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— Entonces por eso decidí divorciarme de él. —

Tomo un sorbo de su café. Juan lo miro confundido

— ¿Te das cuenta que te divorciaste de él solo por haberte dicho algo que era cierto? —

— No soy un helicóptero. — lo miro enojado

— Si... — rodó los ojos. — no me refería a esa parte de la historia.

— Cornudo. — menciono Spreen

— ¿Que hay de ti, negro alto de dos metros? — el híbrido de pato se estaba quejando con Juan de que él y Luzu se darían un tiempo por los problemas juntos.

*tsk* Juan, decile algo. —

— ... Niños. — negó con la cabeza. — Sería mejor si hablas con el, Luzu podrá ser tóxico pero no es un negro alto de dos metros que mata por ti.

Spreen lo miro incrédulo

— De mi no andas hablando así. —

Juan rodó los ojos, miro a Quackity dándole el último sorbo a su café para después dejarlo en la mesa.

— ¿Te diste cuenta que es Jueves? — el híbrido se cruzó de brazos.

— ¡Lo se! — después de unos segundos su rostro se convirtió en confusión. — ¿Que tiene eso que ver?

— Que tengo que preparar todo para mañana. Mañana tengo que ir con Drako a ver a su científico pendejo que hace días que no sale de su cueva disque porque está ocupado. — Quackity miro a Spreen y le mostró el dedo del medio mientras Juan estaba distraído.

— Ahh si si. Te entiendo. — le tiró un cubito de azúcar a Spreen en la cara y este reaccionó con un gruñido.

El Omega híbrido de pato responde de la misma forma hasta que Juan se levantó del sillón empezaron los problemas. El hechicero llamo a Drako para organizarse para mañana, en estos días a estado ocupado y tenía que hacer todo un trámite para poder ir con su hermano a sacar a Zorman de ahí, suena como una tontería pero, no la es. (No para el)

Quackity regreso a casa, su pequeño hijo lo recibió con los brazos abiertos menos su “ex esposo” Luzu

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Quackity regreso a casa, su pequeño hijo lo recibió con los brazos abiertos menos su “ex esposo” Luzu.

— ¿No vas a venir a hablar conmigo? — preguntó el castaño de ojos rubíes, Quackity regresó al niño a su habitación, bueno, mas bien le dijo que se vaya a su habitación para hablar más a gusto con Luzu. — ¿Hace cuánto tiempo que lo hacemos todo igual?

El híbrido de pato se acercó a Luzu con firmeza.
El castaño más alto suspiro profundo mientras sostenía un vaso de vino entre sus dedos.

— ¿Sigues bebiendo? — preguntó el pelinegro más bajo.

— Odio hacer balance de si estamos mejor o no. — se inclinó hacía Quackity. — Podrías dar un poco más de ti.

— Yo finjo por ti. Quiero que me mires y que me digas la verdad, Borja. — dijo casi con lágrimas en los ojos oscuros que llevaba.

— Tarde para hablarte... Que te traicione. — Quackity lo empujó y le dió la espalda caminando de un lado a otro con desesperación. — Conozco lo mal que te hice sentir.

— ¡¡Eso no importa!! — lo miro. — ¡¡Solamente dejas de lado a tu hijo!!

— Lo lleve a la escuela por tiempo récord. No hice nada fuera del lugar de un padre. — Quackity rodó los ojos. — No hagas eso.

El pelinegro más bajo se acercó a Luzu.

— Tu no me dices que hacer, cabron. — dijo con lágrimas en sus ojos. — ¿Por qué quisiste volver con Auron?

— Fue un accidente. —

— ¡¡¡YO NO ESTOY BUSCANDO EL ACCIDENTE!!! — exclamó con rabia y celos. — Yo estoy buscando la razón...

— ¿La razón? — se acercó a él con una sonrisa. — Solo me olvide de quién en verdad eres, olvide a mi hijo y a mi esposo por dos segundos.

Dijo con seriedad.

— Y si quieres más explicaciones, puedes decírmelo, yo no pierdo tiempo más que contigo. — con la orilla de la copa de vino, levantó la mirada de Quackity. — Porque yo te adoro, patito, si tú te matas, yo también lo haré.

Quackity frunció el ceño.

— Eres un pendejo te odio. — se alejó de él retrocediendo dos pasos atrás.

— ¿Y que? ¿Que si me odias? — dejo la copa de vino en una mesa cercana sosteniendo a Quackity de las caderas, aferrando sus dedos a sus caderas. — ¿Yo no soy tu favorito? ¿Tu tampoco me hablabas de tus anteriores esposos? De esa tal cabra imbécil que te hizo tu vida imposible, de ese tipo que alguna vez quisiste quemar y solo empeoraste las cosas. . .

Quackity posó sus manos en los pectorales cubiertos por la fina tela de la camisa carmesí de Luzu.

— Cállate, tu no tienes permiso para hablarme de eso. — lo miro enojado.

— Hasta tu madre tenía el descaro de decirme que era guapo frente a ti. — sonrió con orgullo. — Soy el alcalde con fraude electoral que más amas.

Quackity lo empujó y le metió un cachetazo a Luzu en la mejilla.

— Déjate de mamadas. — Luzu sonrió, con la yema de sus dedos sobó la parte rojiza que Quackity le dejo, mirándolo con los ojos sonriendo con satisfacción.

— Dame una más, patito. — dijo con tranquilidad.

Demonios...

Quackity....

¿¡No pudiste darte cuenta que estabas casado con un sádico!?

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