LA BUENA VECINA
La tarde fue igual y diferente al mismo tiempo. El se mantenía a distancia como siempre, pero de vez en cuando me hablaba. Eran pequeñas cosas como: ¿Te gusta el dibujo?, mostrándome sus avances en el papel, o halagando la comida que le había preparado. Sabía muy bien que él se estaba esforzando en hablarme, quizás porque pensaba que aun estaba triste y a su manera el intentaba hacerme sentir mejor.
Cuando se hizo de noche seguí la rutina, me despedí de él y estaba a punto de salir cuando él me hablo.-¿Kag?-llamo desde su cama, el seguía sentado viendo hacia el suelo. Me di cuenta que era la primera vez que se refería a mi por mi nombre y me alegre, no había una razón coherente para hacerlo pero mi corazón brinco en mi pecho al escucharlo decir mi nombre.
-¿Qué sucede?-pregunte mientras me daba vuelta para verlo.
-¿Miroku te ayudara en tu problema?-
-Sí, el dijo que lo haría. Pero fue todo gracias a ti- le sonreí esperando que el entendiera mi gesto.
-Que bueno. Ojala algún día me contaras a mi tus problemas-susurro lo ultimo mientras se tumbaba en la cama dándome la espalda.- Buenas noches, Kag- bostezo y supe que el medicamento había hecho efecto.
Con cuidado cerré la puerta y le puse llave. Hice mi recorrido por los pasillos para entregarle las llaves a Midoriko.
Hasta hacia poco me entere que ella era la que quedaba encargada de Inuyasha por las noches y los fines de semanas que eran libres para mí. No siempre, claro está. Pero la mayoría del tiempo era ella y el Dr. Taisho quienes lo cuidaban. A veces me preguntaba por qué sus padres no lo visitaban, es mas porque nadie lo visitaba, el se sentiría mejor si su familia estuviese con él y no solo personas extrañas además de su tío. Deje ese pensamiento para después.
Cuando Salí me di cuenta que estaba lloviendo, así que corrí a la calle esperando tomar un taxi pronto.
-¡Taxi!-grite intentando hacerle parada a uno pero me ignoro olímpicamente.
Estuve bajo la lluvia hasta que un taxi me hizo el favor de parar.-Buenas noches, señorita- me saludo el taxista.
-Buenas noches- conteste y le di la dirección de mi edificio.
Durante el camino el intento hacer platica pero la verdad me estaba muriendo de frio, no tenía ganas de hablar en ese momento.
Cuando estaciono frente a mi edificio, pague lo que el taxímetro indico y Salí del coche.
Entre al edificio y subí corriendo las escaleras. Estaba muriendo del frio y solo deseaba entrar a mi departamento a cambiarme la ropa y tomar un chocolate caliente. Cuando estuve frente a mi puerta rebusque en mi bolso buscando las llaves y para mi mala suerte no las encontré.Que tan tonta era que había olvidado mis llaves en la mañana. Quería darme de trancazos contra la pared, pero no haría nada con eso a menos que pudiera hacerle un hueco a la pared para poder entrar. Suspire resignada a pasar la noche en el pasillo, ya que el encargado se iba por las noches. Me senté frente a mi puerta, encogiendo mis piernas y rodeándome con mis brazos para darme un poco de calor. No sé cuánto tiempo pase ahí, pero el frio se
estaba haciendo insoportable hasta el punto que empecé a tiritar. Ya no sabía cómo calentarme, quizás para mañana solo encontrara mi cuerpo congelado frente a mi puerta, pensé con humor negro. Para salir un poco de mi sufrimiento, pensé en mi papá, a lo mejor ya lo estuviesen atendiendo, pronto estaría mejor y podría hablar con él.
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PORCELANA
RomanceCuando ella entro en aquel psiquiátrico jamás creyó enamorarse de un interno, asi el la cuida como su muñeca de porcelana ¿Será mas fuerte el amor, la dulzura y la paciencia que los traumas y problemas?-adaptación-