CAPITULO 12 TE QUIERO

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TE QUIERO

No supe cuánto tiempo lo tuve abrazado, pero sentía la necesidad de mantenerlo junto a mí. Y él no hacía ademán de soltarse de mi agarre, hasta pude sentir sus brazos rodeando tímidamente mis hombros.

Un carraspeo hizo que por fin lo soltara, cuando lo hice pude ver a Midoriko aún sentada en la mesa.

-Lamento la tardanza- me disculpe con ella, pero ella mantenía una mirada divertida hacia mí.

-No hay problema querida- dijo mientras se ponía de pie, ella mantenía su sonrisa mientras se alejaba de la mesa y se perdía entre las personas.

Me senté junto a Inuyasha en la mesa, él mantenía tomada mi mano.

-¿Qué has hecho sin mí?- pregunté para empezar una plática.

-No mucho, no puedo hacer mucho sin ti- contestó viéndome directamente a los ojos. Me estremecí ante sus palabras.

El mantenía su mirada fija en mí. Soltó mi mano y pasó la suya por mis pómulos.

-¿Por qué has llorado?- preguntó mientras acariciaba mi mejilla.

-Yo...yo no...- no sabía qué decirle, no había pensado que notaria que había derramado lágrimas.

-¿Miroku te ha dicho algo?- cuestionó con voz preocupada.

-No Inuyasha, no pasa nada. No te preocupes- respondí intentando sonreír, aunque no podía. -¿Por qué mejor no volvemos al patio? ¿No te gustaría? - intente ponerle entusiasmo a mi voz, cosa que fue muy difícil. Aun me dolía el corazón al recordar cada una de las palabras de Miroku.

El solo asintió se levantó de la mesa y tomó mi mano.

En poco tiempo estábamos una vez más en el patio. El sentado debajo de su árbol y yo en la misma banca de siempre. La tarde paso con rapidez, cuando el sol empezaba a ocultarse lo llame para que entráramos.

En su habitación el acomodo sus cuadernos en los estantes y guardo sus lápices. Luego de eso se acomodó en su cama. Cosa que me extraño, era aún muy temprano para dormir.

-¿Estas cansado ya?- pregunte con curiosidad ante su acción.

-No- fue su sencilla respuesta.

Hubo un rato en silencio hasta que volvió a hablar.

-Kag, podrías....- su voz sonaba titubeante, nerviosa- ... podrías.... – no lograba terminar la frase

-¿Qué necesitas?- apremie para que hablase.

-¿Podrías abrazarme como la otra noche?- dijo con un hilo de voz.

Un sonido de sorpresa escapó de mi boca ante su petición.

No sabía qué contestarle. Ni siquiera sabía si era lo correcto.

Lo había hecho una vez sí, pero lo hice sin pensarlo. Ahora racionalizándolo, eso no era correcto.

-Entiendo- dijo de repente mientras se ovillaba en la cama. Su voz fue quebrada y lastimera.

Otra vez estaba triste. El solo me pedía una muestra de cariño, no era muy difícil de hacer.

Me moví hasta su cama y me recosté junto a él, envolviéndolo en mis brazos como lo había hecho con anterioridad. Mi mejilla rozaba su espalda mientras me acomodaba.

Pude sentir cómo se sorprendió ante mi contacto, pero de inmediato se adaptó a él.

Mis manos que rodeaban su pecho fueron tomadas por las suyas con delicadeza mientras el cuarto se sumía en un apacible silencio. El tiempo no parecía transcurrir en esa pequeña habitación, solo podía sentir la lenta respiración de Inuyasha y muy tenuemente el latido de su corazón. Sentía la tranquilidad del momento y sorprendentemente la situación parecía ser correcta, sentía que era lo que debía hacer, que era mi lugar estar así con él.

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