Capítulo treinta y tres

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Cerró la puerta del auto y se quedo mirando el volante, no entendía nada. Su padre...su padre supo todo este tiempo que su hermana estaba viva y no dijo nada, su padre estuvo viendo a su madre sufrir por años, por la desaparición de Gemma y no le importo, y Harry no podía creer eso. Las lágrimas seguían saliendo de sus ojos y su pecho dolía, su hermana estaba en algún lugar, su hermana estaba viva y tenía que encontrarla, necesitaba encontrarla.

...

El pecho del castaño se oprimía, sentía una sensación muy extraña. Era una mezcla entre angustia, tristeza, decepción y algo de enojo, era confusa y muy molesta.

—Áááá–llamó el bebé.

—¿Que pasa, cielo?–dice Louis mientras dirige su mirada al suelo, el castaño estaba en la cocina picando un poco de pollo para darle a Jonathan de cenar.

—Da.

—Si, estoy picando comida para ti, mi vida.

—Iiiiii–festejó el menor.

Louis miró el microondas para ver la hora, Niall le había dicho que lo marcaba porque el castaño le preguntó que eran esos números que se marcaban cuando nadie lo usaba, y vió que era algo tarde. Las veintidós con treinta y ocho se hicieron, el de ojos azules había terminado de picar pollo y llamó al menor para lavarle un poco sus manos, una vez que hizo eso se sentaron en la mesa para comer.

—¿Estaba rico?

—I–respondió el menor con su voz aguda.

—¿Qué te parece si te doy un baño?

—OOOO—dijo levantando la voz.

—Tienes que bañarte, cielo.

—O ieto.

—Bueno, a Harry le gustaria que te des un baño antes de dormir.

El menor lo miró en forma de protesta, pero lo pensó un poco luego de meter al rizado en la conversación.

—¿Te vas a bañar?

—I–dijo resignandose.

Fueron a su habitación, Louis agarró un pijama y fueron al baño, le entibio el agua y lo metio en la bañera. Estuvieron así un rato, Jonathan jugaba a chapotear el agua y el castaño sonreía, hablaron de cosas sin sentido y luego de enjuagarle su cuerpo lo sacó de la bañera. Le seco cada parte de su cuerpito, le puso un pañal de tela, unas medias, su pijama y listo, había terminado.

Niall le había conseguido un biberón y un poco de leche, él no tenía nada que ofrecerle al pequeño, así que prefirió la opción de darle leche común. Midió con cuidado la leche y lo puso en el microondas, una vez que sonó el pitido del aparato lo retiró de allí, le puso la tapa con la tetina y fue hasta el cuarto para hacer dormir a su bebé. Una vez que cumplió su objetivo, le dio un beso en la frente y puso almohadas a su alrededor, espera a que no se despierte al sentir su ausencia. Luego va a ordenar todo.

Seca el baño y pone todo en su lugar, va a la cocina y lava lo poco que utilizaron. Mira nuevamente el artefacto y son las veintitrés con cuarenta y cinco minutos, se dice que ya es bastante tarde, pero aún así pasa un trapo sobre la mesa. Supuso escuchar un ruido, como si alguien estuviera golpeando la puerta, esperó un poco para ver si era verdad o era su imaginación y al no volverlo a escuchar siguió con lo suyo. Pero a los segundos vuelve a escuchar los golpes en la puerta.

Se dirige hacia la entrada confundido, era bastante tarde para que Niall o  Harry vinieran. Abrió la puerta y ahí estaba, los ojos verdes que tanto le gustaban, pero, a diferencia de siempre, no tenían su brillo característico, ahora solo estaban vidriosos y teñidos de rojo a su alrededor.

Park | l.s (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora