Harry por fin había terminado, fueron muchos papeles que leer y firmar. Sus ojos dolían por tanto usar la computadora y sus dedos estaban cansados por responder tantos emails, odiaba está época del año. Un golpe lo sacó de sus pensamientos.
—¡Pase!–dijo Harry mirando la puerta que tenía en frente. La figura de Natalie se dio a conocer.
—Le traje un café con dos de azúcar–dijo amablemente dejando la taza en la dura madera del escritorio. Harry la miró asombrado, no le había pedido nada.
—Muchas gracias, Natalie–hubo un breve silencio–Disculpa que pregunte, no quiero sonar malagradecido, pero ¿Por qué me trajiste un café?–Natalie le regaló una pequeña sonrisa.
—Pues, hace algunos días que se queda hasta tarde y lo noto cansado. Así que, ¿qué mejor que un café caliente para aliviar un poco, no?–Harry le sonrió y ella le devolvió el gesto.
—En serio, muchas gracias.
—No hay de que, Señor Styles–El alfa frunció el seño.
—Harry–corrigió
—Que tenga buena noche, señor Styles–fue lo último que dijo antes de perderse del otro lado de la puerta.
Harry negó divertido, agarró la taza y le dio un sorbo a su bebida caliente, puso sus dos manos alrededor del recipiente e hizo un sonido de satisfacción. El calor en sus manos frías se sentía increíble.
El frío del ambiente se notaba mucho más que otros días, el calor de la calefacción no era suficiente. Harry miró la hora, eran las nueve y diecisiete minutos, tenía que marcharse. Escuchó como el picaporte de la puerta era tirado con fuerza y vio a la figura intimidante de su padre aparecer.
—Hay tanto trabajo y tú sólo...¿Sólo tomas café? Tienes que trabajar, joder. ¡Esto no es un juego, Harry!–su padre tenía su mirada dura puesta en él.
–Yo...ya terminé. Sólo estaba descansando–dijo con su voz calma.
—¿Descansar? Yo a tu edad adelantaba hasta el trabajo de mañana–lo clásico, le decía lo que el hacía a su edad, todas las cosas que adelantaba, todas las cosas que realizaba para complacer a su padre.
Cosas que Harry nunca lo hacía, supuestamente Dess. El alfa sólo escuchaba atento, pero por dentro quería desaparecer, nunca podía complacerlo y duda poder tener alguna palabra de aliento algún día.
—Me quedaré en tu casa, no conseguí un hotel–Harry asintió, terminando su bebida y dejándola sobre el plato en donde lo había traido Natalie–Vámonos –ordenó su padre y se levantó de su asiento para abrigarse.
La noche pegó con fuerza, el viento era potente y el frío era demasiado notorio. Jonathan temblaba sobre él y Louis temblaba al igual que su cachorro. Las pocas personas que pasaban lo hacían de prisa, sin mirar al omega de ojos azules, el cual no podía hablar del frío que tenía. El abrigo negro ya no servía y cubrir a John con miles de prendas viejas y mantas parecían no dar resultado, su bebé seguía temblando. Trataban de darse calor entre los dos, pero era imposible.
Harry y su padre bajaron del tren, caminaron hasta la salida y cruzaron la calle para dirigirse al ya conocido parque. Sus pasos eran rápidos, no veían la hora de llegar al departamento del rizado.
Un pensamiento cruzó la mente del alfa o, mejor dicho, un omega. El omega castaño se coló en sus pensamientos sin sentido alguno, este frío era demasiado y no tenían un techo.
Una imagen apareció en el campo de visión de Harry, un omega temblando y un cachorro tratando de tener el mayor calor de su madre. La preocupación se instaló en el cuerpo de Harry y su alfa le decía que los ayude, pero ¿Cómo? No se los podía llevar así como si nada. Además, conociendo al omega, no aceptaría ni por más que le pagasen.
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Park | l.s (Editando)
RomanceLouis, un omega que fue rechazado por sus padres, su mejor amigo jugo con el y tuvieron un cachorro...un cachorro el cual no reconocio. Lo dejo en la calle y ahora una plaza se convirtió en su paradero. Harry, alguien que pasaba por ese parque por...