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Llegaron a la ciudad luego de nueve largas noches. El frío era cada vez peor, Emma tenía mucha fiebre y Louis estaba con vómitos. Elthon se caía del sueño y Zayn se encargaba de cuidar que no se estrellara mientras Laurent cuidaba de la chica y el de los ojos azules.
-Bajen del auto.-gritó un militar en la reja que habían montado.
Elthon se apresuró a colocarse junto a ella y sintió su piel caliente.
-Glen.-suplicó ella en un susurro.
-¡Vienen conmigo! -gritó saliendo del auto.- Soldado Glen, reportandose. No tienen armas.
Zayn sostenía a Glen mientras Jacob hacía lo mismo con Louis y Laurent bajaba las mochilas. Las rejas se abrieron y los guiaron por el lugar.
-El general no va a estar feliz con esto.-dijo uno de ellos, mirando a Glen.-Hubo una emboscada interna ayer. Muchas bajas. ¡Mantengalos vigilados!
Entró en la pequeña oficina improvisada a un lado de la reja y se escuchó un grito desde adentro.
-No. Solo estadounidenses. No voy a perder a más gente.
-Por favor. -pidió Elthon.-Al menos hasta que ellos se recuperen.-miró a Emma. Había lágrimas en sus ojos. La alzó.- Al menos deje que ellos se queden.
-Que se quede Emma.-dijo Louis.-Ella no va a dañar a nadie. Ella no está segura allá afuera, señor.
Todos lo siguieron en su pedido y Glen abrió la puerta.
-Señor, ellos no me dejaron morir. Me rescataron de los escombros. Esa chica detuvo todo por mi. No puede dejarla volver ahí. La mandaron al frente dos veces y solo tiene dieciséis años. Usted lo dijo. La batalla de las mil almas fue una masacre. Dijo que, si pudiera, salvaría a todos los que escaparon. Ella escapó. Me pidieron una cosa antes de llegar, que recuerde que Emma Wadlow me salvó. Y yo quiero hacer lo mismo.
-¿Emma Wadlow?-preguntó saliendo con rapidez. Ella se volvió ligeramente.
-¿Edward?-murmuró.
-Dios mío, estás viva.-dijo y se aproximó a ella.
Llevaba su uniforme y un gorro, ocultando sus rizos. Los ojos verdes la miraron felices, enloquecidos.
-Elthon, es Edward. -dijo incrédula, mirando al rubio.
-Glen.-dijo el hombre.- Gracias por no dejar que los sacara sin verlos siquiera. Vamos. Hay lugar para ustedes, pero primero.-abrió sus brazos y Elthon la bajó, dejándola abrazar a ese hombre.- Tenes mucha fiebre.
-Louis también. -susurró ella.- Creo que nos enfermamos.
-Vamos a la enfermería entonces.-dijo él y la chica volvió a brazos del rubio, quien la alzó.
-Veo que volviste a casa.-dijo Edward.-¿Es ella? ¿Emma es quién te esperaba?
-Si.-susurró él y la besó suavemente.- Y fue una promesa que no rompí. Volví por mi familia.
-Lo conocí en el campo.-explicó Edward a ella.- Me contó que habías estado en el frente dos veces, que te había sacado de la casa de su padre. Me contó todo. Es un alivio descubrir que estás bien.-dijo y acarició su pelo.- Y muy bien acompañada.
-Quiero que esta guerra se termine.-murmuró ella.- Quiero que todos estemos a salvo.
-Ya estás a salvo, Emma. Nada va a pasarte o a tu familia. Lo prometo. Ahora, él es el enfermero. Soldado, reviselos y luego indíqueles dónde queda el edificio en el que me hospedo. Nos vemos esta noche.-besó la frente de Emma.-Mantenete a salvo, siempre. Acá va a ser tan sencillo como juntar flores.
-¿Lo prometes?-preguntó ella.
-Lo prometo. Voy a mantenerte a salvo.

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