2. El amor de tu vida, Jeon Jungkook.

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Lo único que Jungkook podía escuchar dentro de aquella casa polvorienta era el golpeteo de su pie inquieto contra el suelo y el murmullo de la ducha. Imperceptible para el oído humano, más bien como un producto de su imaginación, oía el latir acelerado de su corazón. Le pareció que estaba en un sueño y se pellizcó para despertarse, pero no surgió efecto. Un suave canto, del que en un tiempo distinto se habría impresionado, inundó el lugar. Era la voz de aquel lunático. Se llamaba Kim Taehyung, que, según sus propias palabras, significaba: "el amor de tu vida, Jeon Jungkook".

En aquel instante, aún ofuscado por la visión de la muerte, Jungkook no comprendió a qué se refería. El tal Kim Taehyung mantuvo su brillante sonrisa y aseguró ser un enviado del pozo de los deseos. Jungkook creyó descifrar la situación: El hombre lo había visto antes frente al pozo y ahora se inventaba una historia acorde a eso. En una actuación perfecta, se puso a salvo en la superficie y fingió darle la razón.

—Sabía que me reconocerías, terroncito —dijo Taehyung e intentó abalanzarse sobre él.

Pero Jungkook fue más rápido y lo amenazó con lo primero que tuvo a la mano: Una pala.

—¡Alto!

Taehyung levantó los brazos en alto debido a la impresión, pero después de unos segundos formó una expresión juguetona.

—No te hagas el difícil, terroncito.

Jungkook empezó a soltar gritos mientras intentaba mantener alejado a Taehyung con la pala. Taehyung continuó tratando de abrazarlo, hasta que se quedó quieto. Jungkook lo escrutó con la mirada, sin bajar la guardia.

—Tal vez no le guste el contacto físico —murmuró Taehyung.

—¿Con quién hablas? —preguntó Jungkook, confundido. Al no obtener respuesta, empujó a Taehyung con la pala para llamar su atención. Él lo miró sin comprender—. ¿Con quién hablas? —repitió con más fuerza.

Taehyung señaló con el dedo índice hacia el cielo.

—Con ellos, los que me enviaron.

«Está completamente loco», pensó Jungkook y decidió que ya había tenido suficiente. Alzó la pala hasta dejarla frente al mentón de Taehyung.

—Dime quién carajos eres y por qué estás en mi propiedad.

Jungkook lo vio tragar saliva, pálido hasta la médula.

—Y-yo aparecí aquí porque tú lo deseaste.

—Déjate de cuentos, maldito lunático —dijo Jungkook y acercó más la pala hacia su garganta.

Taehyung dio un paso atrás y su expresión se entristeció hasta que repentinamente se quebró en llanto. Tomó asiento en la hierba y se hizo un ovillo al borde del pozo. Jungkook lo contempló, pasmado.

—Disculpa, ¿estás bien?

Taehyung le dedicó una mirada furiosa y volvió a ocultarse entre sus brazos. Jungkook se quedó consternado y echó un vistazo a los lados, a ver si no había algún curioso que pudiera sorprenderlos. Fue entonces que se dio cuenta de lo extraño que sería el escenario para alguien externo.

—Basta de actuar, por favor —pidió entre dientes.

—¡Me acabas de amenazar como si fuera un ladrón! —exclamó Taehyung colérico—. ¡Qué clase de novio hace eso!

—¿Novio?

—¡Si, novio! ¡Deseaste amor y ahora me tratas como si no estuviera aquí por tu culpa! ¡Yo estaba mejor hace cinco minutos cuando no existía!

ROSAS EN EL JARDÍN ; kth&jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora