CAPITULO 20 LA VERDAD

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LA VERDAD

Me levante del suelo para poder abrir la puerta. Pero en cuanto lo hice un mareo me invadió, me sujeté de la pared como pude para no caerme. Tarde un momento en recomponerme, pero en cuanto lo hice pude volver a estar de pie con normalidad.

Abrí la puerta y Inuyasha se encontraba sentado en su cama, con la cara enterrada entre sus manos. Era una posición común para el luego de una pesadilla.

Sigilosamente me senté junto a él y pasé mi brazo alrededor de sus hombros. Quería que supiera que estaba ahí, que todo estaba bien, al menos por ese momento. Él al sentirme cerca se limitó a esconder su rostro en el hueco de mi cuello, hasta que por fin se calmó.

Hice que saliéramos de la habitación para que desayunara. Sabía que no era bueno obligarlo pero quería que se distrajera un poco. Me costó un poco que comiese, pero casi termino toda la comida. Bankotsu adelantó un poco su sesión. Casi todas las sesiones eran sobre sus pesadillas. Y él ya no quería seguir hablando de ello.

Cuando Bankotsu se cansó de intentar hablar con él, cambió de tema.

—¿Sabes? Miroku me llamó. Dice que te manda saludos a ti. Y Sango también. Dicen que pronto regresarán— Sehun intento ponerle una nota de alegría a sus palabras.

—¿No te alegra? —Pregunté con entusiasmo. Si había alguien que podía hacer algo por él era Miroku. No veía la hora en la que él regresase.

Inuyasha contestó con un movimiento de cabeza dándonos a entender que la noticia no le emocionaba mucho.

Bankotsu se fue y yo obligue a Inuyasha a que saliera al jardín. Tenía que hacer que el volviese a salir.

Nos sentamos en el banco en el que solía sentarme antes. Inuyasha estuvo intranquilo.

—¿Quieres caminar? —Pregunté para tranquilizarlo.

Él me contestó afirmativamente. Nos adentramos un poco entre los árboles más altos. Era casi como un pequeño bosque.

Mientras caminaba el mismo mareo me tomó por sorpresa. Tuve que agarrarme de un árbol para no caerme, solo fue por un momento y rápidamente pude seguir.

Inuyasha me hizo señas para que nos acomodarnos bajo un árbol. Lo dude un poco, pero le hice caso. Tal vez aquí en la tranquilidad, con la luz natural y aire él pudiese descansar un poco mejor.

Sentados bajo el árbol, Inuyasha hizo que apoyara mi cabeza sobre su hombro.

—Intenta dormir— susurro. Yo lo mire consternada, ¿Por qué me pedía dormir? Él que lo necesitaba era él.

—No es necesario— vocifere forzando su mano para que me dejase enderezarme. —Quién debe descansar eres tú— comenté, el suspiro ante mi negativa.

—¿Por qué te esfuerzas tanto? — Pregunto después de un momento de silencio.

—No te entiendo—

—Conmigo.... ¿Por qué te esfuerzas? Sabes perfectamente como yo que no tengo remedio, moriré internado en este hospital—

—No digas eso— regañe con verdadera molestia, él no sabia, no entendía.

—¿Por qué no? Es la verdad. Cada día todo es peor, las pesadillas, los recuerdos, todo. Aún no entiendo porque sigues aquí. ¿Te doy tanta lástima? — Sus palabras hicieron que las lágrimas afloraran de nuevo. No solo se estaba dando por vencido sino que también estaba subestimando mi amor hacia él. Pero claro, como lo sabría si jamás se lo había dicho.

—No vuelvas a decir eso— musité. —Tú no sabes lo que yo siento—

―Antes pensaba que...—se silencio—Eso es lo único que te puede atar a estar así, conmigo— reflexionó bajando el rostro.

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