ROSAS Y FRESSIAS
Ese día paso con normalidad, la rutina se había instaurado una vez más en mi trato con Inuyasha. Había llegado a pensar que algo había cambiado el día anterior pero al parecer me había equivocado.
Las semanas siguieron pasando y todas las cosas seguían de la misma manera. Y hasta cierto punto todo estaba bien para mí. La rutina es comodidad, he escuchado por ahí.
Pero para alegría mía la rutina ya no incluía la soledad, ya no estaba sola. Los fines de semanas, que eran los que yo mas sentía, Lin y yo hacíamos planes; desde que ella me enseñara a hacer un pastel hasta salir por ahí. Ella era muy divertida, muy alegre y con su hermosa actitud ella alegraba mi vida.
Otra cosa que me alegro mucho fue la llamada de mi madre para comunicarme que mi papá estaba mejor y que pronto lo dejarían salir del hospital. Muchas veces tuve la intención de regresar a Kyoto a verlo, pero sabía que no podría ausentarme, tenía una responsabilidad y no podría abandonarla.
La rutina continuaba hasta el día de hoy, aunque desde la mañana había estado intranquila, era un sentimiento de ansiedad, como si algo malo estuviese a punto de pasar.
Como siempre al mediodía Miroku llego a ver a Inuyasha, yo salí a almorzar. Y al cabo de una hora emprendí mi camino de regreso.
Mientras avanzaba por los pasillos el sentimiento de ansiedad volvió a mí, quería creer que era mi imaginación la que me estaba poniendo alterada. Me detuve un momento para serenarme. Una vez me sentí mejor continúe con mi camino.
Estaba girando en uno de los corredores, cuando sentí que algo me halaba. Sin darme cuenta estaba estampada contra la pared.
-Señorita, no vaya ahí- una voz alterada me decía, era un hombre alto de cabello negro y tez morena.
Instantáneamente supe que era uno de los pacientes internados en el hospital por su ropa. Intente mantenerme calmada pero él estaba visiblemente desequilibrado, sus ojos se movían demasiado como buscando algo alrededor.
-No vaya ahí. Los fríos la atacaran- hablaba con angustia en su voz. Mientras hablaba su agarre en mi muñeca se intensificaba, llegando al punto de lastimarme mucho.
-Está bien, está bien- intentaba calmarlo pero mi voz era temblorosa. Estaba entrando en pánico. Quería gritar por ayuda pero sabía que si lo hacia el podría ponerse aun más nervioso. Forcejeaba con él para poder soltarme pero él era demasiado fuerte para mí. Tomo mi otra mano entre las suyas para poder verme de frente. Sus ojos negros y profundos me escrutaban y yo solo podía temblar de miedo por lo que él podría hacerme, no soltaba mis manos pero me apretaba mas entre la pared y su cuerpo, tenía miedo, solo quería desaparecer de ahí.
Intentaba forcejear para soltarme pero rápidamente mis fuerzas se acabaron y lo único que atine a hacer fue cerrar mis ojos.
Sin saber cómo me había soltado y rápidamente me aleje de él, para ver cómo entre dos enfermeros intentaba sedarlo, mis piernas me temblaban por lo que caí al suelo. Cuando por fin pude reaccionar, uno de los enfermeros me ayudo a ponerme de pie.
-¿Se encuentra bien?- me pregunto y tarde un minuto en poder entender sus palabras.
-Cre...creo que si- dije con voz entrecortada.
-Ven, creo que lo mejor es llevarte fuera de aquí- dijo mientras me guiaba hacia las salas centrales del hospital. Sentía la mirada de todos puesta en mí, pero en ese momento no me importaba. Aun temblaba como una hoja en los brazos del enfermero. No me di cuenta a donde me llevaba, solo caminaba por inercia.
ESTÁS LEYENDO
PORCELANA
RomanceCuando ella entro en aquel psiquiátrico jamás creyó enamorarse de un interno, asi el la cuida como su muñeca de porcelana ¿Será mas fuerte el amor, la dulzura y la paciencia que los traumas y problemas?-adaptación-