Capítulo cuarenta y uno

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Estaba en shock, su mente no maquinaba la información que le daban y creía que su imaginación le estaba jugando una mala pasada. Su respiración estaba acelerada y las lágrimas caían sin cesar ¿Acaso esto era una maldita broma? Tenía miedo de despertar.

—Harry...Háblame–ordenó Matt del otro lado de la línea.

—La...la encontraste–dijo con una voz tan baja que no creyó que su mejor amigo lo haya escuchado.

—Tenemos su paradero, amigo–esto sólo pasaba en sus mejores sueños, pero ahora era real.

—Encontraremos a Gemma, Matt.

—Así es.

Después de cinco jodidos años había encontrado a su hermana. Un escalofrío recorrió su cuerpo de tan solo pensar en el estado que podría estar.

...

Harry estaba muy callado, su mirada se encontraba en la nada y Louis ya no sabía que hacer. Tardaba demasiado en contestar, estaba en otro planeta.

—Hazz. ¿Estas bien?–volvió a preguntar, por quinta vez. Pasó un minuto y el alfa mantenía la vista en algún punto fijo mientras tomaba la taza de té que le ofreció el omega–Harry.

—¿Sí? Lo siento.

—Algo te pasa. ¿Qué tienes?–preguntó preocupado.

—No es nada, Lou. Estoy algo cansado.

No quería contarle esto a su omega. No porque no quisiera, moría por hacerlo, pero no era seguro, sabía con las personas que estaba tratando y Louis tenía que estar fuera, mientras menos sepa era mejor, no quería que le hagan nada y si eso pasaba estaba seguro que podría llegar a matar a alguien.

—Okey. Pero ¿Estás seguro de que no tienes nada?–Harry sonrió, se levantó de la banqueta y rodeó la isla de la cocina para para llegar hasta Louis, quien seguía sentado. Lo abrazó por detrás y le dio un beso en el cuello. Se embriagó con su exquisito aroma.

—Seguro, omega–dijo aún en su cuello. El aliento de Harry chocó con la piel del castaño, haciendo que un escalofrío recorra su columna. Jadeó en respuesta ante aquella sensación. Harry notó como la respiración de Louis se hizo pesada y, sin meditarlo, empezó a besar su cuello.

Louis empezó a ser un desastre de sensaciones, jadeaba con cada beso que Harry le brindaba y se le escapó uno que otro gemido cuando besaba de manera lenta la parte donde se suponía que iría una marca algún día.

Harry, Harry estaba a punto de explotar. Los gemidos de Louis lo hacían enloquecer, quería más, quería mucho más.

—Lou, si sigues respirando de esta manera no me voy a poder controlar.

—No lo hagas.

Harry gruñó y siguió besando y chupando su cuello, sabía que iban a dejar marcas, pero poco le importó en ese momento.

—Besame –ordenó Louis. El alfa dejó su cuello y Louis se dio vuelta. Harry lo besó de una manera tan necesitada que gimió en el beso.

—Eres tan hermoso–dijo y volvió a besarlo–Tan perfecto–mordió el labio inferior del castaño quien ahogó un gemido–Joder, me vuelves loco, omega–fue Louis quien tomó la iniciativa y lo besó.

Las manos de Harry estaban en la nuca del menor para poder profundizar el beso, las manos de Louis estaban en el rizado cabello del alfa y lo tiraba levemente, cosa que lo volvía loco al alfa.

—Amor...debemos parar–dijo agitado.

—No quiero parar, Hazz.

Por primera vez quería esto, por primera vez no sentía que tenía que complacer a alguien, por primera vez moría por ser tocado y besado hasta quedarse sin aliento. Por primera vez se sentía deseado y amado, porque aunque los besos de Harry sean necesitados de más contacto, a la vez, podía sentir el amor y respeto que le tenía. No lo estaba obligando, no lo estaba manipulando, no lo hacía sentir un objeto.

Park | l.s (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora