Capítulo treinta

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Sus labios estaban unidos. Harry no sabía que necesitaba esa clase de contacto o al menos no hasta que el menor se atrevió a juntar sus preciosos labios con los suyos.

Si, era tímido y si, capaz no era el mejor de los besos para muchos, pero dios, para Harry era la puta gloria. Sentía como si estuviera en el cielo y un ángel lo estuviera besando, joder, se sentía demasiado bien. Harry se atrevió a mover sus labios y probar un poco más de Louis, un poco más de su sabor.

Louis, Louis sentía que estaba flotando, el beso para él era perfecto, era la gloria misma. Sentía como si sus labios y los de Harry estuvieran hechos para estar juntos y es que era imposible no pensar aquello si encajaban perfectamente. Los dos se sentían bien, los dos sentían como si estuvieran en el más sagrados de los cielos.

Louis tímidamente invitó a la lengua de Harry para que pueda explorar más y el rizado acepto gustoso la invitación del omega. No saben cuanto duro aquel acto, podrían haber sido minutos o tal vez horas, pero tampoco les importa a decir verdad. No fue salvaje, no fue necesitado, solo era un acto puro, con cierta inocencia de hecho , se estaban terminando de conocer a través de aquel contacto. No fue algo rápido, no fue algo pasajero, solo se estaban dando el atrevimiento de permitirse dejarse llevar por un momento, se estaban permitiendo dejarse dominar por sus lobos.

Louis terminó a horcajadas del rizado, éste le sujetaba la cintura al menor con suavidad y las manos del castaño estaban en el rostro del mayor. Sus labios bailaban a un ritmo que solo ellos podían dar, no se apresuraban a que terminase aquel simple pero tan íntimo va y ven de caricias, pero hubo un momento donde se permitieron tomar un poco de aire, sus frentes chocaron y se quedaron en silencio, sintiendo su pecho subir y bajar por lo agitados que estaban.

Cerraron los ojos y quedaron respirando el aroma de ambos mezclados, Louis ronroneó por la calidez que le brindaba el aroma. Ninguno se atrevía a decir alguna palabra porque no sabían que aportar al momento. Todo fue tan único y especial que no querían romper la esencia de la ocasión.

Sus lobos se conectaron e hicieron que todo sea tan peculiar que no había palabras para describir el sentimiento de ambos, lo único que quedaba decir era que estaban sin habla.

—Harry...–susurró el castaño con su frente pegada aún a la del rizado.

—Shhh–dijo despacio el de ojos verdes, solo quería sentir la cercanía del omega, solo quería sentir sus fragancias mezcladas.

Louis abrió los ojos y miró de nuevo los labios del mayor, no lo pensó dos veces o, mejor dicho, no pensó y dejó cortos besos en aquellos labios que se habían vuelto sus favoritos. Harry sonrió por la acción, tratando de corresponder a los pequeños piquitos que dejaba Louis.

—Tus labios se convirtieron en una de mis cosas favoritas.

—¿Ah si?–dijo el rizado dándole ahora un pequeño beso al omega.

Louis solo sonrió y suspiró, nunca se había sentido tan cálido y tan relajado en su corta existencia.

Harry abrió sus ojos y vió el rostro del omega en la oscuridad, era tan perfecto a su parecer, nariz pequeña pero hermosa, labios hinchados de tanto besarlos, cabellos desordenados y un pequeño flequillo pegado a su frente, ojos azules como el cielo, piel tan suave como un algodón, Louis le parecía perfecto.

—Dios, eres tan hermoso–dijo mirándolo a los ojos y acunando su rostro. El omega se sonrojo por el cumplido y el rizado volvió a besarlo, se había vuelto una adicción.

Louis suspiró en el beso, se sentía tan especial así, los labios de Harry le daban una calidez que no sabría explicar, lo hacían sentir tan amado que dolía, las caricias que le brindaba en su piel, acariciando tan suavemente, como si fuera de porcelana, como si se fuera a romper. Se separaron sonriendo y se miraron a los ojos, el omega acomodó algunos rizos del alfa, su cabello era muy suave.

Park | l.s (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora