Jungkook recobró la consciencia sin aviso, como si hubiera resurgido de la muerte. Según sus cálculos, no habrían pasado más de veinte minutos, pero el cielo se había arrebolado ya y el ocaso se colaba por los espacios por los que antes entraba la luz del sol. Estaba en una silla, con las muñecas atadas detrás del respaldo. A su lado, una furiosa Naeun, puesta en las mismas condiciones, discutía con Min Yoongi, que se limitaba a sonreír cínicamente desde su trono y acariciarle el muslo a Jung Hoseok. Detrás de ellos, los pandilleros aún formaban filas. Kim Seokjin estaba en el otro extremo, también atado y aún inconsciente. Namjoon seguía con la boca cubierta de cinta, sin posibilidades de hablar. Tampoco parecía tener intenciones de luchar. Gom continuaba sumido en su estado de serenidad, observando la escena sin intervenir. Por su parte, Taehyung tenía la mirada fija en Jungkook. Estaba quieto, viéndolo atentamente, como si buscara señales de vida. No le quitó los ojos de encima ni siquiera cuando Jungkook le devolvió la mirada, diciéndole en un gesto que se encontraba bien. Jungkook dedujo que se trataba de su manera de acompañarlo. Era su mano apretando la suya para darle fuerzas y asegurarle que conseguirían la victoria.
—Qué bueno que despiertas —le dijo Min Yoongi, interrumpiendo su charla con Naeun—. Tu amiga Naeun me ha hecho desperdiciar un montón de tiempo intentando negociar, pero tú eres mucho más comprensivo, ¿verdad?
—Jungkook, no lo escuches, trata de manipularte —le advirtió Naeun.
Yoongi se puso de pie y rodeó a Taehyung hasta quedar a sus espaldas. Taehyung puso cara de horror. Jungkook se tensó de pies a cabeza.
—Pero si yo no lo manipulo —aseguró Yoongi con voz inocente—. Manipular implica mentir o amenazar. No, no. Yo no soy así. A mí lo que me gusta es persuadir.
—No es persuasión cuando la otra opción es morir —arguyó Naeun.
—Pero si yo no he matado a nadie, Naeun, ¿de qué hablas? Además, él no puede morir.
Jungkook se quedó paralizado al escucharlo. Luego lo invadió el enojo al pensar en cómo lo había descubierto. Naeun parecía confundida.
—¿A qué te refieres?
Yoongi le hizo una seña de que se callara.
—Tu tiempo de hablar se acabó, Naeun. Estoy charlando con Jungkook. Seguro él ya sabe de lo que hablo, ¿o me equivocó?
Jungkook apretó la mandíbula.
—¿Qué es lo que quieres? —escupió.
—No tenemos porqué hablarnos así, Jungkook —dijo Yoongi, aparentemente ofendido—. La verdad es que mi problema no es con nadie más que con Naeun. Tengo todas las intenciones de liberarte.
—Ve al grano.
—Mira, mi trato es simple: abandona a Naeun y...
—Imposible —respondió Jungkook de inmediato.
—Bueno, pero déjame terminar. Esto te va a interesar, ¿sí? —aseguró Min Yoongi—. Claro que pedirte que abandones a Naeun así como así parece absurdo. Aunque yo lo aceptaría teniendo en cuenta que es la libertad de tu novio la que está en riesgo... Pero, en fin, ¡traiganlo! —ordenó. Un pandillero entró al lugar cargando una pesada carpeta de plástico que le entregó a Min Yoongi—. Verás, Jungkook —continuó mientras sonreía, viendo la carpeta—, uno de los primeros pasos de mi plan era investigarlos a todos ustedes a fondo. De ti no fue muy difícil encontrar información porque la mayoría estaba en redes sociales. De Kim Namjoon me costó un poco más porque no tiene redes, así que tuvimos que investigar con las señoras del barrio. Pero ¿sabes de quién no pudimos encontrar nada? —Min Yoongi miró fijamente a Jungkook. Él no respondió—. Internet, archivos gubernamentales, embajadas, ¡nada! Incluso le preguntamos a la gente del pueblo, pero además de su nombre y sus buenas cualidades, nadie pudo proporcionar un solo dato de Kim Taehyung. Y te preguntarás: ¿por qué? Yo también me lo pregunté. Y la respuesta es tan simple que no creí que fuera real...—Hizo una pausa dramática—: ¡Kim Taehyung no existe!
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ROSAS EN EL JARDÍN ; kth&jjk
FanfictionDespués de fallar el examen de admisión a la universidad, Jeon Jungkook tiene un solo encargo: Vender la casa de su abuelo. Mientras recorre los rincones que albergan los recuerdos de su infancia, encuentra el pozo de los deseos, una leyenda del pue...