Al levantarse, Emma ya estaba con Amber preparando los desayunos. Todos se sorprendieron al verla despierta tan temprano. Elthon pasó y besó su cabeza para luego tomar una tostada y sentarse en la mesa.
-Hoy volvemos al trabajo así que recarguen muchas energías. -dijo el rubio. Cuando ella se volvió hacia él, adjuntó. -Vos Emma te quedas acá.
Ella negó y se sentó en la mesa. Se sirvió un poco de café y lo tomó con lentitud. Estaba caliente y era experta en quemarse la lengua.
Al cabo de un rato, todos salieron de la casa y ella se quedó limpiando la cocina con Amber.
-No vayas.-pidió la mujer.-Elthon va a enojarse.
-Mis trabajos fueron lo único que me mantuvieron a salvo cuando él se fue. No puedo dejarlos.-susurró. -Además, necesito hacer esa clase de cosas. Pienso demasiado de lo contrario.
Su voz sonaba suave y calmada pero ella era sincera. Le dolía pensar. Le dolía porque los pensamientos bonitos ya no se presentaban jamás en su mente.
Emma salió de la casa y tomó el carro cargado. Caminó hacia donde se necesitaría. Ahí estaba Jacob. Sus ojos se abrieron de la sorpresa al verla cargar tanto peso. La chica apoyó en carro y lo ayudó a bajar las bolsas para comenzar a cultivar. Pasaron toda la mañana juntos, cultivando y riendo. A la hora del almuerzo se dirigieron a la casa.
-Pero si estás hermosa.-rió él y pasó sus manos por las mejillas de ella, ensuciándolas aún más.
-No te quedas atrás.- rió ella al ver el rostro de él sucio y la tierra en su pelo.
Subieron y se dieron todos una ducha antes de sentarse a almorzar.
-Emma.-llamó Elthon una vez que todos teminaron de comer. Ambos subieron las escaleras.-Te dije que no. Te dije estrictamente que no lo hicieras. -se veía muy molesto.-Esta es mi casa y vas a seguir mis reglas.
Sin decir nada mas, cerró la puerta con llave. Encerrándola en esa habitación vacía.
-Elthon-llamó. -Por favor. Te lo suplico.
Pero sus llamados eran inútiles y sus llantos nadie los escuchaba. La habitación se volvía mas pequeña y los recuerdos comenzaban a atormentarla.
-No. Por favor. Déjenme salir. Mamá.
En el campo todos realizaban sus trabajos en silencio. Era evidente que Elthon no la había dejado salir.
-Señor Cambrig.- llamó Amber corriendo hacia él. -Señor Cambrig déjela salir. Por favor. La pequeña está llorando. Le está suplicando. Déjela salir.
-No quiero que trabaje.-dijo él.
-Traigala con usted. Hay mil soluciones pero esta no es una. Quiere trabajar para no pensar. Ella me lo dijo. Me dijo también que ese trabajo la mantuvo a salvo mientras usted no estaba. Por favor señor Cambrig.
-Necesito que me obedezca. -dijo él, firme.
-¿Y ella?¿Qué necesita ella?
-No sé que es lo que necesita si no me lo dice.- dijo él frustrado.
-Esa pequeña necesita una familia. Necesita amor, necesita que no le digan que las cosas van a estar bien, que hagan que las cosas mejoren. Necesita reír y no llorar toda la noche. Lloró toda la noche. Por favor. Sáquela de esa habitación.
Él fue con la mujer a la casa y subió al segundo piso para abrir la puerta. Emma abrazaba sus rodillas con fuerza, clavando en ellas sus dedos. Cantaba una canción bajito y su respiración estaba agitada.
-¿Emma?- ella subió la vista y se puso de pie abrazándolo con fuerza.
-Voy a hacerte caso. Prometo hacerte caso.- lloró pegando su rostro al pecho de él.
Había tanto terror en sus palabras y gestos que él se asustó. La rodeó con sus brazos y la sacó de ahí.
-Perdón. Estaba enojado.-dijo él. Pero no había palabra alguna que tranquilizara a la chica.
-Mamá me encerró. -murmuró presa del terror.-Mamá me encerró porque le dije que quería ir a un cumpleaños y me enojé cuando me dijo que no. Me encerró. La escuché gritar antes de las bombas y no pude hacer nada. Me encerró.
Elthon la abrazó con fuerza. Todos estaban ahí. La habían oído. Eran conscientes de lo que había ocurrido.
-Voy a hacerte caso, te lo juro. Voy a portarme bien siempre.
-No hiciste nada malo.-susurró Elthon pegándola a su pecho.-No hiciste nada malo. Yo me confundí. Me equivoqué. No voy a volver a encerrarte. Lo prometo.
Y esa era una nueva promesa que se sumaba a la larga lista que ya llevaba Elthon. Y, aunque lo intentara, sería imposible que cumpliera todas sus promesas.
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Piensa lo que quieras.
RandomEstoy encerrada en una maldita casa de campo mientras los aviones destruyen mi ciudad natal con sus bombas. Una guerra sin sentido en un lugar que nadie conoce. Estoy harta de todo esto, estoy cansada de no tener palabra ni voto en este mundo tan eq...