21. Habitación 44.

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Jungkook se quedó quieto, conteniendo los nervios, mientras escuchaba el plan de Naeun. Bajaron del auto después de asentir con la cabeza, en señal de tenerlo todo claro. Solo Namjoon permaneció en su usual posición de piloto y fue a estacionarse, en espera de esos veinticinco minutos que Naeun había asegurado que tardaría.

Naeun tomó por la muñeca a Jungkook al notarlo ansioso, le dio una mirada determinante y lo dirigió a través de las escaleras. Se trataba de un edificio antiguo localizado en un área tranquila de la ciudad, al que parecían no haberle hecho nunca una renovación y que desprendía un ligero olor a humedad. Mientras subía los peldaños, Jungkook se preguntó qué clase de personas podrían vivir en un lugar tan lúgubre y silencioso. Por las ventanas podía ver el sol de mediodía calentando el pavimento y le pareció que el mundo entero ardía en llamas.

—Es aquí —anunció Naeun frente a una puerta con el número «44».

Jungkook asintió con la cabeza, vio a Naeun esconderse detrás de un pilar y hacerle una seña de que podía continuar. Tragó saliva, se acomodó la mascarilla negra, respiró hondo y tocó el timbre. Esperó unos segundos, evitando ver la mirilla. Entonces una vieja bocina emitió una voz robótica:

—¿Quién eres?

Jungkook se sobresaltó un poco y tocó el botón al lado de la bocina para hablar:

—Me citaste aquí. Hace unas semanas hicimos match en... en Grindr.

—Oh, mierda. Dame unos minutos.

La bocina dejó de emitir sonido. Jungkook le indicó con la mano a Naeun que ya podía acercarse. Ella llegó a su lado y con una mirada se dijeron que estaban listos. La puerta se abrió, revelando a Jung Hoseok, un hombre alto, delgado, de facciones afiladas y expresión severa. Estaba sin zapatos, llevaba una camisa negra de mala calidad, jeans y una gruesa cadena en el cuello. Se revolvía el cabello con la mano al momento de abrir.

—Disculpa mi aspect...

—Tiempo sin vernos, ¿verdad?

Jung Hoseok pareció profundamente turbado al escuchar la voz de Naeun. Intentó cerrar la puerta, pero ella, con una valentía insospechada, lo tomó por la muñeca con fuerza. Jung Hoseok la miró, desencajado.

—Tú y yo tenemos mucho de qué hablar —dijo Naeun en tono amenazador.

Jung Hoseok frunció el entrecejo y se zafó de su agarre bruscamente. Jungkook estuvo a punto de intervenir, pero se contuvo ante el gesto de Naeun de que no se metiera.

—No hay nada que pueda decirte. Y deberías irte antes de que le diga a Yoongi que estás aquí —advirtió Jung Hoseok.

—Yo creo que no se lo dirás.

Jung Hoseok rio.

—Ay, Naeun, tan ingenua como siempre.

—Tengo algo que te interesa.

Jung Hoseok ladeó la cabeza. Naeun metió la mano en el bolsillo de sus shorts, sacó una pequeña USB y la puso frente a los ojos

—¿Eso qué?

—¿Recuerdas aquella vez que me contaste que Yoongi tenía un documento donde se desahogaba sobre lo mucho que me odiaba?

Jung Hoseok rio.

—Solo lo inventé para provocarte.

Jungkook miró a Naeun, asustado de que el plan no fuera a funcionar. Ella no flaqueó.

—De hecho era real. ¿Por qué crees que me fui sin más? ¿De verdad creíste que rompí mi compromiso y eché todo por la borda solo por tus mentiras? El ingenuo eres tú.

ROSAS EN EL JARDÍN ; kth&jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora