Capítulo veintitrés

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Harry se fue después de desayunar junto a ellos, no se quería ir, pero el deber llamaba. Estaba en su auto manejando, eran las ocho con cuarenta y tres minutos, iba algo tarde. Cuando llegó algunos lo miraron extrañados y otros le restaron importancia, fue a su oficina, se sacó su abrigo y empezó a trabajar.

—Hola, Harry.–dijo Natalie mientras entraba.

—Hola, Nat.

—¿Cómo estás?–dijo la omega.

—Demasiado bien.–respondió con una espléndida sonrisa que le informó a la omega lo bien que había salido todo.

—¿Esa cara quiere decir que estuvo todo bien?

—Sí, mucho más que bien. Fue un avance.

Los ojos de Harry brillaban y la castaña sólo pudo sonreír, descubrió que le probocaba felicidad ver feliz al rizado.

Si bien Harry sabía que el omega tenía un par de asuntos por resolver, no quitaba que fuera un avance. Se quedó a dormir en su casa, es un gran, gran avance.

—¿Le gustó al cachorro su regalo?–Harry asintió manteniendo la sonrisa en su rostro.

—Sí, le encantó. Dios, tenías que ver su carita, Nat, estaba tan feliz.

—No te fue mal, te lo dije.

—Creo que tenías razón.–reconoció.

—Siempre tengo razón.–le afirmó con un guiño incluido, a lo que Harry sólo pudo contestar rodando los ojos.–¿Algo que me quieras contar?–preguntó ansiosa.

—A decir verdad...–No le iba a decir nada, pero quería generar tensión.–No. Nada para contarte.

—Hey, dije que me tenías que contar absolutamente todo.–protestó la omega, haciendo algo así como un berrinche.

—No va a pasar, compañera, date por vencida.–le sugirió.

—Harry Styles.–dijo en voz de advertencia.

—No, no y no. No te diré nada, soy una tumba.

Natalie suspiró rodando los ojos t cruzándose de brazos.

—Ya me vas a pedir algo.–afirmó indignada, dejándolo solo. Harry rió y siguió con sus asuntos.

Louis solo podía pensar en Harry.

Harry, Harry, Harry.

Joder estaba agotado, mientras su omega chillaba al recordar al rizado el sólo quería dejar de sentir. No deseaba que su corazón latiera tan de prisa cuando el alfa sonreía o cuando tomaba a su cachorro en cuenta o cuando lo hacía sonreír. Joder no quería caer.

No conoce tantos alfas, sólo tuvo dos en su vida y no fueron los mejores. No quiere hablar de su padre y, bueno, Axel es un caso aparte.

Lo que no quiere es volver a equivocarse, no quiere volver a caer en las redes de alguien y que lo lastimen, Axel le pinto el cielo de mil colores el primer mes, luego se volvió su maldito infierno.

No quiere volver a pasar por eso, no otra vez. No quiere traer alguien a su vida para que salga herido y tampoco quiere que su cachorro salga lastimado. No quería sentir mariposas al pensar en él alfa de ojos verdes, pero no podía hacer nada para evitarlo.

Su bebé estaba durmiendo, era su siesta de media mañana, así que tenía un buen rato para estar solo, joder.

Harry y sus ojos hermosos, Harry dando besos en su cabeza, Harry y sus brazos que lo hacían sentir seguro, Harry y su sonrisa preciosa, Harry, Harry y más Harry.

Park | l.s (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora