capítulo 13.- romántico

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feyre.

-¡No!- exclamó el platinado enderezándose y separándose así de mi regazo.

-Te lo juro.- afirmé.

-¿Y qué dijo ella?- preguntó sorprendido.- No me lo digas todavía.- me interrumpió.- Quiero ver cual es la versión de Blaise, si me lo cuentas tu primero, no podré juzgar si es verdad o no.- reí ante su declaración. 

Draco y yo estábamos descansando debajo de un árbol de las zonas verdes de Hogwarts, hablando de como Blaise le había pedido salir a Pansy, le había mandado veinte pajaritos a la habitación silbando y uno de ellos traía una notita donde ponía "¿Quieres salir conmigo?" a Pansy le había gustado, se le notaba desde lejos, pero como estábamos con Eurin y Hermione en la habitación, se hizo la dura echándose a reír. Aunque al final, aceptó la cita con Blaise.

-A mi me ha parecido muy tierno.- suspiré.

-Oh, vamos Cyra, a ti no te gustan esas cosas.- volvió a apoyar su cabeza en mis piernas, mientras yo jugueteaba con su pelo.- Tú eres más que unas cuantas palabras bonitas o un detallito.

- ¿Qué sabrás tú?- reí, y era verdad, no tenía ni idea de eso, no sabía lo mucho que deseaba que él tuviera algún detalle conmigo, aunque fuera la más mínima tontería.

-Esas pasteladas no te pegan.- dijo mientras cerraba los ojos. Auch.- No te imagino emocionada por unos pajaritos llevándote mensajes, eres más... práctica, supongo.

-No soy fan de los pajaritos.- le di la razón.- Pero un detalle romántico y significativo... podría considerarlo.

-Venga, Cyra.- se enderezó otra vez para poner su cara en frente de la mía.- Cuéntame, ¿Qué gesto te haría suspirar?

-No lo sé.- respondí con sinceridad, a lo que él rodó los ojos.- Algo que signifique que esa persona me conoce, algo auténtico.

-Sabes que yo no soy el tipo de chico que hace gestos románticos.- espetó, un poco más serio, supongo que mi tono de voz ilusionado me había delatado.

-Oh, claro.

-No quiero que te vayas pensando que haré algo maravilloso. No es que no me importes, es solo que- 

-No te preocupes, enserio.- le interrumpí.- No hay necesidad de dar explicaciones.- me incorporé sacudiendo mi falda y me puse la túnica encima.- Debo irme, quedé en la biblioteca con Eurin para ayudarle con DCAO antes de cenar.

-No quiero que te sientas mal por esto, Feyre.- dijo mientras me agarraba la mano.

-No hay problema.- le sonreí sin ganas mientras me separaba de él y comenzaba andar, no sabía realmente si lo mejor había sido dejar la conversación ahí había sido todo muy rápido y brusco, en un momento estábamos genial y de repente, horrible. Empecé a luchar con todas mis fuerzas para que de mis ojos no brotara ninguna lágrima, aunque era muy complicado, pues siempre que intentaba no llorar, me costaba mucho más no hacerlo. Que os digo, soy una persona muy sensible.

Divisé a Eurin en una mesa, sentada con Luna, me acerqué sonriente a las dos, pero cuando estaba por acercarme a ellas, una mano se colocó delicadamente en mi hombro, sorprendiéndome. 

-Hola, señorita Dawn.- sonrió la directora Mcgonagall.- ¿Podemos hablar un momento, en mi despacho?- me preguntó con una suave voz, miré a Eurin, quien me sonrió e hizo un gesto de despreocupación con la mano.

-Por supuesto, directora.- sonreí educadamente y nos pusimos camino hacia su despacho. Durante la trayectoria, no entablamos ningún tipo de conversación, si bien nos agradábamos la una a la otra, mi relación con la directora nunca había sido muy estrecha, a diferencia por ejemplo de mis amigos de Gryffindor que, bueno, lucharon en una batalla con ella. 

𝙘𝙤𝙢𝙛𝙤𝙧𝙩 | 𝓓.𝓜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora