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Al despertar, se encontró con la cabeza recostada en un pálido pecho con una pequeña cicatriz. La rozó con sus dedos y subió su vista hacia el rostro de Elthon, quien acariciaba su cabello con suavidad.
-Extrañaba demasiado poder verte dormir.-murmuró él.- Extrañaba acariciar tu pelo, sentarte en mis piernas, besarte, hablar con vos, verte sonreír. Te necesitaba tanto. Te necesito tanto. No podía dejar de verte de rodillas en el pasto. No podía dejar de sentir el miedo de encontrarte en las batallas. No sabía si estabas bien, si te había pasado algo, si te habías ido. ¿Qué hiciste conmigo, Emma? -acarició la mejilla de ella con suavidad.- Nunca te alejes de mi. Si no te tengo cerca... no puedo estar sin vos.
Ella se acomodó para poder besarlo. Quería decirle que lo amaba, que ella tampoco sabía vivir sin él, que había sido un tormento el hecho de que él fuera a la guerra, que no quería separarse jamás de él, que si no se hubiera ahogado cuando se lo estaban llevando hubiera dicho que estaba enlistada, que quería ir. Quería decirle muchas cosas pero no podía hablar. No había forma. Él había bloqueado todos sus sentidos y habilidades y ya ni siquiera sentía el dolor que se había anidado en su alma y que fue creciendo con el paso de los años.
-¿Por qué los chicos me dicen que no hablas? ¿Por qué estás tan callada?
-Supongo que las palabras no sirven de nada si, aquel a quien van dirigidas, no puede escucharlas.- murmuró ella y volvió a callar.
Él enmudeció ante su confesión y la acercó lo más posible a él con su brazo sano.
-Ahora estoy acá, mi amor. Estamos juntos.
Luego de un rato se levantaron y bajaron. Laurent preparaba los desayunos y no los notó. Ella se aproximó a él y lo rodeó con sus brazos por la espalda.
-Buenos días, preciosa.- dijo él poniendo su mano sobre las de ella.
-Buenos días.
Se sentaron en la mesa y Elthon entrelazó sus dedos con los de ella mientras acariciaba suavemente su mano con el pulgar.
Un trueno rompió el silencio de la casa y ella se sobresaltó, presionando ligeramente la mano del joven rubio.
-Tranquila.-susurró él pasándole el brazo por la cintura y acercándola mas a él. -Solo son truenos.
Ella recostó su cabeza en el hombro de él e intentó tranquilizarse. Sentía el corazón golpear con fuerza en su pecho pero era algo que no podía evitar.
Louis, Jacob y Zayn se sumaron a los pocos minutos y se sintieron mas tranquilos al verla junto a Elthon. Durante las tormentas Emma la pasaba muy mal y ellos ya no sabían qué hacer para evitarlo.
-¿Todo está bien? -preguntó Zayn mirándola.
Emma asintió con suavidad pero, cuando el siguiente trueno sonó con un fuerte estruendo, ella cerró sus ojos con fuerza y se pegó mas a Elthon.
-Amor, nada va a pasar. Mirame. Nada va a pasar. Estás bien. Todos estamos bien.
Pero Emma no lograba tranquilizarse y los truenos no cesaban. Las lágrimas comenzaron a escapar de sus ojos mientras cubría sus oídos y cada vez se volvía mas pequeña en su asiento.
Jacob corrió escaleras arriba y Louis se sentó junto a ella. Le cubrió los oídos y miró a Elthon. Este la levantó con un brazo y la sentó en sus piernas a la vez que pegaba la cabeza de ella a su pecho y cubría su otro oído.
Jacob llegó y le tendió a ella su oso de peluche. Emma lo presionó con fuerza contra su pecho y se concentró en el latido del corazón de Elthon ignorando los truenos con todas sus fuerzas.
Él la rodeó con su otro brazo también y besó su cabeza.
-En el campo hay estrellas, y estas en el cielo están. -cantó ella bajito.-En mi casa, las mas bellas, caen sobre la ciudad. Y las llamas me deboran, ruinas hay de la ciudad. Las balas a nadie perdonan, es momento de luchar. En la habitación del fondo, la niña llorará. Los ruidos son muy feos, quiere a mamá y a papá. En el campo hay estrellas, y estas en el cielo están. En mi casa, las mas bellas, caen sobre la ciudad. El bebé llora en su cuna. Las bombas lo asustaran. Su llanto no es oído. La explosión llega antes que mamá. La ciudad arde en llamas y el silencio todo lo dominará. La ciudad arde en llamas, nadie vivo quedará. En el campo hay estrellas, y estas en el cielo están. En mi casa, las mas bellas, caen sobre la ciudad. Y las llamas me devoran, pero no me quemaran. En la ciudad ya nadie llora. Solo almas quedaran. En el campo hay estrellas, y estas en el cielo están. Yo me encuentro en una de ellas. Mira al cielo, me verás.
Cuando los truenos cesaron ella se detuvo pero no se atrevió a moverse.
-Emma...-susurró Elthon y ella abrió sus ojos con lentitud.- Ya está. Todo está bien.
Él secaba sus lágrimas con suavidad y la presionaba contra su pecho.
-¿Siempre se ponía igual?-preguntó.
-Cuando estaba con nosotros, si.-dijo Louis.
-Solía irse. Esconderse.-continuó Laurent.
Ella se encogió entre los brazos de Elthon. Se avergonzaba por su comportamiento durante la ausencia de Elthon aunque aún no lograba cambiarlo. Entonces reparó en que, antes de que Liam, Amber y Robin murieran, se había portado del mismo modo con ellos.
En ese momento se puso de pie y corrió escaleras arriba, con el fin de internarse en uno de sus escondites para no salir jamas.

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