Capitulo 24 Almas destrozadas, Corazones que curan

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ALMAS DESTROZADAS, CORAZONES QUE CURAN

Tome una amplia respiración, el pecho me dolió cuando lo hice y deje salir el aire lentamente.

-Será difícil ¿aun así estas seguro de querer verlo?- volvió a preguntarme Miroku.

-Claro que sí. El me necesita- un esbozo de sonrisa apareció en sus labios.

-Sabia que eras tú lo que él requería para poder mejorar. Siempre vi en tus ojos el reflejo del amor ¿sabes?- Sus ojos me veían de manera esperanzada -No estaba seguro si estaba bien o mal el dejarte acercarte tanto, pero ¿Cómo podía estar mal cuando me daba cuenta de que tu significas tanto para él y él para ti? No podía hacerlo, una vez me equivoque en una decisión con respecto a él, definitivamente no puedo volver hacerlo.

-No se culpe de lo que sucedió. Yo pienso que... quizás las circunstancias lo sobrepasaron estaba desesperado y...-

-Yo lo sé Kag- interrumpió y pude notar la mirada melancólica en él -He intentado excusarme durante mucho tiempo, pero no he podido perdonarme aún. Solo espero que tú puedas arreglar lo que yo ayude a destrozar, la frágil mente de ese niño. -suspiro -¿Lista? -preguntó mientras sostenía las llaves de la habitación. Muy dentro de mí tenía pánico y expectación pero no lo deje notar en mi expresión.

-Si- conteste de la manera más firme que pude.

En cuanto la abrió lo primero que note fue a Midoriko sentada al lado de la cama.

-Midoriko, puedes salir.- Le pidió el doctor Taisho. Ella lo hizo sin hacer comentario alguno.

Dirigí la vista a la cama, ahí estaba él. Ovillado de manera que no podía ver su rostro. Por primera vez desde que lo conocía lo veía con la típica ropa de los internos.

Empecé a caminar hacia él, sentí que el tiempo avanzaba a paso lento, sentía que nunca llegaría hasta él. En un segundo sentí la mano del doctor Taisho en mi hombro. Lo mire con una interrogación muda en mi rostro.

-Espera- musitó.

Él se acerco a la cama, y se sentó junto a Inuyasha.

-Inuyasha ¿Cómo estás?

El no respondió. Miroku me hizo ademán que me acercara y lo hice.

-Inuyasha - llame con voz temblorosa. Pude notar cómo se tenso ante mi voz, pero aun así no se movía.

Miroku se levantó y me dio el espacio que ocupaba.

-Inuyasha, mírame- le pedí de manera cariñosa mientras ponía mi mano es su hombro. Su reacción me asusto. Automáticamente se alejó más de mí hasta topar a la pared, pero seguía negándose a verme.

Sentí que mi corazón se quebraba ante su rechazo, busque los ojos de Miroku, los cuales solo mostraban pena.

Me levanté de la cama para acercarme a él.

-¿Cree que podría dejarnos solos?- pregunte en un susurro.

-No creo que sea lo mejor. -vaciló ante mi mirada -Está bien, pero si necesitas algo o te sientes mal, usa esto -dijo entregándome un localizador.

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