Capítulo catorce

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Lo quedó observando un momento, admirando su rostro mientras su omega chillaba. Harry está algo nervioso, no lo va a negar. Sus ojos se miraban en silencio, perdiéndose en el color de ellos, admirandose mutuamente.

—Yo...sinceramente no se que hago aquí.

Louis bajó su mirada, sus zapatos eran lo único que podía divisar. Era obvio que no vendría a verlo porque quería. De igual manera, no sabía como esos pensamientos llegaron a su mente, su omega estaba tomando el control, debía alejarlo. No tiene que importarle si viene o no, él pudo solo todo este tiempo y no necesita perder el tiempo con sentimientos, no cuando una herida ni siquiera fue cerrada.

Así que levantó la vista, mirando nuevamente al alfa que tenía a unos pocos centímetros.

—Vi algo que me recordó a tu...a tu cachorro–contó el alfa, mirando al pequeño que escondía su cabecita en el cuello del de ojos azules. Estaba nervioso y cualquiera que lo conociese bien lo sabría.

Louis no sabe porqué, pero un cosquilleo se hizo presente al escuchar aquellas palabras provenientes del rizado. Capaz se deba a que ningún otro alfa se había interesado por su bebé, capaz se deba a que ninguna otra persona que no sea él se preocupaba por el pequeño. Capaz fue su omega bailando dentro suyo cuando escucho esas palabras salir de su boca. No sabe muy bien la razón, pero sus ganas de llorar aparecieron. En serio, nunca nadie antes se había interesado en ese pequeño torbellino que estaba recostado en su hombro, escondiendo su carita en su cuello, que el alfa se haya tomado el tiempo de obsequiarle algo significaba más que una semana en ese lujoso lugar. Aquel gesto era más que cualquier cosa que le ofrecieran, en realidad

—Yo, em, espero que no te moleste. Creo que fui algo impulsivo y estas en todo tu derecho de enojarte conmigo—dijo Harry sacando lentamente las manos de detrás de su espalda. Louis miro la acción con una mezcla de miedo, intriga y emoción. Su estómago la estaba pasando mal en ese momento. Un dinosaurio azul apareció en su campo de visión–Bueno, yo, eh–Jesús, eso era mucho más complicado de lo que Harry pensaba.–Había mucho tráfico y ví a lo lejos ese puesto de peluches al que quería ir tu cachorro y yo...Yo sólo camine hasta allí y le compre esto. Perdón por mi atrevimiento. Yo...No tienes que aceptar, lo que pasó fue que no pude evitar pensar en él.

En el estómago del castaño había un revoloteo que no sabía como explicar, la sensación de que otro ser humano haya pensado en su cachorro y le haya comprado algo era inexplicable. Sí, era un desconocido, pero ¿Qué importaba? Sea lo que sea, era la primer persona en regalarle algo a su hijo y ese sentimiento no lo iba a apagar nada.

Las lágrimas batallan en salir de sus ojos, pero las retiene lo mejor posible.

—Sé que estuve mal, pero ¿Podrías aceptarlo?–dijo el rizado moviendo levemente el peluche.

—Yo...no sé que decir. Gracias, en serio, gracias–dijo un tímido Louis viendo los ojos intensos de Harry.

Harry le tendió el peluche y Louis lo agarró con su mano libre, Jonathan se había quedado dormido. El omega miró por un segundo el dinosaurio en sus manos y una leve sonrisa se asomó.

—No quiero quitarte más tiempo y veo que ese pequeñín tiene que ir a la cama–dijo el alfa mirando a la pequeña criatura dormir en el hombro del omega con la boca entre abierta. Sonrió al ver tan tierna imagen, era extraño reaccionar así por un bebé que vio un par de veces, ni con sus hermanos reaccionaba de tal modo–Nos vemos...

En algún momento tenía que preguntar por su nombre. Louis tardó de reaccionar.

–L-louis.

—Hasta pronto, Louis. Yo soy Harry, Harry Styles–dicho esto dio media vuelta y antes de que el omega diga algo fue directo al ascensor.

Park | l.s (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora