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Chapter Seventeen

Kawata Souya se encontraba en el parque del centro en espera de su amiga Inupi. Como su moto estaba en reparación en S.S Motors, ambas decidieron ir a visitar a Takemichi en la de Inupi, pero ya había pasado una hora desde la hora en la que habían quedado para verse. La peliceleste miraba la hora en su teléfono y resoplaba preocupada. Conocía muy bien a su amiga como para decir con certeza que a ella no le gustaba llegar tarde, entonces ¿Por qué no le respondía ni las llamadas ni los mensajes? Se estaba preocupando

¡Oh! ¿SouSou?

Angry levantó la vista y se sonrojó. Desde el día en donde él la defendió de aquel dependiente mirón habían seguido saliendo para conocerse y actualmente ambos eran bastantes cercanos. Para Rindou, Kawata Souya era una chica tierna y que lo hacía sonrojar sin saber porque por lo que le agradaba su compañía. Para Souya, Haitani Rindou era un chico coqueto y extrovertido, estaba acostumbrada a ese tipo de personas pero Rindou era atrevido a la vez que tierno, le gustaba esa combinación

──RinRin ──lo miró con un sonrojo en las mejillas ── ¿Qué haces por aquí?

──Eso mismo te iba a preguntar ──se bajó de su motocicleta y se acercó a besarle sus rizos azules haciendo que la punta de las orejas de la chica se encendieran

──Pues estaba esperando a una amiga para ir juntas al hospital ──soltó una leve carcajada pues los besos que le daban en la coronilla le hacían cosquillas ── ¿y tú?

──Me dirigía a buscarte para salir, me aburría e inmediatamente me acordé de ti ──se puso a juguetear con uno de sus rizos ── ¿Quieres que te lleve? Irás a ver a tu amiga Mitchy ¿no? ──Souya asintió ──. Bien, móntate

Souya se agarraba de la cintura del de mechas celestes mientras apoyaba su mejilla en su espalda. Eso hacía sentir bien a Rindou, su sonrisa traviesa lo delataba

──Llegamos SouSou ──la chica se bajó y comenzó a caminar a la entrada ──, oye Sou ¿Puedo acompañarte? ──la chica se volteó y lo miró confundida

── ¿Quieres acompañarme? ──Rindou asintió ──, bueno ──le sonrió ──, está bien

Ambos se dirigieron a la recepción. Rindou, como había estado haciendo cada vez que estaban juntos, le agarró la mano y entrelazó sus dedos. Ese gesto siempre hacía sonrojar a la chica pero le gustaba la ternura y la calidez con la que lo hacía, por lo que intentaba evitar que su RinRin se diera cuenta, aunque realmente Rindou lo hacía apropósito, le gustaba ver ese sonrojo en ella y más si era él quien lo provocaba

── ¡Mikey! ──la peliceleste saludó al rubio que casualmente estaba saliendo de la habitación de su amiga ── ¿Cómo está Mitchy?

Cuando Mikey sintió que lo llamaron se giró y saludo a ambos. Lo conocía, pero se le hizo raro ver a ese rubio de mechas celestes ahí y más con la chica. Cuando fijó su vista en sus manos entrelazadas entrecerró los ojos ¿Acaso esos dos estaban saliendo? No le desagradaba la idea de que una de sus muchachas estuviera con un miembro de la pandilla de su hermano, pero consideraba a todas las chicas de la Toman algo así como sus pequeñas hermanas por lo que si querían salir con ellas tenían que pedirle su permiso y bendición

──Hola Angry ──saludó a la chica ──, hola Rindou ──lo saludó a él

──Hola Mikey ──el chico de mechas estrechó las manos con el rubio

──Y respondiendo a tu pregunta ella está bien ──le dedicó una sonrisa ──, iba camino a comprar unos dorayakis, siéntanse libres de hacerle compañía

Mikey siguió su camino. Rindou le dijo a Souya que se quedaría esperando afuera en lo que ella estaba con su amiga, tampoco quería interrumpirlas, seguro hablarían cosas de chicas

── ¿Mitchy? ──sus cabellos celestes se asomaron por la puerta a lo que la rubia soltó una risilla ── ¿Puedo pasar?

──Adelante Angry ──la mencionada entró mostrando un paquete de magdalenas que sabía le gustaban a la rubia

──Los compré camino aquí ──se sentó en una silla cerca de la camilla y procedió a abrir el paquete para compartirlas ──, se suponía vendría con Inupi porque mi motocicleta está en reparación pero por algún motivo no llegó a donde se suponía nos encontraríamos ──le dio el paquete ya abierto y la rubia le dio una a la peliceleste ──. Gracias a que me encontré con RinRin pude llegar a tiempo

── ¿RinRin? ──le dio un mordisco a su segunda magdalena

──Te conté de él Mitchy ──Souya le sonrió ──, Haitani Rindou, el chico de Tenjiku

── ¡Ah, sí! Ya recuerdo ──Takemichi soltó una sonrisa traviesa ── ¿pero tan adelantada está su relación que ya le dices RinRin?

──Él me dice SouSou ──la chica estaba sonrojada hasta las orejas ──. Realmente me gusta Mitchy, pero...

── ¿Pero? ──la rubia arqueo una ceja en un gesto de preocupación, sabía que la peliceleste podía ser un poco insegura

──No creo que compaginemos ──bajó su mirada y empezó a juguetear con sus dedos ──. Él es divertido, alegre, sociable, fuerte ──su sonrisa boba y su sonrojo intensificado hicieron sonreír a Takemichi ──. No creo que le guste estar con una chica como yo ──Souya entrelazó sus manos y las apretó

── ¿Cómo tú?  ──Takemichi le dijo en tono indignado ── ¿Cómo se supone que sea una chica como tú?

──Que siempre parezca que está enojada, que casi no ríe o sonríe, que sea pandillera, tan poco sociable y nada extrovertida

Takemichi soltó una carcajada ¿Ella se estaba escuchando? Kawata Souya era todo lo contrario a eso y se lo haría saber, la chica tenía esa mala costumbre, se autocriticaba con cosas malas

──Kawata Souya alias. Angry ──la peliceleste se sobresaltó un poco ──, es una chica que a pesar de parecer siempre enojada tiene una sonrisa hermosa demostrando que es sincera y que solo se la muestra a las personas que se lo merecen. Una chica increíblemente fuerte que es subcapitana de una de las mejores pandillas tokiotas. Tiene muchísimos amigos, creo que no lo sabe, pero ella se lleva con casi la totalidad de su pandilla a parte que tiene seis increíbles amigas incluyendo a su hermana mayor. Le gusta salir de fiesta y divertirse, y parece que no lo recuerda pero ella casi siempre es la promotora de que vallamos a alguna discoteca

Eso nos queda a todos más que claro

Las dos voltearon a ver a la chica que había aparecido en la puerta. La rubia de cabellera dorada entró cerrando tras sí y se sentó en otra silla como mismo estaba Souya

──Hasta que por fin das señales de vida ──dijo la peliceleste ──. Te esperé por una hora ¿Dónde se supone que estabas? ──la rubia suspiró y desvió la mirada sonrojada

──Es...una larga historia ──soltó una sonrisa inocente que alertó a las otras dos, definitivamente se avecinaba un chisme gordo

TulipsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora