7

216 9 0
                                    

Al levantarse, Emma ya estaba con Amber preparando los desayunos. Todos se sorprendieron al verla despierta tan temprano. Elthon pasó y besó su cabeza para luego tomar una tostada y sentarse en la mesa.
-Hoy volvemos al trabajo así que recarguen muchas energías. -dijo el rubio. Cuando ella se volvió hacia él, adjuntó. -Vos Emma te quedas acá.
Ella negó y se sentó en la mesa. Se sirvió un poco de café y lo tomó con lentitud. Estaba caliente y era experta en quemarse la lengua.
Al cabo de un rato, todos salieron de la casa y ella se quedó limpiando la cocina con Amber.
-No vayas.-pidió la mujer.-Elthon va a enojarse.
-Mis trabajos fueron lo único que me mantuvieron a salvo cuando él se fue. No puedo dejarlos.-susurró. -Además, necesito hacer esa clase de cosas. Pienso demasiado de lo contrario.
Su voz sonaba suave y calmada pero ella era sincera. Le dolía pensar. Le dolía porque los pensamientos bonitos ya no se presentaban jamás en su mente.
Emma salió de la casa y tomó el carro cargado. Caminó hacia donde se necesitaría. Ahí estaba Jacob. Sus ojos se abrieron de la sorpresa al verla cargar tanto peso. La chica apoyó en carro y lo ayudó a bajar las bolsas para comenzar a cultivar. Pasaron toda la mañana juntos, cultivando y riendo. A la hora del almuerzo se dirigieron a la casa.
-Pero si estás hermosa.-rió él y pasó sus manos por las mejillas de ella, ensuciándolas aún más.
-No te quedas atrás.- rió ella al ver el rostro de él sucio y la tierra en su pelo.
Subieron y se dieron todos una ducha antes de sentarse a almorzar.
-Emma.-llamó Elthon una vez que todos teminaron de comer. Ambos subieron las escaleras.-Te dije que no. Te dije estrictamente que no lo hicieras. -se veía muy molesto.-Esta es mi casa y vas a seguir mis reglas.
Sin decir nada mas, cerró la puerta con llave. Encerrándola en esa habitación vacía.
-Elthon-llamó. -Por favor. Te lo suplico.
Pero sus llamados eran inútiles y sus llantos nadie los escuchaba. La habitación se volvía mas pequeña y los recuerdos comenzaban a atormentarla.
-No. Por favor. Déjenme salir. Mamá.
En el campo todos realizaban sus trabajos en silencio. Era evidente que Elthon no la había dejado salir.
-Señor Cambrig.- llamó Amber corriendo hacia él. -Señor Cambrig déjela salir. Por favor. La pequeña está llorando. Le está suplicando. Déjela salir.
-No quiero que trabaje.-dijo él.
-Traigala con usted. Hay mil soluciones pero esta no es una. Quiere trabajar para no pensar. Ella me lo dijo. Me dijo también que ese trabajo la mantuvo a salvo mientras usted no estaba. Por favor señor Cambrig.
-Necesito que me obedezca. -dijo él, firme.
-¿Y ella?¿Qué necesita ella?
-No sé que es lo que necesita si no me lo dice.- dijo él frustrado.
-Esa pequeña necesita una familia. Necesita amor, necesita que no le digan que las cosas van a estar bien, que hagan que las cosas mejoren. Necesita reír y no llorar toda la noche. Lloró toda la noche. Por favor. Sáquela de esa habitación.
Él fue con la mujer a la casa y subió al segundo piso para abrir la puerta. Emma abrazaba sus rodillas con fuerza, clavando en ellas sus dedos. Cantaba una canción bajito y su respiración estaba agitada.
-¿Emma?- ella subió la vista y se puso de pie abrazándolo con fuerza.
-Voy a hacerte caso. Prometo hacerte caso.- lloró pegando su rostro al pecho de él.
Había tanto terror en sus palabras y gestos que él se asustó. La rodeó con sus brazos y la sacó de ahí.
-Perdón. Estaba enojado.-dijo él. Pero no había palabra alguna que tranquilizara a la chica.
-Mamá me encerró. -murmuró presa del terror.-Mamá me encerró porque le dije que quería ir a un cumpleaños y me enojé cuando me dijo que no. Me encerró. La escuché gritar antes de las bombas y no pude hacer nada. Me encerró.
Elthon la abrazó con fuerza. Todos estaban ahí. La habían oído. Eran conscientes de lo que había ocurrido.
-Voy a hacerte caso, te lo juro. Voy a portarme bien siempre.
-No hiciste nada malo.-susurró Elthon pegándola a su pecho.-No hiciste nada malo. Yo me confundí. Me equivoqué. No voy a volver a encerrarte. Lo prometo.
Y esa era una nueva promesa que se sumaba a la larga lista que ya llevaba Elthon. Y, aunque lo intentara, sería imposible que cumpliera todas sus promesas.

Piensa lo que quieras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora