El primer trueno la despertó, sobresaltándola. Se encontraba en una habitación de paredes verdes y muebles de madera que aparentaban ser muy caros. Se sentó con lentitud, sintiéndose desorientada.
Otro trueno rompió el silencio y ella cubrió sus oídos y cerró los ojos con fuerza. Permaneció así unos largos minutos.
Unos brazos se cerraron en torno a su cuerpo y ella se sobresaltó nuevamente.
-Soy yo, Emma.- susurró una voz grave en su oído.
Estoy con Elthon.-se dijo a sí misma.-No estoy en casa. Esos son solo truenos.
Por más que se repitiera esas palabras, no podía evitar que su corazón se aterrara con cada estridente ruido que rompía el silencio del mediodía.
Cuando estos pararon, seguía en brazos del joven rubio.
-¿Acá también van a bombardear? -preguntó en un susurro, aterrada por completo.
Y cobró sentido. Su temor a las tormentas ahora tenía un motivo claro. Los bombardeos. Ella había estaba en la ciudad durante los bombardeos.
-No, Emma. No van a bombardear. -dijo acariciando su pelo.
Ella le tendió su dedo meñique para confirmar que él no mentía. Él entrelazó el suyo y besó su frente.
-¿Queres ir a comer algo?- preguntó. Ella asintió suavemente y Elthon sonrió.
Ambos bajaron las escaleras y entraron en la cocina. Ella miraba el suelo y permanecía en silencio.
-¿Por qué no querías volver a tu casa?- preguntó sirviendo dos platos de pasta y sentándose a su lado.-¿Por qué tenías tanto miedo?
Emma no se atrevió a mirarlo. No quería decirlo pero tampoco podía ocultarselo a él, que tanto había hecho por ella.
-Ya no hay casa.-susurró y retorció sus manos nerviosamente.-Todo quedó destruído. Papá y mamá no estaban por ningún lado.-las lágrimas caían y ella no podía evitarlo.- No quiero volver a casa porque van a volver a agarrarme.
-Estás en casa, preciosa.-dijo él acariciando su mejilla.
Comieron en silencio y, luego de un rato, se abrió la puerta principal y un grupo de chicos entró en la casa.
Reían a carcajadas y se empujaban entre si. Emma se juntó mas a Elthon y este sonrió con suavidad.
-Emma, ellos son Liam, Parker, Robin, Louis, Jacob, Laurent y Zayn.
Los siete chicos la miraron con curiosidad y se pararon en fila siguiendo el orden en que habían sido mencionados.
-Señores, ella es Emma Wadlow. Va a quedarse con nosotros a partir de ahora.
Ella los miró con timidez clara. Liam tenía el cabello corto y sucio y unos hermosos ojos color miel. Parker tenía el cabello negro y sus ojos eran color café. Robin era bajito y tenía el cabello dorado cayendo sobre sus ojos. Sus ojos eran grises o eso parecía. Louis, en cambio, tenía el cabello mas oscuro y unos fascinantes ojos azules. Jacob era bastante alto y su piel era extremadamente blanca. Su cabello era color tostado y sus ojos tenían un tono café claro. Laurent, en cambió, tenía un tono de piel un poco mas oscuro y sus ojos eran negros al igual que su pelo. Por último estaba Zayn, cuyo pelo era oscuro y sus ojos eran color café.
Los chicos esos debían rondar entre los 18 y los 21 años.
-¿Y si vienen a buscarnos?- preguntó Laurent.
-No van a llevarla a ningún lado.-los tranquilizó Elthon.
-¿Cómo estás tan seguro?¿Por qué la trajiste acá? ¿Y si bombardean la zona?-estalló Louis.- Es peligroso.
Emma retrocedió asustada y el joven rubio se puso delante de ella.
-No iba dejarla en la otra casa.-dijo y bajó el tono de su voz.- No podía dejarla con esa gente. Compórtense y suban a bañarse.
Los jóvenes obedecieron y Elthon volteó quedando frente a ella.
-¿Estás bien?- preguntó.
La chica respiraba con dificultad y estaba paralizada. Había pánico en sus ojos. Corrió escaleras arriba sin decir palabra alguna y buscó algún lugar donde esconderse mientras la lluvia golpeaba las ventanas con fuerza. Justo como había sucedido antes del bombardeo mientras ella aguardaba a que alguien le diera su beso de buenas noches.
ESTÁS LEYENDO
Piensa lo que quieras.
RandomEstoy encerrada en una maldita casa de campo mientras los aviones destruyen mi ciudad natal con sus bombas. Una guerra sin sentido en un lugar que nadie conoce. Estoy harta de todo esto, estoy cansada de no tener palabra ni voto en este mundo tan eq...