Capítulo veintidós

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Maratón: 3/3

Louis sentía pequeños besitos sobre su pelo y jura que se quedaría dormido si sigue así.

Harry no pudo evitarlo, su pelo olía perfectamente bien y era tan suave,  quería que se sienta bien, quería darle algún tipo de mimo para que olvide lo que pasó hace un rato, sólo deseaba borrar cualquier rastro de su pasado, aunque sabía que eso era imposible. Lo escucho ronronear bajo y sonrió, había cumplido su objetivo.

—¿Estas mejor?

—Sí.–dijo arrastrando la palabra, estaba demasiado relajado.

—¿Quieres dormir? Puedo irme, así te acuestas.

—No tengo sueño, sólo...no quiero dormir.

—Esta bien. ¿Quieres tomar café?.

—En realidad...no. ¿Tu quieres?

—No puedo decirle que no a un café.

—¿Te gusta?

—Sip, amo el café.

—Yo prefiero el té...El café es muy fuerte.

—¿Ah, sí? Así que te gusta el té.–Louis asintió.

—¿Cual te gusta?

—Pues...cuando era niño mi tía solía darme uno de frutilla, es mi favorito.

—Té de frutilla, anotado.

Louis rió levemente.

—¿A ti que café te gusta?

—Amo el instantaneo.

"Dios, como amo el café instantaneo."

Trató de alejarlo de su mente, no arruinaría este momento nuevamente.

—¿Con cuanta azúcar?

—Me da igual, pero si tengo que elegir, déjame pensar...Con dos de azúcar.

—También lo anoto...Podría hacerte uno la próxima.–dijo bajo.

La próxima, Harry sonrió.

—Te saldría perfecto.

Me dijeron que lo hago como la mierda.

—¿Tú crees?

—Sí, lo puedo afirmar.

—Me dijeron que lo hago mal.–dijo, pensando en voz alta.

—El que dijo eso debe ser un idiota.–dijo Harry dándole otro beso en la cabeza.

—Cuando vengas la próxima te hago.

La próxima. Harry sonrió otra vez.

—¿Me dejarías venir en otras ocasiones?–Se atrevió a preguntar.

Como si te hubiese importado su permiso las otras veces, se dijo a sí mismo.

—Puedes venir cuando quieras, Harry.

—Gracias.

—¿Por qué?–dijo co fundido el omega.

—Por dejarme entrar a tu espacio.

—Gracias por querer entrar.

—Me encantaría entrar en tu pequeño mundo.

—Quiero que entres.–dijo por último, luego se quedo dormido.

—Lou, debes acostarte con Jonh.–dijo cerca de su oído. El aliento caliente del rizado contra su piel, su voz profunda y su embriagante aroma hizo que una corriente eléctrica le recorriera la columna, haciendo que los vellos de su cuerpo se erizen.

Park | l.s (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora