draco.
Me costó horrores convencer a Feyre y los demás de que salieran a Hogsmeade sin mi, pero la verdad era que no me apetecía ni lo más mínimo, no me sentía bien disfrutando y pasándomelo bien cuando el psicópata de mi padre andaba suelto por ahí.
-Bueno, ¿estás seguro?- preguntó Feyre, podía notar la preocupación en sus ojos.- Draco, si quieres que me quede...- le interrumpí.
-No, amor. Ve y pásalo bien.- una carcajada interrumpió nuestra conversación. Al girarme me encontré con unos divertidos Blaise y Rune, mirándonos fijamente.
-"Amor"- se burló Rune.- No me gusta que sea mi hermana la que saque ese lado cariñoso tuyo, Malfoy.
-¡Déjales!- habló Blaise.- Son dos jóvenes enamorados.- pestañeó varias veces. Agarré la cintura de Cyra con fuerza mientras no les quitaba la mirada de encima.
-¿Queréis que os lance una maldición imperdonable? No es problema para mí.
-Ya ha vuelto el Malfoy amargado de siempre.- rodó los ojos Blaise.- Vamos, Fey, Theo y Pansy nos están esperando y hay unos Ravenclaws que nos quieren quitar el sitio.- dijo y comenzó a andar.
-¿Estarás bien?- me miró, yo asentí.- Si necesitas de mí, lo que sea, llámame.- fruncí el ceño.
-¿Cómo que te llame?- pregunté, confundido.
-Legeremancia.- susurró, no pude evitar esbozar una pícara sonrisa.
-Tú eras una niña muy buena antes de conocerme, ¿Qué ha pasado?- apreté su cintura, notando su estremecimiento bajo mi toque.
-He aprendido del mejor.- depositó un corto beso en mis labios.- No lo olvides, avísame.- susurró.- Me voy, te quiero.- depositó otro beso en mis labios.
-Disfruta.- dije soltando su agarre y mirando como se marchaba camino hacia los carruajes. Suspiré volviendo hacia la sala común de Slytherin.
Me encontraba totalmente sólo, mis pasos resonaban contra el frío mármol mientras caminaba de un lado a otro. Por un momento noté como me faltaba el aire y la corbata presionaba contra mi garganta. Gritos, dolor, muerte... todo eso se mezclaba en mi cabeza como un torbellino haciéndome sentir que no tenía salida. Yo no quería esto, yo quería una vida diferente, nada que ver con lo que mi familia me había obligado a hacer.
El sonido que la puerta de la sala común me sacó de todos esos pensamientos intrusivos haciendo que me diera la vuelta rápidamente, pues todos estaban en Hogsmeade.
Mi corazón se paró fuertemente.
MI padre, Lucius Malfoy, estaba entrando fríamente por la puerta. No recordaba haber visto esa dureza en sus ojos nunca. Parecía que no había pisado Azkaban, pues llegaba su habitual traje y capa negros.
-Draco.- habló, con autoridad y reproche.- Sabía que no te irías a esa ridícula excursión.- sonrió cínicamente.- No cuando nuestro hogar y nuestro legado está en ruinas y tenemos el duro trabajo de restaurarlo.
-No quiero eso, Lucius.- sin querer, mi voz comenzó a quebrarse.- No quiero volver a ser un mortífago.- Noté como sus ojos se iban llenando de furia.
-No te estoy dando a elegir, Draco. Ni siquiera recuerdo haberte preguntado cuáles son tus deseos. El linaje de los Malfoy debe perdurar. Los ideales de la pureza de sangre son lo único que debe salvarnos ahora mismo. Si no te unes a nosotros, seremos destruidos.- habló fuertemente. Sentí miedo, mucho miedo, aunque ya no era el mismo miedo que le tenía a la autoridad de mi padre, sino miedo de perderme a mi mismo, de ser una marioneta, de perder a Cyra...
-No, Lucius.- me armé de valor al recordar a mi preciosa mujer.- He visto lo que la lealtad a esos ideales nos ha hecho ¡míranos! ¡mírate! estamos en la más auténtica ruina. He visto morir amigos, compañeros... casi muero yo también. No quiero seguir por ese camino.- mi voz era firme, a pesar del temblor de mis manos.
-¿Qué me dices de Feyre?- habló dando un paso hacia delante.- Una sangre pura, como debe ser. Pero, ¿Qué pensará cuando se dé cuenta de que su querido novio es un cobarde que huye del deber?- noté como se me volvía a parar el corazón y me faltaba el aire.
-Me quiere por lo que soy, no por lo que tú quieres que sea.- respondí con determinación.- Ella entiende lo que significa luchar por alfo más que el poder y la pureza de la sangre.- Me miró con desprecio.
-¿Amor?- escupió esa palabra como si de veneno se tratara.- El amor es para los débiles, Draco. Los Malfoy no se dejan guiar por esos sentimientos insignificantes.- comentó.- La pequeña de los Dawn podría sernos muy útil a la hora de restaurar nuestro nombre, solo si eliges el camino que te corresponde.- hizo una pausa.- Si no, la perderás, además asegurarás que ella pierda absolutamente todo lo que ha conocido-
Sentí la rabia crecer dentro de mí, no podía permitir que me siguiera controlando la vida, ni mucho menos que usara a Feyre para doblegarme. Noté como mi vista comenzaba a nublarse, hasta que sentí un pinchazo en la cabeza.
"No dejes que te manipule, estoy aquí" era ella, sabía que la necesitaba, y estaba socorriéndome como había prometido "No eres cobarde, eres un valiente. Te quiero, tal como eres, siempre" fueron sus palabras las que me hicieron cesar el temblor y levantar la mirada hacia los oscuros ojos de mi padre.
-No voy a permitir que la utilices para tus fines de mierda, Lucius.- pude notar la sorpresa en su semblante al ver como levantaba mi varita contra él.- Feyre no es una moneda de cambio, yo tampoco lo soy. Como intentes, aunque sea mínimamente, manipularla, te enfrentarás directamente conmigo. Ya no tengo miedo de un patético hombre como tú.
-Muy bien.- sus labios se curvaron en una amarga sonrisa.- Prepárate para las consecuencias de desafiarme, te aseguro que no sólo perderás a Feyre, sino que destruirás todo lo que- algo debió interrumpirle, porque se desplomó de rodillas en el suelo.
Su semblante se desfiguró, como si estuviera sintiendo el peor de los Crucios sobre él, pero yo no le había hecho nada, entonces ¿Qué le pasaba?
-¡Dile que salga!- vociferó, tapándose los oídos.- ¡Dile que se vaya de mi cabeza!- exclamó.
-¿De quién hablas?- pregunté, aunque sabía perfectamente quién dominaba tan bien la legeremancia como para estar torturando mentalmente a Lucius.
-¡Está bien! Me iré.- exclamó.- Basta.- susurró, con un atisbo de dolor en sus palabras. Gracias al cambio drástico en su semblante, pude ver que Feyre ya no estaba en su mente.
-Feyre y yo construiremos una vida lejos de tus ideales, una vida basada en el puto amor y la libertad. Y si eso significa enfrentarte, como puedes ver, estamos preparados.- me palpitaba el corazón con fuerza, pero mi resolución era intacta.
Lucius me miró con frialdad, con una expresión imperturbable. DSe puso en pie, lleno de furia contenida y, sin decir ni una palabra más, conjuró un hechizo y me encontré sólo en la sala común, con la varita en alto y la determinación de un hombre que había decidido luchar por lo que de verdad le importaba. No me sentía realmente sólo, en mi mente veía a mi pequeña Cyra, rodeada de fuerza y amor.
El camino sería difícil, pero ya no estaba atrapado en el apellido Malfoy, no estaba sólo, esa mujer tan maravillosa estaba conmigo, escribiendo mi nuevo destino.
-C <3 | 1181.
Gracias por seguir leyendo, como podéis observar, ya vuelvo a estar por aquí, esta vez definitivamente. Quería comentaros que tengo una nueva historia en mi perfil: "Glowy" de Draco, por si queréis pasaros y darle amor, estaría muy agradecida.
ESTÁS LEYENDO
𝙘𝙤𝙢𝙛𝙤𝙧𝙩 | 𝓓.𝓜
FanfictionLa guerra ha acabado, Voldemort ha sido derrotado. La generación del Elegido debe de volver a Hogwarts este año y acabar lo que la guerra les impidió, graduarse y vivir su vida, es un plan sencillo. Para todos, menos para Draco Malfoy.