CAPITULO 29 PRESENTE, PASADO Y FUTURO

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PRESENTE, PASADO Y FUTURO

Poco a poco fui soltándome de sus brazos, el silencio nos envolvió mientras nuestras miradas seguían atrapadas en nosotros. En su mirada podía ver la resignación que sentía y en su diminuta sonrisa notaba que intentaba infundirme consuelo.

¿Irónico, no?

El queriendo reconfortarme a mí. Siendo yo quien debía infundirle aliento, quien fuese su soporte en los momentos de menos esperanza.

El tomo mi rostro entre sus manos de manera delicada.

-No te pongas triste- susurro mientras acariciaba mi mejilla izquierda. -Ame este día, solo por el hecho de estar contigo.- suspire de gusto ante sus palabras.

-A mí también me encanto estar contigo, Inuyasha. Desearía que este día jamás terminara, que no tuvieras que volver. Que pudieses quedarte conmigo -sollocé sin querer, no quería arruinar su felicidad pero tampoco podía ocultar lo que sentía en ese momento.

-Shh, no llores- calmo mientras volvía a enterrarme entre sus brazos.

Sin darme cuenta volvíamos al principio, no podíamos alejarnos, no queríamos irnos. Pero la realidad llamaba y no había forma de escapar.

-Perdóname, lo menos que quería era ponerme a llorar como una niña - susurre con pena desde su pecho.

-No te disculpes- dijo besando mi cabello con dulzura. Me dejó entre sus brazos unos minutos más, hasta que una vez más nos soltamos.

En silencio recorrí mi pequeño departamento guardando todas las cosas y recogiendo lo que me llevaría.

Tome mi bolso que estaba en la mesa del comedor y ahí note el pequeño paquete envuelto en papel azul. Era el regalo que Miroku le había entregado por la mañana.

No lo había abierto.

Camine hacia la sala con él.

-Inuyasha- llame mientras me sentaba junto a él en el sillón -No lo has abierto -comente depositándolo en su regazo.

-Se lo que es - contestó en un tono neutral.

-¿Lo sabes? -pregunte confundida.

-Miroku me lo dijo.

Me quedé en silencio, esperando que dijese más.

No lo hizo.

-¿Por qué te lo dijo? ¿Qué es? -pregunte curiosa.

-Pues...- dudo un poco.

-Esta bien si no quieres decirme -comente mientras empezaba a ponerme de pie.

El me halo de la muñeca y me hizo volver a sentarme.

-Es un cuaderno de dibujo- dijo sin apartar la mirada del paquete.

No pregunte nada, espere que el quisiese decirme algo.

-Era de mamá. Miroku pensó que diciéndome lo que era yo estaría preparado y mi reacción no sería tan catastrófica.

Entendía el punto de Miroku. Muy inteligente de su parte.

-¿Por qué no lo abres? -me atreví a preguntar.

-No sé. Simplemente no había tenido ocasión. -comento mientras empezaba a romper con suavidad el papel azul que envolvía al cuaderno.

Cuando estuvo libre del envoltorio encontramos un cuaderno algo avejentado.

Inuyasha lo contemplaba en silencio.

Abrió la tapa y observó con ternura el primer boceto. Era un hermoso bosque y entre los árboles se podían observar venados.

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