después cambie de pie he igual lo cerró.

Ya lista solo faltaba mi abrigo que solo usaría un chal apeluchado color blanco.

—¡Ya estoy lista Alastor!—lo tome de la mano emocionada, sus ojos eran muy lindos me miraba enamorado pero sin perder ese toque de cinismo en sus ojos.

—Muy bien querida, vámonos de una vez que ya está la reservación.—dijo para inclinarse al abrir la puerta y salir yo primero—Primero las damas.—sonrió con los ojos cerrados.

—Gracias eres todo un caballero.—le dí un beso en su mejilla antes de salir, el cerro la puerta y acomodo su traje para tomar mi brazo y caminar juntos.

Tenía que aprovechar a este Alastor, no solía ser tan romántico o tan afectivo conmigo, pero aún así lo amaba demasiado, estaba perdidamente enamorada de el, daría todo por este hombre lo amaba y no tenía la duda.

Alastor era todo que lo amaba y tenía valor en el infierno, si, era demasiada felicidad por parte mía pero, por primera vez en mucho tiempo me sentía feliz, viva por estar con alguien que amaba y era mutuo.

Después de mucho tiempo lo volví a encontrar, a pesar de todo el espero, es paciente con mis recuerdos y sobre todo respeta muchas de mis desiciones y pensamientos.