CAPITULO 25 ENCUENTROS

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ENCUENTROS

Los minutos no avanzaban para mi mientras Inuyasha me sostenía, no había más en el mundo que él y yo. Podía escuchar su respiración errática volverse lenta.

Sus brazos me rodeaban con posesividad, como si temiera que me arrancaran de su lado y sus labios no paraban de dar pequeños besos a mi cuello y mejilla. Yo tenía su cuello rodeado por mis brazos haciendo casi imposible que se separara de mi. Solo deseaba que el tiempo se congelara para que nadie más pasara.

Obviamente, esto no podía ser.

Miroku se acercó a nosotros y con cuidado intentó separarnos. Inuyasha solo intentaba presionarme más a él.

-Inuyasha mírame, no haremos nada. Solo levántate -le pidió cuando se dio cuenta del pánico reflejado en sus ojos.
Yo intente ponerme de pie, pero Inuyasha seguía deteniéndome.

-Debes levantarte -le pedí. Casi al instante me hizo caso y me arrastró junto a él a la cama, que era lo único que parecía intacto.
Escuche a Miroku pedirle a los enfermeros salir. Él salió detrás de ellos. Sabía que estaría cerca por si lo necesitaba. Pero estaba seguro que no haría falta su intervención.

Inuyasha me acurruco en su pecho y me sujetó a él. No estaba segura de lo que pasaba por su cabeza.

-Te he extrañado tanto. ¿Por qué me has dejado? ¿Es que no....? -no lo deje terminar, sabía hacia dónde se dirigía su pregunta.

-No pienses eso, no te podría abandonar. Jamás podría. -susurre contra su pecho. Quería decirle todo lo que había pasado, todo el tiempo que había pasado sin él. No, no tenia porque enterarse de lo que había pasado.

-Entonces, ¿Por qué no habías venido? ¿Por qué no estabas conmigo cuando tenía pesadillas? ¿Por qué no estabas aquí cuando necesitaba tu calor? -Sus preguntas no eran un reclamo, el solo necesitaba las respuestas. Respuestas que no sabía darle.

-Perdóname, yo... -me mordí el labio buscando una explicación -Solo créeme, te amo -dije mientras me enderezaba para verlo a los ojos.

-Te creo -murmuró mientras volvía a rodearme con sus brazos. -Prométeme que no te volverás a ir ¿por favor?-

-Nunca, jamás -prometí, tragándome las lágrimas, tanto de felicidad como de impotencia.

Pasamos el resto del tiempo en silencio. El acaricio mi cabello con sus labios y yo fui depositando suaves besos en su pecho hasta que se quedó dormido. Con cuidado me zafe de sus brazos para poder salir de la habitación. Necesitaba hablar con Miroku.
Camine rápidamente por los pasillos hasta su oficina.

Toque la puerta y entré sin esperar el permiso de hacerlo.

-Ya habías tardado en venir, estaba a punto de ir a ver qué pasaba -su voz estaba impregnada de preocupación -¿Cómo esta?-

-Parece estar como siempre. Solo me pregunto ¿Por qué no había estado con él? ¿Por qué lo había dejado? Miroku dime por favor que no volverá a pasar algo igual a las últimas dos semanas. Yo no podría soportar su indiferencia.

-No puedo darte seguridad de eso, Kag. Inuyasha en este momento se encuentra débil e inestable. El colapso nervioso que tuvo fue demasiado combinado ya con sus antecedentes psicológicos, no me dan una forma de prever sus acciones. En este momento es una bomba de tiempo, así como podría estar estable podría recaer y muy probablemente no volvería a ser el mismo.

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