CAPITULO 38 AMOR

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AMOR POV INUYASHA 

Su expresión seguía congelada en una máscara de sorpresa y aturdimiento.

-Inuyasha yo...-empezó a decir pero el teléfono lo interrumpió. Sin despegar sus ojos de mí, camino hacia el teléfono.

-Buenas noches- su voz se oía distante, demasiado apagada - No, no, Miroku aquí está. Si, está bien. No, necesitamos hablar. Estará bien, no se preocupe por él. - colgó el teléfono y se volvió hacia mí.

-Era Miroku- dijo con expresión conciliadora - Está preocupado por ti. - Agregó al no ver respuesta de mi parte- No debiste salir de casa sin decírselo. Parecía muy angustiado....

-Ya se eso. El se la pasa preocupado por mí. Todo el mundo lo hace y piensan que esa es una buena razón para negarme la verdad.

-No es así Inuyasha.

-Dime tu la verdad, entonces. ¿Me temes? ¿Temes que te lastime? - pregunte con la vista pegada al suelo. No quería ver la expresión que tomase su rostro al contestarme.

Espere lo que me parecieron horas una respuesta pero ella jamás dijo nada. Con temor levante la cabeza y lo mire fijamente. No era lo que esperaba ver.

Silenciosas lágrimas caían por sus mejillas. Podía ver como apretaba la mandíbula para evitar emitir algún sonido y sus manos, caídas a sus costados, temblaban convulsivamente.

Esa imagen, Kag completamente destrozada. Mi corazón se encogió en mi pecho, no era mejor que la imagen que recordaba de ese día. Dolía igual, porque en ambas ella estaba lastimada y ambas eran mi culpa.

-Kag...- su nombre murió en mis labios. No sabía qué decirle. ¿Qué podía decirle? No había nada con lo que pudiera reconfortarla. Yo mismo necesitaba eso de ella.

Sin decir palabra me dirigí hacia la puerta, no había forma que hablásemos en ese estado. Ninguno.

-Espera... no... no te vayas - dijo de manera entrecortada. Las lágrimas no le permitían hablar claramente.

La mire sin decir nada. Esperaba que ella dijese algo pero solo me miraba fijamente mientras limpiaba las lágrimas que había derramado.

-Por favor, Inuyasha, por favor no me hagas lo mismo que esa vez.- suplicó Kag con voz llorosa.

El corazón se me cayó a los pies. Ella de verdad pensaba que yo le haría daño. Ella en verdad me tenía miedo.

Mis pies no aguantaron mi peso y caí al suelo. El dolor del impacto debió hacer que reaccionara pero en lo único que podía pensar era en ella.

Sentí su presencia a mi lado. Ella estaba preocupada, oía su voz llamándome. Su mano sostenía la mía mientras que yo buscaba desesperadamente soltarme de ella.

-Suéltame- logre articular. Tenía una nube de pensamientos en mi, todos incoherentes, todos inconexos, todos sin sentido. Lo único lógico, lo único real ahí era ella. Kag y que debía alejarme, por su bien.

Su mirada cambió de preocupación a pavor cuando entendió mis palabras.

-No. Inuyasha, mírame, soy yo. Soy Kag. - Su mano batallaba con la mía para sostenerla y con esfuerzo la pose sobre su mejilla. - Soy Kag. Soy tu muñeca, por favor, regresa a mí, Inuyasha. Por favor, por favor. - rogaba mientras otra vez empezaba a derramar ríos de lágrimas.

No entendía lo que me pedía. Yo sabía quién era ella. Lo único que quería era que estuviese bien.

Ella seguía repitiendo esas mismas frases y yo cada vez estaba más confuso.

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