Capitulo 3 Rutinas Cambios y Ángeles

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RUTINAS, CAMBIOS Y ÁNGELES

Con dificultad abrí los ojos ante el sonido escandaloso de mi despertador. Aun adormilada busque a tientas el aparato antes que mis vecinos se despertasen por mi alboroto, cuando por fin lo encontré en el buro junto a mi cama lo apague y volví a tirarme en la cama. No sentía ánimos de levantarme y estaba haciendo un frio espantoso, solo deseaba enrollarme en mis sabanas y dormir hasta que ya no tuviese ganas. Pero una vez más la realidad me cayó encima, recordando que ahora era una mujer trabajadora, tenia responsabilidades y no podía darme el lujo de quedarme en la cama y dormir hasta deshoras.

Me levante y busque las cosas necesarias para empezar mi día.

Me di un baño rápido sino moriría de hipotermia. Cuando salí del baño me seque y me puse mi uniforme, prepare el desayuno y algo para almorzar. Me arregle el cabello, luego busque mis cosas para meterlas a mi maletín. Me di cuenta que algo me faltaba, no sabía qué. Regrese a mi habitación, rebuscando en todas partes para intentar encontrar lo que no sabía que me faltaba. Cuando fije mi vista en mi mesita de noche me di cuenta que era. El historial médico, me golpee en la frente reprendiéndome por ser tan descuidada, tome el pesado folder para meterlo a mi maletín cuando note que la foto se encontraba debajo de él, sonreí al ver su imagen, no sabía porque solo su rostro me llenaba de ternura, tuve la tentación de dejar la fotografía en su lugar. ¿No se darían cuenta que faltaba, verdad? volví a golpearme la frente ante mis ilógicos pensamientos, ¿para qué me la quedaría yo? tome la fotografía y la metí entre los papeles. Guarde el folder con cuidado en mi maletín y Salí de la habitación. Tome la comida que había preparado para el almuerzo y la guarde en mi maletín. Mire el reloj por casualidad, dándome cuenta que ya era un poco tarde. Me fije si no había dejado algo mal puesto antes de salir, me cerciore de que no olvidaba las llaves antes de cerrar la puerta.

Mientras bajaba las escaleras, una chica iba subiendo las escaleras corriendo. Me dio un suave "Buenos días", pero no me dio tiempo de contestarle. Me fije que era la chica que vivía en el departamento junto al mío, me di cuenta que no sabía su nombre, así que en alguna ocasión debía irme a presentar, quien sabe que como vecinas en algún momento necesitemos de la otra. Hice la nota mental de ese detalle antes de salir del edificio.

Me tomo veinte minutos llegar al hospital, justo a mi hora de llegada.

Pase saludando a Midoriko, luego lleve mis cosas al casillero. Ya sabía lo que debía hacer, así que saque el desayuno que le había traído y de un solo pase por sus medicamentos. Empecé el recorrido a la habitación de Inuyasha, me di cuenta que con un solo día ya me sabía bien el camino. Cuando estuve frente a la puerta de la habitación de Inuyasha tome un fuerte respiro antes de abrirla, cuando entre Inuyasha estaba recostado en su cama,
estaba cambiado pero no se levantaba de la cama.

-Buenos días- salude, el se sentó en la cama para verme fijamente por un momento.

-Hola- me saludo dándome una pequeña sonrisa, o al menos yo quise creer que era una sonrisa. Fue algo tan tenue y tan rápido que no podía asegurarlo.

-Mira te traje el desayuno. Son panqueques, los hice yo. Espero que te guste.- dije poniendo el plato en la mesa, el me veía extrañado.

Se levanto de la cama y camino hacia la mesa. Veía el plato y luego a mí.

-¿no te gustan?- pregunte, tal vez había errado trayéndole eso.

-No es eso, es solo que… No entiendo porque te tomas molestias conmigo.

-¿molestias?- dije confundida

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